*14. Heredero de Slytherin

1.1K 115 32
                                    

Luego de esa inquietante pero memorable clase de duelo, todos en el castillo comenzaron a decir que Harry Potter era el heredero de Slytherin, porque había hablado pársel –la lengua de las serpientes– e incitado a una a atacar a un inofensivo estudiante.

Alexis estaba de muy mal humor por la pelea que había tenido con su hermana, se negaba a buscarla y hablar con ella, si Hermione pasaba de ella, entonces haría lo mismo. ¡Al diablo con su promesa! Además la situación le daba la perfecta oportunidad para comenzar a relacionarse con su posible nuevo grupo de amigos, por increíble que fuera eso.

—No puede ser que crean que Potter es el heredero de Slytherin —se quejó Malfoy una tarde en la que se encontraban sentados cerca de la chimenea, pues había empezado a nevar copiosamente y el frío se hacía sentir.

—Necesitan creer en algo, Malfoy, y en este momento es más fácil pensar que él lo sea a cualquier otro —le respondió Alexis a la vez que Lady, la gata de Millicent saltaba a su regazo.

—Pero es Potter —remarcó Pansy—, un Gryffindor de pies a cabeza. Es obvio que el heredero de Slytherin debería ser una serpiente.

—Bueno, ha pasado mucho tiempo desde entonces, bien su ADN se pudo combinar con otros y resultar en un Gryffindor heredero de Slytherin, incluso podría haber algún muggle en su línea de sangre y mestizos seguro —comentó la castaña y acariciando a la gata, que no tardó en comenzar a ronronear.

—Más temprano escuché a unos tejones diciendo que no tienen duda de que Potter es el heredero, porque el mensaje pintado decía "enemigos del heredero, temed" y quienes fueron petrificados son personas que, según ellos, a Potter no le agradaban —les contó Millicent.

—Parece que en este colegio nadie recuerda que Potter es mestizo, hijo de una nacida de muggles —resaltó Alexis.

—¿Acaso lo estás defendiendo? —preguntó Malfoy, ofendido.

—¿Celoso? —lo provocó y rió al ver la expresión del rubio—. No, no lo defiendo, solo resalto un hecho. Es hijo de una muggle, fue criado por muggles, siente a Hogwarts como su verdadero hogar. ¿Por qué arriesgarse a ser expulsado? No tiene sentido.

—Mi padre me dijo que una vez, hace cincuenta años, la cámara se abrió, un estudiante murió y expulsaron al culpable.

—¿Murió un estudiante en el colegio? ¿Quién? —esta vez habló Millicent.

—No lo sé —aceptó Malfoy—. No me interesé por preguntar.

—Si tan solo hubiera una forma de averiguarlo —añadió Nott.

—Bueno, hay gente que lleva más de cincuenta años en este castillo, podríamos averiguarlo si quisiéramos —opinó Millicent.

Durante esa tarde noche un nuevo ataque se produjo. Esta vez las víctimas fueron Justin, el chico al que casi había atacado la serpiente, y el fantasma de Gryffindor, Nick Casi Decapitado. Habían encontrado a Potter en la escena del crimen por segunda vez. Ahora casi nadie dudaba que él fuera el heredero y todos se preguntaban cómo había podido petrificar a un fantasma. Muchos de los alumnos que habían decidido quedarse en el colegio para Navidad cambiaron de opinión y Millicent tuvo que marcharse por pedido de sus padres.

Por fin concluyó el trimestre. Sobre el colegio se hizo un mutismo tan vasto como la nieve en los campos. Se sentía un silencio atípico pero tranquilizador después de tantos días agitados. Casi que se podía oír el aleteo de las lechuzas y el eco de los pasos en los desiertos pasillos. El día de Navidad amaneció frío y blanco. Alexis despertó bastante más tarde de lo que acostumbraba, disfrutando el hecho de tener la habitación para ella sola. Unos cuantos paquetes esperaban al pie de su cama para ser abiertos. Sus padres le habían enviado unas pelotas de tenis –que ella adoraba arrojar contra la pared para atraparlas—, un nuevo pijama y varios chocolates de diferentes clases. A pesar de que no hablaba con su hermana, ella le había enviado un juego de plumas en tonos negros y verdes. Alexis, en cambio, le había enviado una agenda junto a una pluma. Millicent le había dejado un pequeño prendedor con el escudo de Slytherin, que al tocarlo se cambiaba por una serpiente gris con ojos verdes e incluso había recibido un regalo de Malfoy, uno de los privilegios de pertenecer a su grupo, supuso. Era una Navidad muy extraña, la primera lejos de su familia y seguramente no la última.

La otra Granger *en Edición*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora