prohibido - c.r.o

03

Nicoletta.

Me desperté cuando mi celular no dejó de sonar, me incorpore en la cama y miré los mensajes de Martina, diciéndome que quería verme en la cafetería de siempre, y sentí temor.

Anoche me había besado con Tomás, acostados en una cama, en una habitación a solas, y lo había hecho increíblemente dulce.

Me había gustado.

Pero el beso no duró mucho, puesto que alguien había abierto la puerta de golpe, sin tocar, simplemente había entrado. Era un chico, nunca lo había visto en mi vida, pero estaba seguro de que Martina lo conocía. Nos vio y abrió los ojos en grande disculpándose, arrastraba las palabras, lo que me dio a entender que estaba en pedo. Pero nos había visto.

Me alisté y fui a la cafetería, cuando entré vi a Martina de espaldas y enfrente de ella estaba un chico, el cual traía lentes de sol. Fruncí el ceño pero aún así me senté a lado de Martina saludando.

—¿Resaca?.— le pregunté a Martina la cual tenía las manos cubriendo su frente

—No, él si.— señaló con la cabeza al chico y ahora entendía por que traía lentes de sol en un lugar cerrado— No vas a creérmelo, pero Tomás me está metiendo los cuernos

—¿P-por que?.— pregunté y odié tartamudear

—Decile lo que viste.— ordenó Martina al chico y solté un suspiro disimuladamente

—A Tomás chapando con una piba en una de las habitaciones de la casa.— dijo el rubio y mi corazón se aceleró

—Y el muy idiota no se acuerda quién era la mina.— se quejó Martina, apretando los dientes— Es increíble, ¿!pues cuanto tomaste!?

—Lo suficiente Martu, y no me grites que me duele la cabeza.— dijo tapándose los oídos

—Seguro no solo tomaste, sino que también te drogaste. ¿¡Que te dije sobre consumir esa mierda!?.— le gritó una vez más y la gente nos miró

Como si Martina estuviera regañando a su hijo.

—No me drogue— respondió el rubio, cansado—, solo tomé. Además yo no me preocuparía tanto, Tomás si estaba drogado, seguramente se besó con ella por nada, cálmate.

Tragué grueso.

—¿Vos no viste nada?.— me preguntó ahora a mi sin verme

—N-no, yo te perdí y te estuve buscando, pero nunca te encontré. ¿Donde estabas?.

—En algún lugar de la casa.— murmuró y no le creí del todo, si estaba en alguna parte, pero...¿haciendo que?.

Aún así no pregunté.

—Pues, también perdí de vista a Tomás, pero a él no lo busqué.

No, no lo busqué pero me lo encontré y pasó lo qué pasó.

—Si, se perdió por que estaba besuqueándose con esa perra.— escupió, enojada— Se perdió en sus labios seguro

—¿Ya me puedo ir?.— habló de repente él rubio y Martina se alzó de hombros

El rubio soltó un suspiro y se levantó de su silla, le dió un beso en la cabeza a Martina y a mi uno en la mejilla.

—Me llamo Emilio, pero vos podes llamarme esta noche.— dijo antes de separarse guiñándome un ojo y sonreí

—Claro.— dije aún sonriente

—Decile a Martu que te pase mi número, chau linda.— ahora si se fue dejándome con una sonrisa en la cara