capitulo 38

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—¿Con quién estoy hablando? ¿Con Jennifer o con Audrey? —preguntó Jonas mirando a la esposada mujer al otro lado del pequeño cuarto de interrogación.

—Jennifer... —musitó la mujer mirando hacia todos lados.

—¿Por qué no me conto su problema mental? —preguntó el hombre tomando asiento frente a ella.

—Por... porque ella no me dejaba hablar.

Jonas levantó la ceja inmediatamente.

—Ya sé porque asesinó a Sunny Trent, y también porque asesinó a Eve ¿Por qué ataco a Juliette en la casa del teniente?

Jennifer por primera vez desde que el hombre entró en la habitación lo miró.

—Quería mandarle un mensaje, quería... dejarle claro que no importa cuánto alejara a Juliette, nunca le perdería el rastro.

—¿Por qué a Juliette?

—Porque.... —se mordió el labio antes de hablar—. Porque a ella le gusta Juliette...

Ahora las dos cejas del detective estaban levantadas.

—Explícate.

—Es que ella... ella siempre le gustó esa pureza de Juliette, era atrayente para todos y cuando Juliette se escapó con usted ella hizo todo lo que pudo por hacerla volver a las malas, al final usted ganó y eso la enojó más.

—¿Y por qué asesinó a Ana?

—No, no fue por eso... ella se enteró de que yo asesiné a esas chicas.

—¿Cómo?

—Ella vio mi ropa sucia de sangre cuando volví de atacar a Juliette, iba a delatarme, iba a llamarlo pero logré detenerla, a las malas pero pude.

—¿Cómo pudo volver tan rápido al reformatorio? —preguntó Jonas taladrándola con la mirada.

—me robé una moto esa noche... no fue difícil volver.

—Usted y Audrey hicieron todo esta masacre ¿Por celos?

De repente Jennifer sonrió.

—Hola... detective...

El tono de voz de Jennifer cambió y su mirada se volvió sombría nuevamente.

—Audrey —Jonas la miró con una sonrisa apagando el grabador de voz—. Ahora si podemos hablar cómodamente.

—Así que... ya le partió la flor a Juliette.

—Si y no alcanzas a imaginar lo agradable y placentero que fue.

—Eso era mío...

—No, Audrey, eso no era tuyo, ni mío, ni de nadie —el detective se inclinó hacia adelante para mirarla fijamente—. pero ahora tengo la satisfacción de dormir al lado Juliette todas las noches mientras tú dormirás en una cama de hierro con un colchón de cinco centímetros.

—Maldito hijo de puta, eso es lo que es usted.

—¿Por qué iba a atacar a las mujeres del reformatorio? —preguntó Jonas activando el grabador nuevamente.

Audrey volvió a sonreír y arrojó su cuerpo hacia atrás.

—La directora me quería negar la entrada, iba a obligar a las reclusas a sacarme de ahí con la excusa de "no puede tocarlas porque son menores de edad" así que tuve que sacar medidas drásticas.

—¿Quién pagó su fianza? Busqué en su expediente y no hay ninguna hermana llamada Estela.

La mujer empezó a reír como una loca.

El secreto de JulietteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora