Capítulo 29

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Noelle Silva

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Las mazmorras subterráneas eran un lugar al que ningún mago solía ir sin alguna excusa.

Entre las piedras gruesas y oscuras se filtraba el agua de la superficie pese a encontrarse a metros de profundidad. No había ventanas, nada de luz natural. Solo antorchas y piedras mágicas que respondían al poder mágico. La distribución de las mazmorras era una construcción larga y laberíntica bajo tierra a la que solo se podía acceder por un sitio: la prisión de magos. Esta cárcel se encontraba en una zona amurallada dentro de la Zona Noble a la que solo los guardias personales, los capitanes o algún que otro miembro de los Caballeros Mágicos con relevancia en su Orden tenían permitida la entrada. La zona exterior estaba mejor cuidada y mantenida que la inferior, en la que cualquier pesadilla se podía cumplir.

Aunque viéndolo por otra parte, era lo más parecido que había tenido a un hogar aquellos últimos meses. Recordaba el momento exacto en el que aquel mocoso lo había derrotado y avergonzado pese a no tener ningún grimorio y estar en desventaja. Estaba furioso. Quería vérselas con él, aunque fuera por última vez, y darle su merecido. ¿No sabía lo que había hecho? Él una vez fue bueno. El mejor de su Orden, por decirlo de alguna manera. Pero luego llegaron esos rumores sobre él y lo echaron. El Rey Mago. El estúpido Rey Mago, Julius Novachrono. Él también lo pagaría. Pero enfrentarse al mago más poderoso del Reino era peligroso. Incluso para alguien como él.

Pero ahora tenía la miel en la boca. Un gran agujero por el que entraban la luz de la luna y los restos escarbados de tierra le permitía esos pensamientos. Los escombros de techo, tierra y baldosas de la superficie se repartían por el suelo en diferentes tamaños. A su alrededor no había nadie. Tampoco es que el Reino tuviese muchos enemigos dentro de las murallas, a excepción de los traidores a su Orden. Una sonrisa perversa asomó de sus labios.

Le daba igual cuál fuera el resultado.

Era el momento de la venganza.


Un estallido resonó en los oídos de Noelle. Los recuerdos de su infancia resurgieron como las cenizas de las historias que sus niñeras le contaban cuando era una cría. La mirada angustiada de Solid se le clavó en la cabeza; Nebra agonizando entre sus brazos, una herida manchaba de sangre seca y nueva su vestido blanco y púrpura. Los colores de la Casa Silva.

Siempre la habían culpado de la muerte de su madre. Desde que Noelle nació, siempre fue una maldición para los Silva. La vergüenza de la familia real más aclamada por delante de los Vermillion y detrás de los Kira. Las pocas veces que había escuchado de su madre era por los gritos que Solid le pegaba cuando chocaban en el castillo donde vivían, y por el gran cuadro que decoraba la sala de recepciones. Noelle se parecía mucho a su madre en cuanto al físico; misma melena plateada, ojos claros y rosados, piel blanca y misma forma del rostro (aunque esos datos venían de serie. Todos sus hermanos se parecían a Acier). No fue hasta la misión en la Zona Cuantiosa de Fuego con Mereoleona, a las afueras de la capital, que se dio cuenta de que realmente eran dos gotas de agua. Mereoleona la comparaba con Acier (fue la primera vez que escuchó su nombre. A ninguno de sus hermanos les parecía importante que supiera ese dato, solo el hecho de que mató a su propia progenitora) cada vez que la veía. Decía que tenía un ahora parecida a la suya, y que sus hermanos se alejaban mucho de ella.

-Era la persona más poderosa que conocí -había dicho. El vapor rodeaba sus fuertes facciones y el destello cálido de sus ojos le dejaba ver que todos los recuerdos que tenía con su madre eran igual de cálidos que el agua en la que estaban. Y poderosos-. Cada vez que me enfrentaba a ella, perdía, pero me dejaba volver a intentarlo porque no perdía la esperanza. Por mucho que entrenase, siempre pasaba lo mismo. Acier Silva era el mago más poderoso que conocí, y un orgullo para el Reino.

Jugando a las cartas -[Zora Ideale] [BLACK CLOVER]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora