Corría dejando a sus hermanos atrás, no le importaba mucho, ya eran niños grandes y sabrían cuidarse solos. Su adrenalina aumentaba, si no llegaba lo suspenderían y eso sería una gran mancha para su reporte a fin de año.
- ¡Cuidado! - Se detuvo bruscamente al ver a un señor caminando tranquilamente quien le advirtió del cambio de semáforo antes de cruzar. Una vez ya era seguro, se dirigió al otro pavimento.
- Muchas gracias señor, ¿Cómo se lo puedo agradecer? - Dejó de lado su apuro para atender al adulto.
- No hay de que joven, se le veía apresurado y no quería que pasara una desgracia. - Sonrió. - Se que suena como mucho pedir, pero, ¿Tienes algo de comer? No he comido en toda la mañana y me muero de hambre. -
- Ammm... Si, tengo mi almuerzo, puedo compartirlo con usted si gusta. - Dijo amablemente.
- No no, ¿Qué vas a comer tu entonces? No puedo aceptarlo. -
Retiró la pequeña maletita de su mochila. - Yo insisto, traje un platillo desechable, quédeselo, no me debe nada. Yo solo quiero ayudarlo, no me deje con esto en las manos. - Colocó los pastelillos en el plato de cartón y se los entregó.
- Muchas gracias, no sabe cuanto lo aprecio. - Sonrió suavemente. - Oh, ¿Cuál era su apuro joven? -
- ¡LA ESCUELA! - Guardó como pudo la lonchera para correr desesperado al gran portón.
Corrió, alargaba sus pasos para tratar de llegar lo antes posible, sentía como sus pulmones ardían por el aire frío que entraba por sus fosas nasales. Ingresó al pabellón de su bloque con el corazón casi en la mano.
- Alto ahí. - El guardia del lugar lo detuvo en medio del pasillo. - Lo siento amigo, tu registro ya está saturado y ya te hice demasiados favores. - Suspiró. - Me da pena negarte el acceso, pero si te dejo pasar corro el riesgo de que me echen chico, lo lamento pequeño... -
Sus orbes se estaban llenando de lágrimas. - Tienes que dejarme pasar, p- por favor, n- no puedo tener e- esta falta, por favor. - Aguantaba el llorar con toda su fuerza. Sus sueños se estaban quebrando frente a sus ojos.
- No me hagas mi trabajo más difícil chico... - Realmente notaba como las súplicas penetraban hasta su alma. - Ven aquí. - Le dio un abrazo. - Ya está, tranquilo... -
Se desahogaba aferrándose al uniforme del mayor. Sus sollozos cada vez se hacían más audibles. - Kills... Ya no se que hacer... Todo lo que he trabajado, todo se va a ir a la basura... Estaba tan cerca de esa beca... -
- No digas eso, nada está perdido. - Esos lamentos le estaban quebrando el corazón. - Tu esfuerzo será recompensado, ya verás. No llores Geno, tranquilo. - Le dio un pequeño beso en la frente. - Ya está, respira. - Muy pocas veces lo había encontrado en ese estado. Ese joven que siempre mantenía la calma y ayudaba a todo el mundo se había desmoronado en sus brazos.
Respiró profundamente, su laringe aún quemaba pero necesitaba aire. Tosió unas cuantas veces mientras lágrimas dejaban de brotar de sus ojos ahora irritados. - Gracias... Gracias por estar aquí conmigo... - Aflojó levemente su agarre. - Ya quisiera que tu fueras mi padre Kills... - Aquel pensamiento alegró su mente. Su voz era suave y algo cansada, pero se encontraba mejor.
- . . . - No sabía que responderle. - Me harás llorar a mi también, niño... - Soltaron una pequeña carcajada al unísono. - Siempre estaré aquí para ti, nunca vas a estar solo, ¿Me oyes? - Se percató de la hora. - Tus hermanos deben estar por llegar, entra al baño y yo te aviso cuando se hayan ido. - El contrario asintió para caminar al lavabo, cerrando la puerta.
- ¡Heya Killer! - Su cabello rosa intenso y su actitud delataban de quién se trataba.
- Hola lagrimitas. - Saludó con un choque de puños al de cabello grisáceo. - ¿Geno pasó por aquí? -
- No lo vi, seguramente ya está en clases. Yo fui a conseguir algo de beber. - Los miró. - Deberían irse ya, llegar tarde no es bueno para nadie, ni si quiera están en su pabellón. -
- Owwww, yo que quería divertirme brah, tus chistes de knock knock are lo mejor. - Hizo pistolas con sus manos para apuntarlo.
- Agh... Vámonos parásito, prefiero pasar las clases a escuchar tus horrendos juegos de palabras. Adiós idiota. -
- Adiós chicos. - Se alejaron para salir por la puerta principal del edificio. Se acercó al baño y tocó la puerta. - "Knock knock" - Dijo divertido.
- Killer pfff... - Salió rápidamente para abrazarlo. - Gracias por encubrirme, prometo que se los diré, pero cuando lleguen a casa, no quiero que estén preocupados en las clases y no escuchen nada. - Sintió como le revolvían el cabello.
- No hay de que, ya sabes que-
- "La familia es lo más importante", si, lo sé. Pero... Tu eres parte de mi familia también, así que técnicamente ya estoy cumpliendo parte de mi promesa. - Una gran sonrisa se formó en su rostro.
Un leve rubor apareció en sus pómulos. - Ya ya, me estás haciendo sonrojar... - Se separó y le dio un último beso en la frente. - Anda con cuidado. Recuerda que no estás solo en esto, si necesitas alguien con quién hablar, siempre estaré aquí, también los tienes a tus hermanos. No lo olvides nunca, ¿Ok? -
- ¡Si señor! Gracias por alegrarme el día. ¡Adiós Kills! - Se fue a paso lento a su casa, no planeaba repetir toda esa carrera otra vez.
Observaba como el cielo estaba despejado y el sol era radiante. La torre Eifel se veía preciosamente majestuosa. Mientras caminaba pensaba que podría hacer, apenas eran las 8 de la mañana y sus familiares no llegarían hasta casi las 3 pm.
- Mmmmmmm... - Sin darse cuenta ya había llegado a su destino. Aún pensativo subió las escaleras, se encontraba como en modo automático. Abrió la puerta de su alcoba y se tiró en su cama.
Su celular vibró. Lo sacó de mala gana y se dispuso a ver quién era. 'Death' era lo que aparecía en pantalla. No dudó y contestó. - ¡Reaper! ¡Deberías estar en clases! ¡¿Qué haces llamándome?! - Le preocupaba que eso afectara el desempeño del peli-negro.
- Yo debería estar diciendo lo mismo, TU eres el que debería estar en clase. - No iba a negar que se encontraba muy preocupado por el albino, era raro que faltara sin que los profesores no avisaran si estaba enfermo o tuvo algún accidente.
- No quiero hablar de eso ahora... - Empezó a buscar su bocadillo. - Cierto, se lo di a ese señor... - Dijo inaudiblemente para luego suspirar.
- Ok, mira, te llamo en el receso y me lo cuentas todo, t-o-d-o. Sabes que no me gusta que estés mal, ¿Si? -
- Vale... Gracias Death. - Agradecía que se preocupara tanto por él. - Oh, y dile a Blard que me llamarás más tarde, seguramente quiere hablar conmigo. -
Se había olvidado por completo del castaño. - Si, me preguntó sobre ti antes, le digo. Adiós Geno, cuídate. -
- Bye Reaper, gracias. - Colgó. Ya se imaginaba como el de ojos verdes lo estaría maldiciendo de que el de ropas oscuras se enterara sobre él en menor tiempo.
Se dispuso a preparar sus cuadernos de mañana, algo tenía que hacer o el aburrimiento lo consumiría. Algo sonaba en el fondo de su mochila. No eran sus útiles ya que siempre estaban ordenados en su estuche. Retiró todas las cosas para colocarlas en su cama, encontrando un extraño objeto al fondo.
Una pequeña caja negra con unos detalles y símbolos en un color rojo contrastante. - ¿Pero qué es esto? - Nunca antes había visto algo igual. Su día sería interesante después de todo.
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◦•●◉єℓ ¢ιєℓσ єѕ α мσтαѕ◉●•◦ [EN EDICIÓN]
Fanfiction"Una simple cosa, por más pequeña que sea, puede conectar a distintos mundos; hasta a los más precipitados e incoherentes. Al amor y al destino les gusta gastar bromas pesadas. Dime tú, ¿Quién podrá acertar en este incierto juego? Porque, al parecer...