🌫️ ᧗ Capítulo Siete ᧗ 🌫️

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No había salido hace mucho del establecimiento, el centro comercial estaba ya casi vacío cuando entró en su auto y se dió un momento para respirar el olor a bizcocho del interior. Entre sus manos tenía dicho postre para llevarlo a casa, donde sus hijos de tres y dos años lo esperaban junto a su Omega. Sonrió de solo pensar en qué tenía una familia muy linda, aquella que alguna vez dudó tener debido a su personalidad.

—¿Ya vienes? —preguntó en la otra línea el rubio. Podía escuchar los gritos de los bebés en el fondo.

—Ya voy en camino.

Después de dar aviso, encendió el motor y salió del estacionamiento, despidiéndose de su compañero en la salida del lugar.

Mientras la calle estaba algo atestada de tráfico, el alfa se preguntaba... Cómo estaban sus hermanos, la última vez que había ido a su casa había dado el anuncio del nacimiento de sus cachorros pero aparentemente sus padres no acogieron la noticia con felicidad, recordó entonces los ojos de su hermana y hermano queriendo llorar de la emoción. Pero él conocía a sus padres, jamás estuvieron de acuerdo en su relación con el australiano, simplemente pensaban que necesitaba algo mejor pero él ignoró aquel hecho.

Amaba a Félix, así como también amaba a Jacob y Kevin.



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—Cariño —dijo el rubio dejando a su hijo mayor en el suelo.

Al correr hacia su alfa distinguió que un aura de tristeza estaba molestandolo, ¿acaso había sucedido algo malo?

—¿Amor? —preguntó Lix poniendo sus manos en la mejilla del más bajo— amor, ¿estás bien? ¿Te despidieron, sucedió algo malo?

—Lix, lix... —intentó calmarlo, el menor de los Seo llegó corriendo donde su padre y este lo alzó en brazos— yo... He estado pensando en Chaeyoung y Hui...

Félix ladeó la cabeza algo triste, sabía que a su alfa le hacían falta sus dos hermanos con los que siempre fue muy cercano.

Pero... Su suegro era un caso especial.

—Estoy seguro de que Rosé y Hui están bien, ellos...

—Lix, me aleje de ellos por culpa de papá —lo interrumpió el azabache— los alejé, me fui de su lado... Incluso casi termino dejándote ir, ¿recuerdas?

Habían tenido una pelea menor mucho antes, justo cuando Félix estaba a punto de terminar la universidad discutieron. Pero ese día durante la graduación, cuando el australiano fue llamado a buscar su título... Seo apareció con el ramo de rosas más hermoso que nunca jamás había visto en su vida, y dejó de lado todo lo que hacía para correr a sus brazos, solamente por qué no quería perderlo.

Changbin lo necesitaba, al igual que Félix a él.

—Ellos llamaron hace un par de días, para saber cómo estabas... —confesó el menor, mientras acariciaba el cabello del pequeño que se encontraba en brazos de su alfa.

—¿Te llamaron?

—Querían hablarte, pero siempre estás en el trabajo... También te extrañan.

Seo sintió sus ojos aguarse, haría lo posible por recuperar a su familia, o al menos a sus hermanos y su madre.

Ellos también lo necesitaban.

—¿Te vas a comer eso tú solo? —señaló el rubio el bizcocho que tenía el azabache entre sus manos.

—Claro que no, tonto. Es para todos —respondió.

Lix se fue a la cocina a dividirlo en cuatro pedazos iguales cuando su esposo volvió a hablar.

—Sabes que no me lleno con uno solo.

Eso hizo por hacer cruzar de brazos al menor y hacer reír al mayor.









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Binnie ~

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