capitulo 12

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Una amenaza de muerte, Sunny había recibido una amenaza muerte y no le había comentado nada Juliette, eso la impactó por completo ¿Por qué no le contó lo que pasó? ¿Por qué no le contó lo de la amenaza? Pero si la cabeza de Juliette era un desastre en la de Jonas había pasado un terremoto y un tornado al tiempo, nada tenía sentido, supuestamente en el cuchillo sólo se encontraron las huellas de las cuidadoras pero en la caja había una amenaza de muerte, y si Juliette no conocía la existencia de esa caja él dudaba mucho que alguna otra cuidadora si lo hiciera, esto solo le agregó más complicación al caso y su lista de sospechosos se agrandaba a prácticamente todo el mundo en ese lugar, acababa de dar dos pasos atrás en esa investigación.

—Esto es un problema —murmuró Jonas cubriendo su cara con sus manos—. ¿Reconoce la letra?

—Yo... no —respondió Juliette demasiado sorprendida aún.

—Tenemos que hacer algo, tendré que solicitar los cuadernos de todas las chicas o algo así.

—Si, tenemos que hacer eso —dijo ella tratando de recuperar el aliento.

Pero no sirvió de nada, ya que otro fuerte trueno sonó haciendo brincar a Juliette provocando que su cuerpo se pegara al cuerpo de Jonas, el cual estaba aún demasiado cerca de ella, eso hizo temblar al detective, a pesar del delgado aspecto de la señorita Juliette tenía unas buenas posaderas.

—Lo siento —se disculpó ella muy apenada.

—No se preocupe —hablo él tragando en seco—. como no hay vidrios en la ventana el sonido se siente aún más fuerte.

—Sí, lo sé, solo espero que coloquen ese vidrio pronto —dijo ella dándose la vuelta y alejándose un poco de él chocando con la mesa—. ¿Tiene que llevarse la caja?

—Sí, voy a revisar bien los papeles para ver si hay otra amenaza y buscaré la manera de mostrarle el papel a la directora sin tener que darle muchas explicaciones.

—¿Le mentirá? —Juliette lo miró algo sorprendida.

—No le mentiré, omitiré ciertos detalles, lo siento pero no confío en esa mujer.

Eso hizo reír a Juliette.

—Yo tampoco confío en ella.

—¿La han vuelto a castigar, señorita Juliette? —preguntó él con curiosidad.

Inmediatamente se arrepintió de hacer esa pregunta, ya que la sonrisa de Juliette desapareció.

—Si...

—¿Por qué? —preguntó algo molesto.

—Porque... porque la directora piensa que yo... yo lo estoy provocando.

—Eso es estúpido —dijo él acercándose nuevamente a la joven.

—Sí, lo sé.

—Usted no necesita hacer nada a propósito para provocarme, solo tiene que sonreír.

Eso causó un gran sonrojo en el bello rostro de Juliette, no esperaba ese comentario, tuvo que agachar la mirada para respirar mejor y relajarse.

—Entonces ¿Debo dejar de sonreírle?

—Ni siquiera se le ocurra —le respondió Jonas acercándose más y agarrando su mentón para obligarla a mirarlo—. No me prive de ver esa bella imagen.

—Yo no soy tan bella como usted supone.

—Sí, si lo es ¿Acaso hace cuánto no se ve a un espejo?

—Hace mucho —susurró ella apenada.

—¿Disculpe?

—En nuestros cuartos no hay espejos, solo veo mi reflejo a través de los vidrios.

El secreto de JulietteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora