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—No sé por qué mierdas acepte esa estúpida apuesta, y no entiendo cómo has podido ganarme—refute enojado por haber perdido.
La maldita me desafío a que si ella ganaba en el billar íbamos a la bendita fiesta para ver a ese idiota y si yo ganaba me tendría que hacer la tarea por todo un mes.
—No es mi culpa que no sepas jugar Tae, tu aceptaste sin presión — la muy estúpida se alzó de hombros con una sonrisa de quien acababa de ganar un Oscar.
—Lo hice pensando en que no sabías jugar—respondí irritado.
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—Vamos Tae hazme el favor, quiero darle un regalo a ese alfa y confesarle al fin mis sentimientos, no sabes lo ardiente que es no tiene omega por eso no quiero desaprovechar la oportunidad—suplico con ojos de borrego enamorado.
Ni haciendo mil suplicas sentiría lastima, sus palabras me entran por un oído y me salen por el otro, esas mierdas no funcionan en mí.
—Mira omega idiota por que no molestas en otra parte o mejor ¿porque no vas tu sola a esa dichosa fiesta? Al fin y al cabo nosotros ¿qué haríamos allí? —Hable engrosando la voz—. Deja de actuar como una niña.
Me soltó un pequeño gruñido para nada amenazante más bien parecía un chillido, sabía que era difícil de convencer pero al mismo tiempo también tenía algo a favor suyo y eso es que yo no rompo mis palabras por más que no me guste debo cumplirlas.
—No puedo ir sola soy un omega y para rematar mujer ¿recuerdas?— respondió juntando las manos, en forma de petición—. Por favor.
— ¿En serio usaras esa patética excusa conmigo? —respondí tosco, mientras cargaba agua en un recipiente para mi perro.
—Es que no es excusa sabes bien que una mujer omega es más débil que los hombres—manifestó sin dejar de seguirme.
— ¿Y eso a mí qué? Yo no te hice ve y reclámales a tus padres y deja de molestarme con eso.
