Sesión Seis: parte 2

96 14 0
                                    

—Poco después de que decidiera quedarme con SiWon lo noté algo extraño, así que le pregunté que le sucedía.

—¿Por qué estás tan ansioso?— seguía con la mirada el andar, casi desquiciado, de SiWon.

—No estoy de humor, YoonGi.— le dijo con tono de advertencia.

—al parecer si estás de humor para hacerle un hueco al suelo, con ese ir y venir incesante.

El mayor respiró hondo sobando el puente de su nariz, no quería perder la paciencia con YoonGi, sobre todo ahora que había decidido quedarse, pero él no lo ponía tan fácil, con sus aires de superioridad e inteligencia y ese maldito tono sarcástico que lograba sacarlo de sus malditas casillas.

—Escucha, Yoongi, estoy esperando a alguien que me dará noticias sobre lo que pasa afuera, ¿entiendes?— grave error

—No, ¿podrías dibujarlo para mí?. Claro que entiendo, no soy un idiota.— contestó molesto. Odiaba que le dijera "¿entiendes?" con algo más que obvio. —Deberías quedarte aquí solo, después de todo es evidente que no necesitas de mi compañía.

Caminó firme hasta la habitación en la que dormía. Lloró nuevamente, como cada momento que tenía a solas, la sensación abrumadora de sentirse abandonado lo consumía de a poco.
Los minutos pasaron tortuosamente lentos, hasta que escucho la voz de SiWon llamarlo.

—¡YoonGi! ¡YoonGi! ¡Min YoonGi!— gritaba desde la sala, como si llamara a un perro.

—No es necesario que grites, solo estamos tú y yo en esta estúpida casa.— gruñó.

—Ah, mi lindo niño.— pronunció con una sonrisa lasciva. —Él es mi amigo Kim YongHwa, nos va a ayudar mientras soluciona los problemas que tenemos.— le dió una calada a su "cigarrillo " —por cierto, trajo malas noticias.

—No hacía falta que lo dijeras, puedo ver en tu cara la preocupación de esas noticias.— le dijo sarcástico. —para qué me llamaste.— exigió saber.

—el niño no tiene modales.— comentó el abogado, inspeccionando su cuerpo sutilmente. —Deberías tener cuidado, las palabras incorrectas con las personas equivocadas pueden costarte muy caro.— le dijo. Y no por haberse sentido ofendido o insultado, si no que conocía el temperamento de su amigo y si el niño planeaba seguir teniendo ese carácter le iba a ir muy mal. Evidentemente estaba tentando a su suerte, ya que no se veía ningún signo de violencia en él pero dudaba que siguiera ileso más tiempo.

—No le hagas caso, es un niñato mimado que no entiende nada de la vida.

—¿Crees que debería preguntarle a tu puta madre sobre la vida?— soltó mordaz.

El castaño se levantó de inmediato, jalando del chico con brusquedad hacia él. —¿Acaso no escuchaste lo que te dije hace un momento?— ocultó su nerviosismo con molestia. Podría jurar que de haberlo dejado más tiempo cerca de SiWon, este lo habría golpeado.

—Quítame tus manos de gorila de encima.— ordenó.

El hombre en el sillón soltó una sonora carcajada. —Te dije que el niño tenía caracter, veremos cuánto le dura.

—Seguramente durará más de lo que le tomó a tu padre aban...— el jalón que le dió YongHwa lo interrumpió, su ceño estaba completamente arrugado.

—¿Es necesario que el niño se quede aquí?— preguntó despectivo.

—Puedes irte, YoonGi, pusiste de mal humor a la visita.— dijo riendo.

—¿Puedo? Qué, ahora él me dice que puedo o no hacer, ¿cómo si fuera una estúpida mascota? Es un repugnante idiota, ojalá el techo se le cayera encima por creerse tanto, maldito imbécil.— murmuraba mientras se paseaba por toda la planta alta.

—Después de ese día las visitas de YongHwa se hicieron frecuentes, a veces se quedaba fines de semana completos, y luego llevó a ese hombre, cada vez que iba.

—¿Cuándo comenzó a ir acompañado?

—No lo recuerdo.

—¿Por qué iba?

—Le vende droga a SiWon.— confesó con vergüenza.

—¿La consumías?— preguntó con cautela la mujer.

—Fueron pocas veces, y no lo hice por gusto.

—¿Él te drogaba?— la voz de JiMin se sintió pesada al hacer esa pregunta, como si le doliera más a él.

YoonGi no pudo evitar sentirse avergonzado, aquellos ojos mieles lo miraban con un brillo triste.
Lástima, me tiene lástima, hizo eco en su cabeza.

—Ya no quiero hablar de esto.— habló firme.

—Lo entendemos, YoonGi.— le contestó la fiscal y de inmediato guardó sus cosas.

—¿Aún hay más?— preguntó YiXin, a lo que él asintió. —Cuando te sientas nuevamente seguro para hablar con nosotros avísanos, ¿si?.

El grupo de profesionales se retiró luego de una rápida despedida. Y JiMin, él simplemente le sonrió dándole ánimos, se quedaron un tiempo en silencio hasta que fue hora de que se marchara.







-C

Síndrome de Estocolmo JimSu +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora