Jimin se despertó sudoroso y dolorido. Metido entre los brazos de Jungkook como un oso de peluche del tamaño de un hombre, no podía ni moverse. Sus cuerpos yacían juntos uno tras otro, desde el torso hasta los talones. La espalda de Jimin contra el pecho de Jungkook, anidando juntos como si hubiesen sido creados con ese único propósito. Como Jimin nunca había sido de abrazos, su postura la sintió más íntima que el sexo. Podía ver la oscuridad de fuera a través de la ventana. Su siesta debía haber sido más corta de lo que pensaba. La ternura lo llenó, no podía ceder a la locura. No existía futuro entre un bailarín y un príncipe. Este no era un cuento de hadas donde el príncipe se enamoraba del plebeyo y vivían felices para siempre. No esperaba que Jungkook le buscara más que para una noche de pasión.
Un suave beso en la parte posterior de su cuello, le envió escalofríos por la columna vertebral e hizo que su traidora polla se levantara pidiendo atención. ¿No estaba cansada?
—Hola amante. —Le susurró Jungkook al oído con voz áspera y somnolienta. Las calientes palabras de afecto hicieron que su cuerpo se pusiera duro con la necesidad. Se quedó sin aliento cuando Jungkook envolvió sus dedos alrededor de su eje.
—Oh, así. —El hombre definitivamente sabía lo que estaba haciendo. restregó instintivamente su culo contra la dura vara metiéndola entre las mejillas de su trasero.
—¿Estás cansado? —Le preguntó Jungkook. El príncipe le acarició con sus grandes manos cálidas, envió pequeñas explosiones de placer hasta los dedos de los pies del bailarín.
—Un poco, —admitió Jimin con un rubor cruzando su cara. Con un cariñoso toque, el príncipe rodó a Jimin y le puso sobre él. Jungkook tocó la cara de Jimin, sus dorados ojos mirando a Jimin con una ternura que el otro hombre no podía sentir.
—No te avergüences. No hay vergüenza en estar un poco dolorido después de cómo te amé. —El príncipe brillaba con una sonrisa malvada con las malditas manos acariciándole por la espalda desnuda, sacando un gemido de él, en ese momento no se acordaba de nada. Un mordisco en su cuello sacó un gemido de su cuerpo.
—¿Quieres follarme? —La voz del príncipe debía ser embotellada y venderse como afrodisíaco. Esos tonos aterciopelados podían conseguir que Raven hiciera cualquier cosa.
—Uh. —Fue su inteligente contribución a sus pensamientos dispersos como hojas en otoño. El príncipe era como su tormenta personal, expulsando todos sus pensamientos de su cabeza y enviando relámpagos a través de su cuerpo.
—Pero hay todo tipo de cosas que podemos hacer. Cosas deliciosas. —El príncipe rodó a Jimin y le puso sobre su espalda, apoyándose en sus brazos, cubriendo a Jimin con su gran cuerpo. Su hermosa cara rebosando cuando miraba a Raven—. No tienes ni idea de cuánto tiempo he soñado con tenerte a mi merced.
—Desde que nos conocimos ayer por la noche, no puede haber sido mucho tiempo. —Dijo Jimin devolviendo la sonrisa.
—Oh, no tienes ni idea. —Colocó besos suaves sobre la boca de Jimin, la barbilla, las mejillas y luego presionó un montón de ellos por su pecho. Los labios suaves de Jungkook enviaron escalofríos por la espina dorsal de Jimin dardos de necesidad directamente a su polla—. He soñado con encontrar a mi compañero durante años.
Una sensación de picazón cosquilleó hasta la columna vertebral de Jimin, pero estaba demasiado ocupado sintiendo el calor del hombre sexy por encima de él como para preocuparse demasiado por los tics nerviosos.
—¿Compañero? —Demonios, ellos habían tenido relaciones. No creía que fuera necesario intercambiar anillos, ni nada. La mirada en los ojos de Jungkook le indicó que era mejor no decir ningún comentario de los muchos que atravesaban la cabeza. Jungkook besó a Jimin, derritiendo la maldita espina dorsal.
—Los dragonkin solo tienen una pareja. Tú eres la mía.
Oh. Infiernos. Cuando Jimin había dicho que necesitaba un cambio en su vida, no tenía la intención de convertirse en un compañero de dragonkin. Tenía que pedir información por la mañana. Justo ahora era demasiado esfuerzo.
—Chúpame Jungkook. —Le exigió Jimin. No podía con los besos suaves más tiempo. Si el príncipe no hacía algo pronto, no sería responsable de sus actos. Jungkook le dio otra sonrisa encantadora antes de descender y tragar la polla de Jimin.
Jimin gritó, arqueó la espalda, tratando de suprimir la necesidad de impulsar la humedad caliente que lo rodeaba. No quería ahogar a Jungkook, pero vendería su alma para mantener su boca sobre él para siempre. Solo tardó unas pocas succiones más para derramar su semilla en la talentosa boca del príncipe. Si no supiera a ciencia cierta que era un príncipe, le preguntaría si había trabajado como profesional de las relaciones. Un servicio de este hombre valdría oro. Ahora que lo pensaba, como dragonkin, podría quedarse con el oro. Le dio una sonrisa perezosa cuando el hombre se arrastró sobre su cuerpo. Laxo, dejó que el hombre más alto pusiera su espalda contra su musculoso cuerpo.
—Estaré contigo en un segundo. Jungkook le dio un beso en la parte superior de la cabeza.
—No es necesario. Me corrí cuando lo hiciste. Jimin se echo a reír.
—A las criadas no va a gustarles.
—Tendrán que acostumbrarse. —Dijo Jungkook pasando una mano arriba y abajo por el cuerpo de Jimin. Parpadeó alejando las lágrimas, se tragó el nudo que tenía en la garganta. El príncipe hablaba como si hubiera un mañana para ellos. En realidad, este sería probablemente su único momento juntos.
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Drakon³ KM
FantastikDirigiéndose a un bar después de un espectáculo de danza, el bailarín intergalácticamente famoso, Jimin, se encontró con una niña pequeña junto al cadáver de su abuela. Su única buena acción en ayudar a la niña pequeña, su única buena obra lo guiarí...