Los rayos del sol apenas alumbraban cuando Iverette despertó. Se sentía agotado, como si no hubiera dormido lo suficiente, pero sabía que hasta que no encontrara a Abigail, esa sería una sensación con la que tendría que lidiar todos los días.
Ese día, Audrey y él habían acampado cerca de un pequeño lago, donde Audrey aprovechó la oportunidad y pescó un par de peces para la cena. Él, al igual que Audrey, decidió aprovechar la cercanía del lago para relajarse un poco.
Iverette se levantó lentamente, haciendo el menor ruido posible para no despertar a Audrey, quien seguía profundamente dormida. Luego, se acercó al lago y empezó a quitarse la ropa, dejándola perfectamente doblada en la orilla. Poco a poco, empezó a adentrarse en las frías aguas del lago hasta que con un pequeño impulso se zambulló en las aguas y empezó a bucear. Iverette vio muchos tipos de peces nadando a su alrededor, además de muchas rocas de diversos tamaños y formas en el fondo. Se mantuvo entretenido por un buen tiempo, pero pronto esa conocida sensación de cansancio se apoderó de él nuevamente y poco a poco los ojos de Iverette empezaron a cerrarse hasta que se quedó dormido.
Cuando Audrey despertó ya estaba claro. Se desperezó y notó que Iverette no estaba con ella.
—¡¿Iverette?! Iverette, ¿dónde estás? —Audrey se levantó rápidamente y preocupada empezó a buscar por los alrededores hasta que cerca al lago vio la ropa perfectamente doblada del chico—. ¡Ah! ¿Está tomando un baño? —se preguntó Audrey lanzando un suspiro de alivio—. Por un pequeño momento pensé que me había dejado atrás. — Audrey se avergonzó de lo que había pensado, Iverette nunca iba a dejarla sola sin decir nada antes, no era esa clase de persona.
Audrey se alistó y empezó a preparar su desayuno. De rato en rato, observaba el lago para ver si Iverette aparecía por allí.
Dentro del lago, Iverette abrió sus ojos al sentir una presencia familiar no muy lejos de él: era Abigail, no tenía duda. La persona que buscaba estaba cerca, pero ¿dónde? Iverette buscó en todas direcciones, pero no vio nada. Nadó un poco buscando detrás de algunas grandes rocas, sin resultado. Por último, decidió cerrar sus ojos y concentrarse para tratar de conectarse con él.
—Abigail, ¿dónde estás? ¿También estás en este lago? ¡Respóndeme, por favor! ¡Te lo suplico, Abigail! —Iverette esperaba que sus pensamientos alcanzasen al chico. Lo necesitaba pronto, sino su condición empeoraría más y más.
Abigail, al igual que Iverette, descansaba en el lago. Abrió los ojos al sentir a alguien tratando de comunicarse con su mente. Se dio cuenta rápidamente que era Iverette, pero no hizo nada, sólo se limitó a escuchar.
—¡Abigail, sé que puedes escucharme! ¿Por qué no me respondes? ¡Abigail, Abigail! —Iverette empezaba a desesperarse. ¿Por qué Abigail no le respondía? ¿Por qué lo trataba de esa manera?
Abigail oyó el desesperado llamado de Iverette, pero hizo oídos sordos y volvió a cerrar los ojos para seguir con su descanso.
Cerca al lago, Audrey terminaba de guardar sus cosas tras acabar de desayunar.
—¿Tanto demora en bañarse? —se preguntó Audrey volviendo a mirar al lago. Cuando lo hizo, notó que unas burbujas brotaban en la superficie—. Ahora resulta que está buceando. Si está enfermo, no debería estar tanto tiempo en el agua.
Audrey terminó de alistar sus cosas y vio que Iverette aún no salía a la superficie.
—¿Por qué no sale todavía? —Audrey empalideció mientras un terrible pensamiento apareció en su mente—. ¿No será que se está ahogando? ¡Oh, no! Tengo que sacarlo del agua.
Audrey corrió lo más rápido que pudo a la orilla, se quitó los zapatos y se zambulló en las aguas del lago. Afortunadamente, el lago no era muy profundo y sus aguas eran bastante cristalinas, así que podía ver el fondo y sus alrededores. Nadó buscando algún rastro del chico hasta que vio su característico cabello blanco ondeando detrás de una gran roca.
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En busca de Abigail
Short StoryHace mucho tiempo, existía un enigmático pueblo al que todos llamaban el "pueblo blanco". Éste desapareció sin dejar rastro tras una gran guerra, quedando como una vieja leyenda. Un día, Audrey, una entusiasta adolescente, conoce a un peculiar chic...