La casa del guardián

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Cuidar de su jardín siempre lo ayudaba a pensar. Desde que era muy joven, el trabajo con las plantas le permitía concentrarse en las dificultades que tenía que superar. Mientras hundía las manos en la tierra, iba reflexionando sobre los conflictos de turno; y a medida que preparaba las macetas, ideaba diferente soluciones que podrían hipotéticamente funcionar.
Es que como guardián de los miraculous, los problemas no dejaban de aparecer...

Esa mañana sus pensamientos volvían una y otra vez sobre la pareja de héroes, y sobre la inesperada identidad de Hawk Moth. Era increíble que su adversario fuera el padre de Chat Noir.
—No existen las casualidades —susurró para sí mismo.
—Maestro... —Lo llamó de pronto una pequeña criatura de color violáceo.
—Hola Noroo. ¿Cómo te sientes esta mañana? —respondió el anciano con amabilidad.
—Bien Maestro
—Me alegra escucharlo pequeño... pero... Noto que algo te molesta. ¿Quieres decirme que te sucede?- preguntó mientras agregaba tierra a una maceta con la intención de trasplantar unas tunas.
—Yo no quiero molestarlo...
—No es ninguna a molestia y te aseguro que puedes confiar en mi. Sé que no nos conocemos demasiado, pero he consagrado mi vida a la protección de los miraculous y de sus kwamis.
La pequeña mariposa dudo. Estaba confundido. Hacia mucho tiempo que no convivía con otros como él y se le hacía difícil sentirse a gusto. Cierto era que añoraba la paz , y que desaprobaba completamente el egoísmo con el que se manejaba su portador. Pero, por otro lado, no podía dejar de entenderlo y estaba preocupado por él. Por eso cuando empezó a sentir su presencia nuevamente, en un principio se alegró y hasta pensó que con la ayuda de Ladybug y Chat Noir, todo podría ser diferente. Pero ahora no estaba tan seguro...
—Bueno yo... eh vuelto a sentir la presencia de mi portador —confesó con timidez.

La planta que manipulaba Fu quedó momentáneamente estática. El anciano se sacudió la tierra con lentitud y luego dejó sus instrumentos de jardinería a un lado. Entonces miró fijamente al pequeño Kwami, que flotaba delante de sus ojos.
—¿Estás seguro?
—Si maestro. Pero su aura es más oscura... y está buscándome.

........

Ringgg.... riiiiiiiinnnnnnnnggggggg

Después de 4 exigentes materias la hora del descanso había llegado, y los jóvenes de la secundaria Dupont salían atropellados de los salones, en busca de un poco de sol. Ese era el caso de la mayoría de los estudiantes del instituto, menos de un rubio de sexto año y de su compañera de rasgos orientales, quienes en ese preciso momento se abrazaban y besaban con necesidad, en un solitario salón del segundo piso.

—Estaba deseando abrazarte otra vez —susurró él sobre los labios de la joven.
Ella sonrió con suavidad y acarició su rubia cabellera con la yema de sus dedos.
—Todavía me cuesta creer que todo este tiempo... fuiste tu —le respondió.
—Si... a mi todavía se me hace algo increíble a decir verdad.
—Te entiendo gatito. Yo tampoco creería que la increíble Ladybug soy yo, je.
Ante estas palabras Adrien la miró confuso. Ahora que sabía que Marinette era Ladybug, se daba cuenta de lo idénticas que eran. Todas las cualidades de su compañera de curso: su creatividad, su responsabilidad, su bondad, su dulzura y también su carácter, se exaltaban en su forma heróica. Ver a Ladybug era como mirar a Marinette a través de una Lupa, claramente la máscara y los poderes del miraculous, la hacían sentirse más segura de ella misma...
—¿Te confieso algo? —dijo el muchacho de pronto, apegando la delicada figura de su compañera a su cuerpo —¿Recuerdas cuando salimos hace un par de días?
—Ajá...
—Nunca antes te había visto tan relajada conmigo... Estabas hermosa. Y bueno yo no podía dejar de mirarte. La forma en cómo hablabas, como te reías, como acomodabas tu pelo atrás de tus orejas... incluso cómo comías a toda velocidad. Ese día me cautivaste Marinette. Solo podía pensar en ti. No me di cuenta de que el tiempo pasaba, y ciertamente no pensé en ningún momento en Ladybug.
—Yo... yo también pase increíble esa tarde —respondió ella algo avergonzada.
—Iba a besarte...
—¿Qué?
—Si. No podía controlarme. Si tu teléfono no sonaba te hubiera besado hasta dejarte sin aire.
—Adrien...
—Tal como ahora... no lo puedo evitar —el joven se había quedado mirándola con una sonrisa seductora, y nuevamente se acercaba a su rostro rodeando su cintura con ambos brazos. Marinette dejó escapar un suspiro, mientras que rodeaba su cuello apegándose a su cuerpo y entrecerrando los ojos...
—Asi que ibas a traicionar a tu amada Ladybug así nomás... —susurró rozando sus labios y perdiéndose en el cálido aliento que emanaba de su boca.
—Bueno... —dijo él siguiéndole el juego —ella se la pasa rechazándome... ¿Crees que ahora tengo una pequeña chance?
Estaban tan cerca que podían sentir perfectamente el palpitar de sus corazones. Rápidamente el aire entre ellos se había vuelto denso, cargado de erotismo. Su temperatura corporal aumentaba rápidamente y la urgencia por probar los labios del otro los invadió por completo.
—Oh bueno... tal vez... —respondió ella juguetona, deslizando su lengua por la comisura de los labios del muchacho.
En instantes se estaban devorando mutuamente, en un beso dulce e intenso. Sus cuerpos se pegaban como imanes, encajaban a la perfección. Quien los veía abrazados, percibía rápidamente cómo la energía fluía entre ambos sin restricciones, como si fueran dos piezas de la misma cosa, dos partes de un mismo corazón...

Un nuevo comienzo ( Adrianette/ con contenido adulto/ en proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora