El objeto perdido

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Hacía un par de horas que Marinette se encontraba recostada en su balcón, mirando las estrellas. No podía dormir.
Las sensaciones de esa tarde junto a Adrien, volvían una y otra vez a su memoria. Sus manos rodeando su cintura, el calor que despedía su cuerpo, su respiración resbalando por su cuello... sus labios. Había estado tan cerca... que casi podía saborearlos.

Cerro los ojos, inclinando su cabeza hacia atrás y dejó escapar un profundo suspiro.

Todo había sido maravilloso. Estar con él... solos... hablando, riendo, mirándose a los ojos. Se había sentido increíblemente bien.
El nerviosismo inicial que casi la había paralizado había desaparecido, para ser sustituido por un agradable sensación de confianza y comodidad. Era como si ambos se conocieran profundamente, como si esa situación de estar juntos fuera de lo más normal en su vida...

¿Y después? ¿Que había sucedido? El tiempo había terminado, era el momento de regresar a casa... y ahí estaba él, ¡tan amable!, acompañándola.

...Una mirada intensa, el sonido de su voz diciendo "hasta mañana" y el perfecto color verde de sus ojos...

Y a partir de ese momento, ella había perdido toda voluntad.

Otro suspiro más largo que el anterior salió de su boca. ¿Cómo había terminado casi al borde de sus labios?
Su corazón volvió acelerarse y un calor abrazador la invadió por completo.

Había estado tan cerca... Pero al final su teléfono sonó y nada había sucedido. Y al despedirse nuevamente, Adrien no había hecho ningún comentario sobre el "casi beso". Pensándolo bien parecía un poco avergonzado...

Marinette se apretó la cabeza desesperadamente... ¿Qué iba a suceder a partir de ahora? Porque era evidente que algo raro había pasado esa tarde... Aunque aparentemente, todo seguía igual entre ellos...

- Aggg... ¿Por qué todo tiene que ser tan complicado? - se desesperó la joven mirando al cielo en busca de alguna respuesta.

.........

Chat Noir entró sigilosamente por la ventana de la oficina del famoso diseñador Gabriel Agreste.
Cómo por arte de magia, evitó todas las alarmas, sin titubear desactivó el sistema de seguridad, y apago todas las cámaras de la habitación. Luego miró en todas las direcciones con gran atención.

El joven debajo de la máscara se encontraba agitado y ansioso. No podía encontrar a su padre y eso lo asustaba.
Los recuerdos sobre la desaparición de su madre acudían irremediablemente a su mente y el dolor atravesaba su pecho. ¿Cómo era posible que ahora también su padre hubiera desaparecido? ¿Por qué?

Además estaba el extraño comportamiento de Natalie... Era evidente que la asistente estaba buscando algo en el estudio, y él iba a descubrir qué.

Volvió a recorrer el lugar con la mirada... tal vez si encontraba ese "objeto",  tendría una pista de lo que pasaba con su padre.

En primer lugar se dirigió a la pintura de su madre y activó la cerradura de la caja fuerte. No sabía la combinación, pero seguro que estaba relacionada de alguna manera con su progenitora. Probó su fecha de cumpleaños... nada, su fecha de casamiento... nada

—"Plag necesito ayuda" pensó desesperado.

—"Coloca la mano sobre la cerradura" le indicó mentalmente su kwami.

El joven actuó rápidamente, sintiendo un calor que le recorría el brazo, y se concentraba en la palma de su mano. "Mágicamente" la cerradura comenzó a girar y la puerta se abrió.

—"Gracias" pensó el muchacho.

Dentro de la caja, estaba todo tal como lo recordaba... La fotografía de su madre, la guía turística del tibet, los cuadernos de diseños, el libro... aquel relacionado con los miraculous...
Giro la cabeza reflexivo. Todos estos sucesos lo llenaban de inquietud. Algo se le estaba escapando.

Se acercó al escritorio, aún sin cerrar la caja fuerte y abrió los diferentes cajones buscando en su interior...

De pronto un recuerdo fugaz atravesó su mente. Sus músculos se tensaron, al mismo tiempo que volvía nuevamente su atención había la caja fuerte. Estaba seguro que lo había visto ahí, justo adelante de la fotografía de su madre.

Un presentimiento oscuro lo invadió por completo. La imagen del broche con forma de abanico se dibujaba porfiadamente en su cabeza. ¿Sería eso lo que estaba buscando?

.......

Abrió la puerta de su apartamento automáticamente y camino silenciosa hasta el sillón. Se dejó caer en él con la mirada perdida.

Había estado todo el día buscando, algún indicio de lo que había sucedido con su jefe y no había encontrado nada.

Se sentía tan inútil...

Su única posibilidad era encontrar ese miraculous.  ¿Pero dónde estaba?

Relajó un poco su cuello, mientras alguna que otra lágrima rebelde bajaba por sus mejillas.

Ella no tenía familia, nunca había experimentado ningún tipo de amor, por lo que ese hueco en su pecho había sido llenado rápidamente por la admiración que sentía por el empresario. Fue Gabriel el primero en valorarla, el primero en sonreírle, el primero en cuidarla.

¿Y ella? Bueno ella... se había enamorado de él. Todo lo hacía por amor...

Quería ayudarlo a cumplir su sueño. Aún a costa de su propia seguridad. Aún sabiendo que si el deseo de su jefe se cumplía, ella no volvería a estar junto a él... al menos no de la forma que ella quería.

Se obligó a pensar, a pesar del cansancio y la desesperación. Sabía que el empresario había reubicado el miraculous del pavo real, después que Adrien había tomado el grimorio de la caja fuerte. Así que seguramente el pequeño broche se encontrara en las cámaras secretas debajo de la mansión o quizás en el cuarto del diseñador.

Pero continuar buscando esa noche era arriesgarse innecesariamente. Y más después de su encuentro con Adrien...

Conocía al muchacho y sabía que era muy inteligente. "Dile a mi padre que lo veré en la mañana". Las palabras del joven resonaron en su cabeza.

¿Cómo iba a justificar la ausencia del diseñador ante su propio hijo? ¿Acaso Adrien sospechaba algo?

Tenía que encontrar ese miraculous a cualquier precio.

...........

El sudor resbalaba por la frente del Mestro Fu. Había estado meditando por varias horas... buscando una respuesta a la situación en la que se encontraban.

Repentinamente una luz comenzó a flotar delante de su rostro y sintió cómo su cuerpo era transportado a un apacible paisaje típicamente oriental.
Un estanque se extendía delante de él, rodeado por variedad de plantas y flores. Un árbol de sakura movía perezosamente sus ramas destacándose sobre un extremo del estanque.

El maestro suspiró agradecido por esa visión

—Saludos Wang Fu —dijo una voz a su derecha.
—Es un placer saludarte Daichi-san, gracias por acudir a mi llamado.

Daichi era un hombre corpulento, pero con mucha paz en su mirada. En más de una ocasión había ayudado al actual guardián a tomar decisiones sobre destino de los miraculous. Había sido antiguamente guardián y portador del miraculous de la tortuga, y ambos hombres se consideraban muy buenos amigos.
Era un hombre firme y seguro. En todo momento se mantenía en armonía con lo que lo rodeaba y solía mirar hacia adelante, como si quisiera mirar directamente al futuro.

—¿En que puedo ayudarte viejo amigo? —Pregunto el antiguo guardián con su profunda voz.
—Necesito que me ayudes a encontrar a Hawkmoth.

Un nuevo comienzo ( Adrianette/ con contenido adulto/ en proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora