Lo que pudo haber sido

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Anakin se encontraba corriendo tras sus pequeños hijos de tres años por toda la casa, los niños soltaban pequeñas risas mientras gritaban felices.

-Hoy viene tía Soka y tío Obi-Gritó la voz infantil de Luke, el cual estaba muy contento por la visita de sus tíos.

-Tía Satine también vendrá-Añadió Leia sonriente, a ella le gustaba pasar tiempo con su tía, la cual le hablaba sobre sus labores y deberes en Mandalore, ella siempre se interesaba en aquello, para su tan corta edad ella ya sabía lo que quería ser, una senadora, como su madre.

-¿Podré jugar con su sable de luz? -Preguntó entusiasmado el niño subiéndose al sofá y girándose para observar a su padre.

Anakin, quien iba tras ellos, los alcanzó sentándose con ellos en el gran sofá.

-No-Dijo Anakin rotundamente, la última vez casi le había cortado la mano a su hermana-Mejor con las de madera-Sonrió ante el puchero de él.

Leia se reía por los morros de su hermano, sin duda era un quejica. Con algo de malicia, ella, sacó su lengua en dirección a Luke, el cual se cruzó de brazos molesto.

-Leía me ha sacado la lengua-Acusó señalandola.

-Eso no es verdad-Mintió la niña poniéndole ojitos a su padre.

-Será mejor que dejen de pelear, si no vuestros tíos no querrán venir aquí-Dijo él astutamente. Leía rodó los ojos ante aquella amenaza tan floja, mientras que Luke lo miraba aterrado.

-Estáis aquí-Habló la voz de Padme, la cual acababa de levantarse, ese día había tenido que acostarse más tarde de lo habitual, debía terminar unos asuntos para el Senado.

Anakin se levantó y dejó un beso en los labios de su esposa.

-IUGGG-Soltaron los hermanos asqueados ante aquel acto.

El Jedi sonrió burlón mientras volvía a besar a Padme, consiguiendo que los niños se retiraran del salón horrorizados.

-Ani-Riñó la mujer.

-Es un buen método para que nos dejen a solas-Dijo él con una sonrisa, la cual fue de vuelta por la mujer.

-Te toca hacer el desayuno-Dijo Padme retirándose de allí para ir con sus hijos.

-Como siempre-Habló divertido el Moreno recibiendo una mirada asesina por parte de su esposa, la cual nunca admitiría que no sabía cocinar.

Anakin cocinó mientras cada poco uno de sus hijos se pasaba para comprobar cuanto faltaba. Cuando estuvo hecho todos desayunaron entre risas.

Al acabar recogieron y esperaron a la llegada de sus amigos.

La primera en llegar fue Ahsoka, la cual nada más abrir la puerta se agachó para recoger a los pequeños.

-¡Ahsoka!-Gritaron los gemelos subiéndose a sus brazos.

-Yo también me alegro de veros-Dijo divertida, siempre que llegaba a su casa le recibían igual.

Leía escaló rápidamente por los monstrals de la togruta apoyando su cabeza entre ellos mientras ponía sus pies sobre sus hombros.

-¡Leia! -Riñó Anakin, aquella postura no se veía muy cómoda.

-No pasa nada, maestro-Dijo Ahsoka sonriente, a ella no parecía incomodarle aquello-Siempre se pone así.

-¿Qué tal por el templo? -Preguntó interesado, hacia tiempo que no pasaba por allí, desde que Palpatine había sido descubierto y arrestado poco pasaba.

-Bien, pronto podré tener un padawan-Dijo feliz, a diferencia de su maestro ella si tenía ganas desde un principio.

-Estoy orgulloso de tí, sabionda-Dijo sincero, a pesar de que ella se había ido de la orden cuando la acusaron, ella había vuelto, el tema de Maul les había hecho volver a reunirse y con el asunto de Palpatine las cosas habían cambiado en la orden, por lo cual ella decidió volver y Anakin se encargó de terminar su adiestramiento hasta que por fin se convirtió en dama Jedi.

Ahsoka le sonrió mientras se lanzaba a abrazarle, aun con los pequeños encima. Al separarse, Anakin, cogió a Luke de los brazos de la togruta para que pudiera así estar más agusto.

Al poco Obi-Wan apareció junto a su esposa Satine, ella y Padme comenzaron a hablar sobre temas políticos mientras que los dos hombres observaban a la togruta jugar con los niños de tres años.

En algún momento de aquella tarde Obi-Wan posó su mano en el hombro de Anakin apretándolo con cariño, no hacía falta palabras para entender aquel gesto, el moreno sonrió mirando a su alrededor, a su familia.

Al final del día los invitados tuvieron que irse, no sin antes despedirse de los pequeños Leia y Luke, los cuales habían caído rendidos hacia unas horas.

Padme y Anakin los llevaron cuidadosamente a sus camas despidiéndose con un beso en la frente de cada uno.

Cuando todo estaba en orden, por fin, se fueron a dormir.

-Te amo, Ani-Susurró Padme acariciando la cara de su amado, al cual el sueño le estaba ganando.

-Yo también te amo, ángel-Susurró sonriente con los ojos cerrados antes de el sueño le venciera.

A la mañana siguiente Anakin despertó sobresaltado, con rapidez se levantó de donde estaba y caminó por los oscuros pasillos, sonidos metálicos se oían a su paso y el sonido de su respiración lo martilleaba.

Sus pasos lo llevaron hasta el puente de la nave en la que se encontraba, ahí estaban reunidos varios soldados y almirantes.

-Señor-Dijo uno de ellos notando su presencia.

Darth Vader se giró en dirección al almirante, el cual parecía palidecer en cuanto lo tuvo delante, ni siquiera hacía falta verle el rostro, la sola presencia de aquel hombre enmascarado inspiraba terror en cualquiera.

-Dense prisa-Exigió tras unos segundos.

Sin decir nada más, el Sith, se dio la vuelta de regreso, dejando a los presentes confundidos ¿Qué acababa de pasar?

Él caminó de nuevo a su cuarto donde se dejó atormentar por los recuerdos del pasado, aquellos que ya no pertenecían a él, pero que aún así le perseguían.

Un sueño, eso había sido.

Pero él no podía tenerlos ¿No? Los Sith no soñaban, mucho menos aquellas cosas.

¿Sería una broma por parte de la fuerza? Quizás, tal vez su hijo tenía algo que ver ¿Podía hacer aquello? ¿Un truco de la fuerza tal vez?

No había tiempo de atormentarse con aquellas preguntas, se dijo él rápidamente, debía ir a Bespin de inmediato, donde con suerte atraparía a su hijo y lo volvería al lado oscuro junto a él.

Te amo, Ani.

Torturó una voz, una que conocía muy bien.

-Fuera-Gruñó él a la nada.

No debía dejarse afectar por aquellos pensamientos, eran de Anakin Skywalker y él estaba muerto.

Él lo había matado, junto a aquel posible futuro.

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