Capítulo 18: "Saltarse El Desayuno Es El Inicio De Un Mal Día"

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Después del altercado contra los “modificados” enviados por DiMarco en la gala navideña de André Canseco, Mike y yo volvimos a casa, tuvimos que tomar el tren, ya que Sierra había escapado en mi auto. Durante todo el trayecto, el arcángel no dijo una sola palabra, quizás, producto de la vergüenza que sentía luego de la escena que protagonizamos durante el enfrentamiento. Eso sí, todo el camino estuvo sosteniendome de la chaqueta, aunque con la mirada apuntando hacia abajo.

Al llegar a casa, sus únicas palabras fueron un; “buenas noches Marsh, descansa”. Para después partir hacia su habitación. A la mañana siguiente, al despertar y dirigirme a la cocina, encontré una nota junto a un plato.

“Marsh, fui a casa de Siri. Dejé la cafetera encendida y en la mesa está el desayuno, traeré de vuelta el auto.

—Mike.”

—Je. Ese arcángel idiota, hasta dentro de su vergüenza sigue mirando primero por los otros antes que por el.

Cuando estaba a punto de sentarme y comer mi desayuno, el timbre sonó. Fui hacía el intercomunicador, sólo para ahí ver a un alterado Lucifer, quien no dejaba de morderse las uñas. Respondí y abrí la puerta para que este pudiese pasar.

—Buenos días, señor Marshall. Supongo que mi presencia a estas horas de la mañana y sin avisar le debe resultar inusual.

—En otra situación, seguramente lo haría. Pero tu caso es especial, además, seguimos trabajando en ello. Así que no tengo problema con que vengas a buscarme aún a estas horas.

—Le agradezco la dedicación que está poniendo sobre mi caso.

—¿Y bien? ¿A qué se debe esta visita matutina? Te ves bastante alterado, Lou. Déjame servirte un poco de café mientras me cuentas lo que pasó.

—Lou. En definitiva me gusta como suena, una de esas pocas buenas ideas que suele tener Miguel. Por cierto, ¿Dónde está Miguel? En mis anteriores visitas ha sido quien abre la puerta y me recibe efusivamente para después mirarme con desprecio. Incluso antes de entrar, esperaba que esa pequeña rutina nuestra me ayudara un poco a recobrar la compostura que he perdido en los últimos meses.

—Mike salió temprano, creo que me está evitando.

—¿Problemas en el paraíso?

—No exactamente, ya tendremos tiempo para hablar de eso. Además, también me interesa saber porque le desagradas tanto. Pero este no es el momento para tener esa conversación. Dime, ¿Tienes algo nuevo para mí?

—Desafortunadamente no, señor Marshall. Vine aquí el día de hoy esperando una especie de reporte acerca de lo que pasó anoche durante la gala de Canseco. La nota del atentado está en todos los medios y en muchos marcan a Anton DiMarco como el principal sospechoso del ataque.

—Pues, es justo como lo dicen los medios. Por alguna extraña razón, DiMarco enloqueció y atacó el salón, mi amiga Sierra, junto a Canseco y otros más, lograron escapar por la parte trasera. Y junto a Mike, detuvimos a sus hombres, aunque no pudimos evitar que algunos de ellos fallecieran debido a la estampida humana y el tiroteo. También Dubelle escapó, aunque tuvimos un poco de suerte para variar, pude tener una conversación con el y hacerle creer que estoy de su lado, podría utilizar eso en su contra muy pronto.

—Un pequeño rayo de luz entre toda la oscuridad. Bastante poético si me lo pregunta, señor Marshall.

—Por suerte, como te decía hace un momento, pude hablar con él y tomar un poco más de información acerca de su persona. Sé bien que todo eso nos servirá a futuro.

En medio de nuestra conversación, el teléfono de Lucifer no dejaba de sonar y le pedí que atendiera la llamada. Se levantó de la mesa y se dirigió a la sala mientras hablaba.

Bullet Wing, Vol. 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora