Kenma corría como si no hubiera un mañana, aún no empezaban las clases por lo cual Kenma aún tenía tiempo de confesar sus verdaderos sentimientos.
Cuando estaba a punto de llegar intentó regular su respiración y calmarse, una vez que lo había hecho tomo aire y se fue acercando poco a poco a la puerta.
Asomo su cabeza para ver si había alguien ahí adentro y efectivamente ahí estaba el pelinegro sentado en su lugar con su vista puesta en la ventana.Kenma estaba fascinado con esa imagen, dejó salir un suspiro de su boca y se fue acercando lentamente al salón, cuando estaba por llegar al asiento de Kuroo la campana tocó dando a entender que las clases habían empezado.
Jodida mierda
Pensó Kenma.Se dio la vuelta y salió del salón lo más rápido que pudo para dirigirse al suyo, cuando llegó fue a su lugar y se sentó dejando salir otro suspiro.
-Kenma Kozume eres la persona más lenta de este mundo- Se dijo para si mismo.
....
2 horas después empezó su receso y Kenma empezó a buscar a Kuroo con la mirada, una vez que lo encontró se empezó a acercar a él lentamente, cuando estaba atrás de él Kenma tocó su hombro haciendo que el pelinegro se diera la vuelta y lo mirara a los ojos.
-Kenma, aquí estás!- Dijo Kuroo emocionado.
-Hola...puedes hablar?- Pregunto Kenma nervioso.
-Ahora mismo estoy libre- Respondió sonriéndome, tremenda sonrisa que tiene Kuroo.
-Bien, necesito hablar contigo, vamos a sentarnos- Agarre del brazo a Kuroo y lo guíe a una mesa.
-Bueno, de que quieres hablar?- Pregunto Kuroo empezando a comer.
-Hmm...quiero hablar sobre lo que pasó ayer- Respondí nervioso mientras jugaba con mis dedos.
-Ah eso...no me pidas perdón ya te dije que está bien, y si te incomoda estar cerca mío no te preocupes estoy seguro que voy a dejar esos sentimientos de lado- Dijo Kuroo mientras seguía comiendo.Eso no era lo que yo quería escuchar...
Ahora el que terminó herido fui yo.
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Pequeña Mentira
FanfictionKuroo hizo una apuesta con su amigo asegurando que lograría conseguir novio antes de que pase una semana, pero llega un momento en el que ninguno puede seguir mintiendo.