—Señor Min, tome asiento por favor.— había llegado después que su paciente y él no parecía conforme con la espera.
En la mañana recibió un bombardeo de malas noticias y por si fuera poco lo llamaron a un caso de emergencia. Estaba cansado y de muy mal ánimo, no todos los días te enteras de que un paciente se quitó la vida, su frustración era muy evidente.
Suspiró abatido, dejó caer su portafolios a un lado y aflojó su corbata sentándose en su silla. Y entonces lo notó, el cambio brusco de Min ante sus acciones. Antes parecía estar molesto e impaciente y ahora tenía la cabeza bajada, comprimiendo sus labios, puños y muslos; sudaba frío y el temblor en todo su cuerpo era evidente.
—¿Se siente bien?— preguntó frunciendo el seño, aquella actitud sin dudas no estaba dentro de lo “normal”.
—S-si yo..— ahogó un leve sollozo. —S-solo se suave, no puedo soportar el dolor.— murmuró perdido en su mundo, uno de terror.
La realidad le golpeó la cara de tal manera que tuvo que sostenerse de sus descansabrazos. Era todo claro, la actitud de YoonGi se debía al sometimiento que había sufrido y por los balbuceos que escuchaba estos persistieron hasta hace muy poco.
—YoonGi, mirame.— ordenó con voz suave. —Soy tu médico, no voy a hacete nada, solo quiero ayudarte.
Guardó distancia, debía darle tiempo para que el menor saliera de su trance. Esperó pacientemente mientras YoonGi seguía en su mundo de sumisión involuntaria.
La linda asistente del rubio entró repentinamente, exaltando al paciente y despertando nuevamente su pánico.
—¡No me toques!— gritó colérico, levantándose de su lugar para apoyarse en la pared con su rostro entre sus manos mientras lloraba. —¡No quiero, no quiero!— gritaba en crisis.
—Retirate.— demandó rápidamente el profesional a su secretaria, también levantándose de su asiento.
En cuanto la puerta fue cerrada se acercó cautelosamente al pálido. —YoonGi, tranquilo. Solo soy yo ¿me recuerdas? Estuviste aquí ayer, me hablaste de tu familia, de los perros y de tu color favorito.— habló pausado, casi temiendo la reacción del contrario. El joven solo se dejó caer en el suelo, sentado. —¿Recuerdas lo que me dijiste? Lo de tus padres. Piensa en eso.
Contuvo la respiración unos segundos, su corazón se partía en pequeños pedacitos al presenciar tal reacción. Se puso a la altura del pelinegro con sumo cuidado, cualquier movimiento brusco empeoraría las cosas. —¿Puedes mirarme?— preguntó escuchando el llanto silencioso y los balbuceos inentendibles que soltaba. —Señor Min.
Por fín consiguió que lo mirara y casi sentía en carne propia el terror que denotaban sus ojos, aquellos orbes negros transmitían todo el dolor que llevaba por dentro y sin poder resistirlo lo atrajo hacia él en un abrazo protector.
No iba a mentir, tenía miedo de lo que el menor pensara por tal atrevimiento de su parte pero, contra todo pronóstico, se aferró a su camisa como si su vida dependiera de ello.
—Lo siento.— murmuró minutos después, con su voz ronca por el llanto. Se levantó con ayuda del médico y volvió a su silla.
—¿Necesitas un tiempo a solas?— le preguntó suavemente. En el rostro de YoonGi se formó un “¿harías eso por mí?” asintió y sin más salió de su sala.
—Señor Park, disculpe mi imprudencia, no quería agravar la situación.— realizó una reverencia bastante pronunciada.
—No importa.— se apresuró a decir, regalándole una sonrisa a la empleada. —¿Qué era lo que necesitabas?
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Síndrome de Estocolmo JimSu +21
Fanfiction»»----- -----«« -Él te secuestró YoonGi. -Él me ama. YoonGi ha sido secuestrado. Después de dos años y medio es por fin rescatado y devuelto a su familia. Pero hay un problema, está enamorado de su secuestrador »»----- ...