Síndrome de Estocolmo JimSu +21

Sesión uno

—¿Y bien, señor Min? ¿Podría decirme porqué le molesta tanto estar aquí?— preguntó el profesional, dedicándole una mirada inexpresiva.

—Porque no estoy loco.— respondió tosco.

—La mayoría de las personas tienden a creer que visitar un psiquiatra o un psicólogo es razón suficiente para tachar a alguien de loco, pero están equivocados. Nosostros brindamos ayuda profesional para poder superar ya sea episodios traumáticos, la muerte de un ser querido, adicciones. Verá que no es tan malo como dicen.— la fluidez con la que habló hizo pensar a YoonGi que se sabía de memoria aquel discurso, que seguramente tenía que decirlo todos los días de su vida a todos sus pacientes.

—¿Cuantas veces a repetido eso en el día?— preguntó tomando por sorpresa a JiMin, el cual solo sonrió.

—Debe ser la cuarta o quinta vez.— contestó ensanchando su sonrisa. —Si te sientes más a gusto, puedo hablarte un poco de mí. Para entrar en confianza y puedas contarme lo que desees.— carraspeó quitando sus lentes.

—Me parece una muy buena idea, señor Park.

—Bien. Mi nombre es Park JiMin y tengo 28 años. Hay personas que estudian psicología y psiquiatría por separado, pero en mi caso, hice las dos carreras completas, y no es por presumir pero soy considerado el mejor de mis profesiones. Tanto así que trabajo en una unidad especial de víctimas.— contó con orgullo, el que tiene una persona que ama lo que hace y que le costó demasiado llegar donde estaba. —admito que me gustaría más tener mi propio consultorio externo, pero aún falta para eso.— comentó con una sonrisa.

—Gracias al expediente que me otorgaron sé muchas cosas de tí. Pero si lo pensamos bién no es lo mismo leer algo, a que te cuenten personalmente las cosas. Así que si pudieras hablarme de tí, cualquier cosa sería útil.— habló profesionalmente colocándose de vuelta sus anteojos y tomando sus libreta para anotar. Su mirada pasó al paciente que lucía cohibido, esperando una respuesta que no llegaba probablemente pensando con que empezar. —¿Tu color favorito?

—Negro— respondió después de unos segundos.

—Las personas a las que le gusta el color negro suelen ser más creativas, ¿lo sabías?— el pelinegro lo miró con atención, negando levemente. —Podríamos tener una sesión donde puedas expresarte artísticamente, ¿te gusta la idea? — preguntó aunque el contrario solo encogió los hombros. —¿te gustan los animales?

—Si, mucho. En especial los perros.— comentó pausadamente, tratando de convencerse de que era una charla normal y no que estaba analizando cada palabra que decía con el fin de diagnosticar el grado de psicosis que tenía.

—Bien.— anotó cada respuesta en su libreta. —¿Podrias hablarme de tu familia? No me refiero a sus problemas, si no más bien a quienes la conforman y eso.

—Tengo un hermano mayor, es administrador de empresas, papá quería que el fuera quien heredara su negocio. Mamá maneja eventos sociales y Papá tiene una agencia de autos.— contó. —Mi madre proviene de una familia muy reconocida y prestigiosa, pero sacrificó todo aquello cuando conoció a mi padre. En ese entonces él era humilde y se oponían a su enamoramiento, así que ella decidió escapar de su casa con él. Tuvieron una vida bastante humilde por un par de años hasta que papá pudo prosperar y tener lo que tiene ahora.

—Wow. Casi como una novela.— comentó con una pequeña sonrisa. —y tú, ¿quiéres tener una historia como esa?— preguntó con cautela. Sabía que estaba pisando terreno sensible.

—Yo solo quiero poder estar al lado de mi novio otra vez. Y le agradecería que no se metiera en mi intimidad.— contestó bruscamente.

—Lamentablemente tengo que hacerlo, señor Min. Es libre de contarme o no su vida.— aclaró trazando palabras en su libreta. —¿Hace cuánto tienen una relación?— silencio, era lo único que se escuchaba en aquella sala. —Cambiaré de pregunta. ¿En qué momento se dió cuenta que desarrolló sentimientos por él?— no iba a rendirse tan fácil, aunque no contestara su cuestionario, insistiría. —¿Lo amas?