Satine suspiró dejando su Datapad en la mesa del salón.
La duquesa se encontraba en su apartamento de Coruscant, por temas importantes había tenido que hacer acto de presencia en el corazón de la República, más específicamente, en el Senado.Todo había sido un caos, las acusaciones hacia Mandalore, el video falsificado, su persecución... Y lo más importante, su reencuentro con Obi-Wan.
Desde luego no había sido como alguno de los dos se esperaba.
Habían comenzado discutiendo, tanto en Mandalore, en la nave y Coruscant. Parecía que se odiaban, pero la realidad era muy distinta.
Hubiera abandonado la orden si me lo hubieses pedido. Esas habían sido las palabras exactas que le había dicho Obi-Wan.
Ella se torturaba una y otra vez, ella en el fondo lo sabía, sabía que si le pedía huir juntos él aceptaría. Pero ya había decidido en su momento que no era buena idea, ellos tenían un deber que cumplir, no podían simplemente desaparecer.
Al final ella había logrado traer la paz a Mandalore, mientras que él se había convertido en un maestro Jedi, ambos habían logrado su sueño, ¿Pero por qué aún así no se sentía completa?
Prefería no responder a eso.La duquesa se pasó las manos por las sienes intentando alejar aquellos pensamientos, tan solo la deprimirían.
Por lo menos en la mañana por fin partiría a Mandalore, donde con suerte no sabría más de los Jedi, sobre todo de Obi-Wan.-¿Quién está ahí?-Preguntó la duquesa mientras se levantaba tensa.
Un ruido en la habitación la había hecho ponerse alerta. Satine corrió hacia el comunicador con intención de avisar a sus guardias, los cuales se hallaban tras la puerta del apartamento, pero antes de poder hacerlo algo la golpeó detrás de la cabeza dejándola inconsciente.
Antes de caer en un largo sueño, Satine, notó como alguien la cargaba y la sacaba de allí.
La chica se despertó en un cuarto oscuro que tan solo lo iluminaba la pequeña ventana en la puerta.
Satine frotó su nuca adolorida mientras se levantaba lentamente.
¿Donde estaba? Se preguntaba con cierta ansiedad de no estar en Coruscant. Ella suponía que la cabecilla tras aquel secuestro no era ni más ni menos que Pre Vizla, el mismo que había estado tras todos sus ataques.
La puerta se abrió y tres hombres armados entraron al lugar, el del medio fue rápidamente reconocido.
-Gobernador Vizla-Saludó Satine con gran desprecio-Veo que ha caído más bajo de lo que esperaba-Dijo mientras se mantenía lo más digna que podía, todavía se sentía algo mareada por el golpe, pero no dejaría que él la viera así.
-Duquesa-Saludó con fingida amabilidad-Veo que despertó habladora-Vizla hizo un gesto con la mano y los dos mandalorianos a su lado se posaron tras la duquesa-Por suerte te necesito así, debemos conversar sobre temas políticos.
Los dos hombres agarraron a la chica cada uno por un brazo y la llevaron a otra sala, una mucho más iluminada y amplia.
-Encadenadla-Ordenó el líder mientras observaba la confusión en la duquesa.
-Has sido alguien difícil de traer-Habló Vizla posándose nuevamente frente a ella, quien lo miraba enfadada.
-Dirás secuestrar-Dijo Satine intentando quitar sus esposas.
-Tan solo quiero que conversemos, pero ese odioso Jedi no se separaba de ti-Dijo él con rencor en aquella palabra-Comprenderás que así nadie se acercaría a tí.
ESTÁS LEYENDO
Historias de Star Wars
Fanfiction¿Y si Ahsoka viera a su maestro al poco de que este muriera? ¿Qué pasaría si Anakin nunca se hubiese pasado al lado oscuro? ¿Qué pasaría si Ahsoka se hiciera cargo de Luke y Leia tras el inicio del imperio? ¿Y si la orden nunca hubiera prohibido los...