Capítulo 10: "Intercambio Equivalente"

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Una mañana del mes de noviembre, Mike y yo estábamos a la mesa, discutiendo del último caso importante que habíamos dado por cerrado, la situación con James Albarn y el abuso sexual ocasionado por Jenny DiMarco hacia su persona, con la chica en custodia preventiva y el joven recuperado del consumo de bullet wing, tuvimos oportunidad de hablar de un tema que, al menos Mike, había estado evitando desde hacía semanas; el uso de armas.

—Voy a salir, por favor quédate aquí.

—No me hables como si fuera tu mascota, Marsh. ¿Vas a comprar esa arma de la que hablaste, cierto?

—Se bien que no podremos seguir con este tipo de trabajo si no tenemos algo con lo cual defendernos en caso de ser necesario.

—Pero no quiero que uses un arma, me preocupa que algo salga mal y termines lastimando a alguien otra vez.

Mike había estado algo intranquilo después de que me vio accionar el arma de los guardias del hotel Palace en Brixxton durante el caso Albarn, ese día al volver a casa, fue directo a su habitación y no salió en todo el día siguiente, al cabo de una semana, me contó su inquietud al verme disparar contra otro ser vivo, a sabiendas de que fue en defensa propia, Mike se negaba a aceptar el uso de cualquier tipo de arma. Pero yo estaba seguro de que no podía seguir postergando esto, las habilidades que obtuve gracias a Doug, me serían insuficientes en un mundo en el que todos están armados hasta los dientes y donde la piedad no existe.

—No importa cuánto insistas, ya lo decidí, tengo que estar listo para cualquier lo que sea que se avecine.

—¿Al menos sabes como usar esas cosas?

—Antes de ser abogado, estuve algunos años en la academia de policía, se como usar un arma, incluso a veces seguí llendo a los campos de tiro, lo creas o no, el dispararle a un objetivo inerte puede ser reconfortante para algunos.

—Entonces me estoy quejando en vano, ¿Cierto?

—Si, vuelvo en un rato.

—Óyeme no, yo también voy, si vas a comprar una de esas cosas, al menos quiero asegurarme que no va a ser algo inmenso y letal.

—Tiene que ser inmenso y letal, o sino no servirá.

—¡Marsh!

—Está bien, vamos.

En estos tiempos las armas de fuego sólo eran legales para oficiales de policía, las únicas armas que encontrabas en las tiendas para todo el público, eran inmovilizadores o disparadores de gas pimienta, nada del otro mundo. La única forma de conseguir cualquier tipo de arma de fuego, era por medio de algún traficante, muchos de estos, podían ser encontrados en negocios ordinarios, que utilizaban como fachada para poder vender su mercancía sin tener que responder ante ninguna autoridad. Y daba la casualidad, que yo conocía a un tipo que se dedicaba a esta clase de negocios.

Llegamos a Blueburg, el distrito comercial principal en Orange, una zona llena de mercaderes donde puedes encontrar todo tipo de artículos, desde alimentos básicos, refacciones para droides, equipos de cómputo, incluso frutas y verduras frescas, manjares casi imposibles de conseguir, a menos que se compren en versiones “deshidratadas”.

Entramos en un pequeño local con un anuncio en color neón al frente, “D-Stand’s”, se podía leer en la entrada del negocio. Al abrir la puerta, Mike y yo nos vimos rodeados de todo tipo de indumentaria procedente de la República del Sol Naciente, desde libros, novelas, cómics, y figuras, hasta jarrones, espadas antiguas e incluso había un enorme casco de un soldado de la época feudal detrás del mostrador. Mike no dejaba de ver con asombro a su alrededor, mientras yo me acercaba al tendero, quien al instante de verme pudo reconocerme.

Bullet Wing, Vol. 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora