¿Destino o amor? [Nejiten]

El dolor de la pérdida

Un año después ocurrió la Gran Cuarta Guerra Mundial Ninja, siendo uno de los acontecimientos más históricos y catastróficos de toda la vida en la tierra.

La mayoría de los Shinobis que participaron salieron heridos, siendo el chico del clan Hyūga el más afectado de todos los 12 miembros de la Élite.

Tras haberse sacrificado por la protección de Naruto y su prima Hinata, sufrió heridas muy graves que casi lo llevaron al borde de la muerte.

Gracias a la asistencia inmediata que tuvo en aquel momento, pudo sobrevivir a las graves heridas.

Sin embargo, su recuperación fue realmente lenta y desesperanzadora en ocasiones. Su estado de coma, hicieron que sus familiares perdieran la esperanza de que algún día despertará y comenzará a mejorar.

Los días y las horas se volvían eternos en aquel cuarto del hospital, convirtiéndose en un escenario desgarrador por el conjunto de personas que necesitaban atención inmediata.

Gay - Sensei fue otro que también estuvo al borde de la muerte gracias a su magnífica capacidad de abrir las 8 puertas internas, quedando con varias secuelas debido a los severos traumas que sufrió su cuerpo.

Tenten y Rock Lee eran los principales que se quedaban hasta tarde para visualizar el progreso de recuperación de cada uno de ellos. Cada vez se convertía en un escenario muy difícil para el pelinegro sobrellevar este tipo de trauma, ya que siempre salía de las habitaciones con lágrimas en los ojos.

Tenten no se quedaba atrás, puesto que sobrellevar esta tragedia no era nada sencillo. Además, alguien tenía que ser fuerte en esta ocasión, ya que Lee era demasiado sensible.

Como todos los días, se encontraba en la habitación de aquel hospital, detallando el proceso de recuperación de su amigo mientras que Lee acompañaba a Gay- Sensei.

Lentamente sus esperanzas se llenaban al creer que Neji podía llegar a sobrevivir. Sin embargo, la desgarradora realidad de verlo entubado, con un respirador artificial mientras trataban sus heridas a base de morfinas y otros analgésicos era demasiado doloroso para su fe.

Sólo tenía media hora permitida para verlo cada día, ya que no se permitía las visitas prolongadas al encontrarse en cuidados intensivos.

De paso, debía compartir el tiempo con los familiares del clan, teniendo poco protagónico para estar a su lado.

Hoy tuvo la suerte de encontrarse a solas por bastante tiempo ya que sus familiares salieron temprano.

Sentada, miraba a su amigo -- Neji... ¿Puedes oírme? Soy yo... Tenten --

Fijo detenidamente sus ojos en su rostro, tratando de visualizar algún movimiento como respuesta.

-- Neji, no vas a poder creer lo que me sucedió hoy... Pude encestar la pelota en el aro de la cancha de básquetbol... Esa tonta pelota que siempre me hacía quedar mal -- Se rió levemente al recordar las cantidades de veces que él intentó enseñarle cómo encestar la pelota, haciéndole entender que no era lo mismo que un Kunai -- Al parecer vas a recuperarte pronto porque soñé que estábamos juntos. Me decías cómo debía cubrir mis puntos débiles entrenando como siempre acostumbrábamos y... -- Apretó su mano al sentir como una sensación en el pecho le incomodaba -- Y... En ese sueño estabas contento por estar juntos como el loco equipo que siempre hemos sido, e incluso Gay - Sensei también se va a mejorar ¿No te parece genial? -- Al detallar como su amigo no se movía, un pequeño nudo en la garganta se afinó, logrando sentir como varias lágrimas amenazaban con querer salir.

Un montón de recuerdos se reprodujeron en su mente, siendo la sonrisa de aquel Hyūga, la protagonista de su dolor.

Cuando despertará, iba a ser un hecho que lo iba a golpear por haber sido tan idiota por sacrificarse de esa manera, pero... Antes, lo iba a mimar hasta que se cansara por la felicidad de tenerlo a su lado.