Por lo que les dijo un orgulloso Yoongi que se encontraba sacando café de la máquina expendedora cuando llegaron, el bebé pesaba tres kilos con doscientos gramos y medía cincuenta centímetros. Estaba sano, recién bañado, y el parto había sido largo y tedioso, pero todo un éxito.
Por la cantidad de azúcar que estaba echándole al café y sus ojeras, Jungkook supuso que Jimin y él habían estado allí desde que el hermano de este había comenzado con las contracciones.
Lo cual le hizo pensar que habían estado juntos antes de eso.
No pudo preguntar al respecto, porque Yoongi les guió hasta la habitación doscientos diez y abrió la puerta, permitiéndoles el ingreso a una estancia completamente blanca e iluminada.
—Y así es como consigues escaparte por la ventana de tu habitación. —decía una voz. —Pero no intentes sujetarte del árbol o las ramas se romperán. No es divertido. Lo sé por experiencia. Te haces heridas, duelen y...
—Jimin. —reprochó Yoongi, cruzándose de brazos, y le lanzó una mirada al chico que yacía tumbado en la única camilla de la pequeña sala. A pesar de sonreír, parecía exhausto. —Deberías prohibirle que le enseñe esas cosas a tu hijo.
Jimin abandonó su puesto junto a pequeña cuna en cuanto los vio y prácticamente se abalanzó sobre el café que Yoongi le tendía. El hombre desconocido, quien Jungkook supuso que era el padre que recién había dado a luz al niño, le quitó importancia con un gesto de la mano y amplió su sonrisa, pequeños hoyuelos marcándose en sus mejillas.
—De todas formas voy a poner barrotes en esa ventana. —dijo.
Taehyung se rió en voz alta, diciendo algo como "eso si no los rompes antes" que hizo al aludido reír, dándose cuenta de su presencia.
—Acabo de salir de un parto de cinco horas, Taehyung, no te atrevas a meterte conmigo.
—Tengo que aprovechar que no puedes golpearme. —Se acercó a él y le dio un abrazo amistoso, palmeándole el hombro. —¿Cómo estás, Nam?
—Como es normal, supongo. Como si un camión me hubiera atropellado. —El tal "Nam" le devolvió las palmadas con algo de debilidad, evidenciando su cansancio, y luego su mirada se dirigió hacia Jungkook con un deje de sorpresa. —Oh, tú debes de ser el chico embarazado del que tanto me habla mi hermano.
Jimin asintió efusivamente desde la derecha de Yoongi, sin dejar de sorber su café escandalosamente ante la mirada resignada y enternecida del psicólogo.
—Soy Namjoon. —se presentó el hombre, sus hoyuelos de nuevo a la vista. —Aunque supongo que me conocerás como el hermano de Jimin.
—Sí. —Jungkook se acercó a él y le dio la mano. —Jeon Jungkook, soy amigo de tu hermano. Felicidades.
El hombre asintió.
—Gracias. Lo sé. Me gustaría poder darte consejos de paternidad como hacen todos los que han tenido hijos, pero... —Se encogió de hombros, señalando la bolsa intravenosa colgada a un lado de la camilla y a su propio cuerpo vestido con una bata de hospital. —Acabo de parir y la verdad es que no sé muy bien qué hacer. Jin sí que ha investigado, si tienes alguna pregunta deberías decírselo a él.
Jungkook le agradeció con una sonrisa, aunque realmente no pretendía preguntarle nada a ese Jin. Por ahora, no tenía dudas, y estaba seguro que cualquier cosa que ese hombre hubiera podido investigar él ya la habría leído y releído.
Sí, había tenido mucho tiempo libre.
Jimin, Yoongi y Namjoon se enfrascaron en una conversación sobre los cuidados de los recién nacidos, y él aprovechó para acercarse a la cuna despacio. El bebé consistía en un bulto enredado en ropitas blancas del que sobresalía una cabeza pequeñita y con un poco de pelusa. Tenía los ojos cerrados, las manos hechas puñitos a ambos lados de su cabeza y Jungkook deseó comprobar si tenía la piel tan suave como parecía.
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Batterer 『TaeKook』
Fiksi PenggemarJeon Jungkook era feliz. Tenía una familia unida, una buena situación económica, buenos amigos y un futuro prometedor. Entonces se escapó de casa.