CAPÍTULO 13
"Pasado"
Su rostro estaba desencajado. Había tanto enojo, resentimiento, angustia, dolor en él, que no sabía cómo hacer para consolarlo, mucho menos para calmarlo.
─¿Qué te sucede? ─pregunté. Lucas estaba en un estado que me provocaba miedo. Él no me contestaba, se había sumido en la inconsciencia de todo aquello que lo rodeaba. Incluida yo─. ¡¡¡Lucas!!! ─grité con todas mis fuerzas. Sólo logré que reaccionara. Sin embargo, me miró como si no me reconociera, como si fuese una completa extraña para él. Su mirada se clavó en mí unos cuantos segundos, tenía la mirada perdida, me miraba pero su mente estaba en otro lugar, muy lejano a la realidad. Y así como me miró, tan lejos de mí, desapareció.
No entendía nada. Un segundo le estaba contando cómo me había ido en el examen y al otro él entraba en una crisis de la que no podía sacarlo. Tenía esos cambios de humor tan radicales, pero sabía que era algo lo afectaba tremendamente y me hubiese gustado tanto ayudarlo, si tan sólo supiera cómo.
Tres semanas habían pasado, no había señal de Lucas. Simplemente se había evaporado. No había un sonido, un susurro, ni siquiera el calor que sentía cuando se acercaba, nada. Se había evaporado. Y por mucho que lo negara, su ausencia me había dejado un vacío.
Desde que Lucas desapareció ya no pasaba tanto tiempo en mi habitación, porque lo único que hacía era pensar en formas de cómo hacerlo regresar. Lo había llamado, le había rogado, incluso derramé unas lágrimas pidiéndole que volviese, sin lograr nada. Donde sea que estuviese, o no me escuchaba, o tan sólo me evitaba, y eso dolía.
Me sentía triste y... era raro. Hacía poco tiempo que teníamos una relación cordial, pero se sentía tan bien. Su calor era reconfortante, era especial, me hacían dar ganas de que estuviese vivo para que me envolviese en sus brazos y... Ese era el momento en que trataba con todas mis fuerzas de detener la línea de mis pensamientos. Por mucho que me gustara la forma en la que me hacía sentir, era una historia imposible. Él nunca podría tocarme, él nunca podría abrazarme, y él nunca podría besarme. Hay historias que no están destinadas a contarse. Y la mía con Lucas ni siquiera estaba destinada a comenzar.
Pasar tiempo con Joshua se había convertido en mi momento favorito del día. Usualmente íbamos a su casa. Él me había invitado con anterioridad pero yo le había dicho que lo más probable era que sentiría incómoda. Conocer personas no era una de mis más grandes habilidades, y el hecho de pensar en conocer a su familia me ponía tan nerviosa de que había preferido evitarlo. Sin embargo, después de perder a Lucas, quería alejarme de la casa, por lo menos hasta que dejara de extrañarlo.
La primera vez que fui a la casa de Josh nos recibió su hermana pequeña Daisy. Daisy tenía ocho años, era un poco más baja que yo (lo cual me hizo pensar que yo era un enano de jardín), tenía cabello rubio largo y lacio, ojos color miel y tez blanca, incluso un poco más blanca que la de Josh. Vestía completamente de rosa, lo que me hizo recordar cuando yo también tuve la etapa de vestirme de rosa, y recordar eso me sacó una pequeña sonrisa.
─¡Josh!─ se abalanzó sobre Josh y el la alzó abrazándola tan fuerte que parecía que no se hubiesen visto en mucho tiempo. La verdad es que no tenía idea sobre las relaciones entre hermanos, tan sólo las que había visto entre los hermanos de mis amigas, pero eso era todo. Me costaba relacionarme con niños pequeños, nunca había estado cerca de niños, mamá era hija única y papá sólo tenía un hermano, el tío Johnny, por lo que tener un primo se veía como una misión imposible. Pensé que a lo mejor no fuese tan malo como pensaba, pero Daisy no me lo hizo tan fácil.─ ¿Tú eres la novia de Josh?
Un calor comenzó a subirme tan rápido que no lo pude controlar, sentía que me ponía roja, me sentía arder, así como cuando vas a la playa y terminas insolando por no usar protector solar. Intenté responder, pero me quedé muda. Algo con lo que ya estaba familiarizada. Por suerte Josh contestó por mí.
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Después de la vida © (#1)
Paranormal¿Qué pasaría si un día pierdes a las personas más importantes de tu vida? Galya tiene quince años, su vida es como la de cualquier adolescente normal. Y lo seguiría siendo, si no hubiese sido por el accidente. Ese hecho crucial la deja huérfana. P...