D I C I E M B R E, 1 9 5 2.
Gerard termina de colocar todo lo que necesitaban en el maletero mientras que Frank se encargaba de limpiar los últimos restos de nieve en el parabrisas. El mayor cierra de golpe la cajuela y se acerca al lado del conductor, abre la puerta y entra. El más bajo se apresura en quitar lo último que queda de nieve en la parte trasera cuando el mayor enciende el coche y acelera el motor. El escape caliente crea un remolino de vapor a medida que suena un suave murmullo de música. Frank trota hasta la puerta del lado del pasajero, echa un último vistazo antes de saltar al coche.
Más tarde, camino a Pensilvania, la música seguía sonando dentro del auto. Frank servía un poco de café desde el termo para Gerard, café caliente con un poco de crema. Aprovecha también de encender dos cigarrillos, y coloca uno amablemente en los labios de su acompañante, este se mantenía manejando a través de la blanca y negra autopista nevada que los llevaría hasta Filadelfia.
Horas después, el par de hombres se encontraban en un local de comida almorzando sopa de tomate y galletas saladas, prácticamente solos en el lúgubre restaurante ya dentro de la ciudad. Unas cuantas hebras fúnebres de oropel y guirnaldas, colocadas para un efecto más festivo, rodeaban una pancarta de cartón verde y rojo donde se leía: "F LIZ NA DAD"
Frank mueve su comida a un lado, y mira por la gran ventana la calle vacía frente a él.
– Podría acostumbrarme a tener una ciudad completa para mí.
El menor se voltea hacia su acompañante, quien le sonríe demostrando que aprueba su idea. Frank no puede esperar más, busca debajo de su asiento su regalo minuciosamente envuelto para poder otorgárselo al mayor.
– Para ti. Feliz Navidad.
– Oh- no debiste – Pero Gerard estaba complacido, y a Frank le complace la satisfacción del pelinegro.
– Ábrelo.
Él observa como Gerard desenvuelve el paquete. Es el disco de Billie Holiday con "Easy Living" en él.
– Es lo que estaba tocando para ti cuando fui a tu casa.
– Lo recuerdo – Dice el pelinegro, tomando una pausa para mirar a Frank – Gracias.
Gerard vuelve a bajar la mirada, el menor aprovecha para sacar su cámara y enfocar al mayor, en menos de un segundo saca una fotografía. Gerard sólo atinó a colocar sus manos frente a su rostro pero ya era demasiado tarde.
– Cielos, tuve que haber salido con cara de espanto, no-
– No lo hiciste, te ves... – Mientras hablaba, el menor se inclinaba para tomar la mano de su acompañante debajo de la mesa – Perfecto...
Frank se da cuenta de su acción y mira rápidamente alrededor del restaurante, sintiéndose levemente avergonzado, pero nadie los estaba mirando. Gerard nota esto, dándole un pequeño apretón para luego liberarse gentilmente de su agarre.
– ¿Extrañas a Jamia? – El castaño piensa un poco su respuesta.
– No. No he pensado en ella en todo el día, tampoco en mi hogar.
– Hogar...
Frank se reprocha por la selección de palabras, viendo como el aura de Gerard se entristecía un poco.
Terminada la hora de comer, el castaño salía del baño de varones que se encontraba en la parte trasera del restaurante, pasando junto a una mujer treintañera que reunía a sus tres niños pequeños. Al principio, Frank no logra ubicar a Gerard, pero pronto lo ve a través de la ventana, en un teléfono público. Lo observa insertando su cambio y marcando rápidamente un número.
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GERARD// frerard
FanfictionFrank Iero es un veinteañero aspirante a fotógrafo que trabaja como empleado en una tienda departamental en Manhattan, en los años 50's. Sueña con una vida mejor cuando conoce a Gerard Way, un hombre seductor atrapado en un convencional matrimonio s...