Últimos días en la preparatoria

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Capítulo (1)

ANNA:

Los días en la preparatoria son abrumadores, porque mayormente siempre se repite la misma historia: clases, profesores malhumorados, chismes, chicas populares sintiéndose las más divas, y los "playboys" que solo se relacionan con la clase alta y las más atractivas de la institución. Sin embargo, ¿dónde quedo yo? Pues, soy la típica chica del salón que cumple con las responsabilidades de buena estudiante, porque no tengo nada más que hacer. Bueno, sí tengo vida social, amigos, y siempre estoy alterando la realidad con sueños extraños y escenarios que me llegan a la mente. Es algo loco e interesante, ya que mi mundo imaginario es muy entretenido. Lástima que soy una simple soñadora que le huye a la realidad.

VANESSA:

—¡Hey, Anna!

—Hola, Vanessa. Pensaba que no ibas a venir hoy a la secundaria.

—Jaja, ¿cómo iba a faltar en los últimos días de clase? Sabes que no soy tan aplicada como tú, entonces me quieres ver frita al final del año. Además, no podía dejar a mi amiga rara entre tantas víboras —Vanessa empieza a reír en tono burlón.

—Sí, Vanessa, sabes que no sé vivir sin ti —Giro la cabeza y le susurro al oído—, zorra.

Juntas nos echamos a reír, y Vanessa me entretuvo con su triste historia de desamor por culpa de su exnovio. No me sorprendí, porque todos los meses me cuenta una historia diferente con un chico diferente. Esta tarada, al parecer, nunca va a sentar cabeza. Si fuera así para los estudios, apostaría a que sería la mejor del salón o quizás de la institución.

—Anna, quiero presentarte a un chico... —sonríe maquiavélicamente.

—¿Para qué? ¿Para hacerme perder el tiempo como te lo hacen perder a ti?

—¡Waoo, qué cruel! Si no tuvieras razón y no fueras mi mejor amiga, te cortaría la cara por perra.

—(Me echo a reír) Sabes que no estoy interesada en nadie ahora mismo, además, con mis fachas de chica virgen, ¿quién querría ser mi novio?

—Eres muy bonita, Anna, pero demasiado terca. Debes dejar salir tus atributos femeninos y encarar al mundo como toda una bitch, así como yo.

—Jaja, te prometo que cuando entremos a la universidad cambiaré mi figura y tendré novio.

—Aleluya, estoy loca por ver eso. ¡Así que ven, ayúdame a estudiar, porque la universidad me espera! Necesito ver algo imposible convertirse en posible, jajaja.

Vanessa y yo estudiamos mucho, pero esta chica al parecer tiene un montón de cucarachas en la cabeza succionándole el cerebro. Gracias a Dios que el timbre sonó y entramos a las aulas, ya que mi paciencia no daba para más.

Cuando entramos al aula, me senté cerca de Vanessa para que, cuando estuviera despistada, con un pellizco la muy tarada se pusiera a razonar. Sé que a veces soy un poco cruel con ella, pero lo hago por su bien. Ella siempre ha sido mi mejor amiga desde que empecé el instituto, y no quiero que por estar de pendeja y dedicándose a lo que no debe, repruebe el año y no pueda ir a la universidad.

Mientras atendía a las aburridas explicaciones de la maestra y a mi loca amiga, me despisté por un momento. Sentí que alguien me miraba al final del salón, algo extraño, porque siempre paso desapercibida y nadie capta mi presencia. Desde lejos, sentía una penetrante mirada que no me quitaba los ojos de encima. Estaba un poco anonadada.

Al final del salón se sentaban los playboys de mi clase. Quería mirar y ver quién era el inoportuno que me estaba enloqueciendo de curiosidad, pero ¿cómo iba a disimular mi mirada sin causar revuelo y espantar al pobre chico? Tengo un plan, pero necesitaré la ayuda de Vanessa.

—Vanessa, Vanessa, Vanessa... —Le susurro.

—A ver, si no estoy atendiendo es malo, y cuando lo hago, vienes y me desconcentras. ¡Por Dios, Anna, decídete!

—Perdón, Vanessa, pero necesito un favor.

—Waoo, creo que hoy estás más rara de lo normal. Hoy no estás prestando atención y me estás incluyendo a mí. Tenías que dejar ese papel de chica mala e irresponsable para los años anteriores. Pero deja tus bobadas para otra hora y déjame concentrarme.

—Ok, vale... tienes razón.

Quería decirle a Vanessa lo que estaba pasando con el chico de atrás, pero la descubrí prestando atención. Hasta me sorprendí. Mi plan era que Vanessa mirara discretamente para ver quién era ese chico y me pasara la información, pero ahora tendré que idear otro plan, yo solita.

Vanessa siempre lleva consigo maquillaje, anticonceptivos, fragancias y un espejo. Entonces, tomaré prestado el espejo de su mochila y así podré disimular y ver a esa persona que tanta curiosidad me da.

Agarro el espejo disimuladamente, mientras mi chiflada amiga continúa prestando atención. Vanessa no se da cuenta y yo empiezo a mirar con el pretexto de que me estoy arreglando el pelo.

Mientras miraba, observaba a chicos coqueteando con las populares del curso, otros jugando con sus teléfonos, algunos durmiendo y uno... prestándome atención.

¡Ups, vaya sorpresa que me llevé!

Me sorprendí muchísimo y dejé caer el espejo al cruzarse nuestras miradas. Todos miraron mi torpeza y salí del salón a tirar los pedazos de vidrio que había dejado en el aula.

Notas del autor: 

Vamos a ver en el siguiente capítulo quién será ese chico misterioso que observaba a nuestra querida Anna. ¿Será que la vida de Anna  pasará de una vida normal a una caótica?

No te pierdas el siguiente capítulo y descubre qué le espera a Anna y si será capaz de encontrar el amor. 

¿Y si volvemos a encontrarnos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora