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Odiaba los juicios.

Bueno, realmente era la primera vez que acudía a uno, pero no llevaba ni diez minutos allí y ya podía decir que era terrible. Estaba solo, rodeado de gente que no había visto en su vida y que entraba sin parar en el lugar, llenando la sala poco a poco hasta crear un ambiente insoportable. Estaba nervioso, las manos le sudaban y no podía dejar de mirar a su alrededor, intentando encontrar cualquier rostro conocido.

Debía de verse muy perdido, porque un hombre se acercó para preguntarle su nombre y, tras decírselo, le arrastró hasta uno de los bancos frontales, justo delante del juez. Luego se marchó y Jungkook volvió a quedarse solo, más confundido que antes.

Dios, estaba tan nervioso que sentía que el corazón se le saldría por la boca en cualquier momento.

Al cabo de unos minutos, Kuyng aterrizó a su lado.

—Me alegro de que ya estés aquí. —dijo, poniendo su maletín sobre la mesa. —Tengo todos los papeles, el testigo de los policías cuando llegaron a la escena y... bueno, todo lo que tú me has contado, aunque tendrás que declarar igualmente. Oh, también he traído a una amiga que está especializada en psiquiatría criminal, nos ayudará. —Señaló a una muchacha joven que en ese momento hablaba amigablemente con alguna persona del público. Al verles, saludó con la mano y luego se dio la vuelta, acercándose a un grupo de personas para pedirles que se fueran a sus asientos. —Esto empezará en cualquier momento, ¿has visto ya a Yugyeom?

Jungkook negó con la cabeza, tragando saliva porque sentía la boca seca. Ya ni siquiera sabía si era él el que estaba moviendo las piernas o si eran estas las que le temblaban.

Puede que la situación le superara.

La aglomeración de gente allí no era normal, en serio, el lugar estaba tan lleno que era agobiante. ¿De verdad tenía que haber tantas personas en un juicio menor? ¿Qué les importaba a ellos? Podía jurar que escuchaba incluso risas a su alrededor, como si hubiera gente divirtiéndose, como si estar allí fuera divertido, como si no supieran a lo que venían o como si les diera igual.

Levantó la cabeza con la intención de cerrar los ojos y obligarse a sí mismo a tranquilizarse, pero entonces la sangre se le congeló en las venas y dejó de respirar.

—¿Estás bien? —Kuyng le apretó el hombro.

Pero él no podía contestar, estaba demasiado ocupado tratando de controlarse.

Porque allí, justo delante, con algunas personas a su alrededor, se encontraba Yugyeom.

Estaba de pie con las manos esposadas a la espalda y un vigilante uniformado vigilando todos y cada uno de sus movimientos. Hablaba con un par de personas de aspecto pulcro que, tras unos segundos, fueron a sentarse entre el público. Jungkook supuso que sólo estaban allí para que el juez supiera con quién se metía.

Yugyeom se dio la vuelta en cuanto se quedó solo y, como si sintiera el peso de su mirada en la nuca, se giró hacia él. Jungkook intentó mantenerse firme, no perder los nervios por una tontería de la que pudiera arrepentirse más tarde, pero juraría que pudo sentir cómo absolutamente cada molécula de su cuerpo temblaba de furia cuando el hombre le guiñó un ojo, burlándose.

—¿Es él? —preguntó Kuyng a su lado. Asintió sin apenas moverse, observando la forma en la que su exnovio se sentó en su banco, a unos metros de ellos, y le sonrió sobre el hombro de su abogado. Jungkook frunció el ceño. Si creía que iba a ser el primero en apartar la mirada estaba equivocado. No esa vez. No después de todo lo que le había hecho.

No después de todo lo que les había hecho.

No iba a mostrar un solo signo de inferioridad, por mínimo que fuera.

Batterer 『TaeKook』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora