*3. Camino a Hogwarts

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El tan ansiado primero de Septiembre finalmente llegó y todos comenzaron a inquietarse. Jean y Alex seguían sin entender cómo viajarían sus hijas en tren, hacia un colegio mágico ubicado quién sabe dónde, si en King Cross no existía la plataforma 9 3 ⁄4 que se supone debían buscar. Pero daban por hecho que, tal y como todo lo ocurrido desde que descubrieron que sus hijas eran brujas, se explicaría de alguna forma y en el momento preciso.

Ese día las gemelas se levantaron temprano para terminar de acomodar sus cosas y asegurarse de no olvidar nada importante. Sonrieron satisfechas al tener todo controlado: Sombra estaba tranquila en su jaula, los baúles estaban listos, llenos de libros y demás materiales, todo en perfecto orden. Ambas se despidieron de Duke dándole un gran abrazo, que el perro devolvió en forma de lamidas en sus caras, y se subieron al auto junto a sus padres. Al llegar a la estación buscaron un carrito y allí subieron sus pertenencias. Comenzaron a caminar por el enorme lugar, desesperados por encontrar la dichosa plataforma. Fue entonces que escucharon a una familia muy peculiar comentar algo sobre Hogwarts y la cantidad innecesaria de muggles, ellos caminaban rápido, como si les resultara repugnante estar rodeado de tantas personas comunes y corrientes. Los Granger comenzaron a caminar detrás de ellos y se sorprendieron al verlos avanzar directo hacia la barrera que dividía la plataforma 9 de la 10 sin temor a chocar contra ella. En el momento en que debió ocurrir el impacto esa familia desapareció, atravesando la barrera, como por arte de magia.

Alexis y Hermione sonrieron encantadas con esa demostración mágica, oculta a la vista de todos, entonces cada una tomó a uno de sus padres de la mano y los obligaron a avanzar del mismo modo que lo habían hecho el trío de rubios hacía solo un momento. Tras atravesar la barrera pudieron observar que una enorme locomotora de vapor, de un brillante color escarlata, esperaba en un andén lleno de gente que se despedía y abrazaba. En un anuncio se leía: "Expreso de Hogwarts, 11 hs". En un arco de hierro donde debía estar la taquilla se leía "Andén Nueve y Tres Cuartos". El humo de la locomotora se elevaba sobre las cabezas de la ruidosa multitud, mientras que gatos de todos los colores iban y venían entre las piernas de la gente, las lechuzas se llamaban unas a otras, con un malhumorado ulular, por encima del ruido de las charlas y el movimiento de los pesados baúles.

—Esto es sorprendente —comentó el señor Granger sin dejar de observar cómo aparecía más y más gente a través de la barrera.

—Definitivamente voy a acostumbrarme a esto —murmuró Alexis asombrada, con una enorme sonrisa en su rostro, sin poder evitar mirar a todos lados, girando una y otra vez sobre sí misma. Había cientos de familias despidiendo a sus hijos, unos con ropas más extrañas que otros. Jean también miraba para todos lados, incrédula. Estaba rodeada de muchos magos y brujas, en un andén oculto a la vista de todos. Nunca lo hubiera imaginado.

—Hay mucha gente, creo que deberíamos buscar un lugar donde poner nuestras cosas —opinó Hermione, realmente preocupada, mirando desde el tren al reloj que anunciaba que en diez minutos se pondría en marcha—. Los voy a extrañar mucho —dijo y abrazó a su madre, mientras que su padre hacía lo mismo con su hermana, luego cambiaron de lugar. Con la promesa de escribir todas las semanas y no causar problemas, se dieron un último abrazo familiar y subieron al tren. Ya casi todos los compartimentos estaban ocupados. Encontraron uno en el que solo había un niño de cara redonda, más bien rubio y de tez muy clara, con un aspecto bastante asustadizo.

—Hola —dijo Alexis con una sonrisa amable en su rostro, pues no quería asustarlo y ya parecía estarlo— ¿te importa si nos sentamos contigo? no quedan muchos lugares libres.

El niño asintió y se acercó más a la ventana, como si les estuviera dando espacio.

—Ho, hola —dijo él en voz muy baja, sin mirarlas—. S, soy Neville, Neville Longbottom y este es Trevor —señaló a un sapo que tenía en una pequeña pecera de vidrio.

La otra Granger *en Edición*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora