◦•●◉ ¢αρíтυℓσ 22: ρєηαѕ ◉●•◦

124 24 170
                                    

Con dificultad cubría la herida con vendas empapadas en alcohol. El ardor era casi insoportable, unas pequeñas lágrimas se formaban en la comisura de sus ojos, peligrando por desparramarse a través de sus pómulos para luego perderse entre las colchas de plumas de la modesta cama en la que se encontraba sentado.

- ¡Ah! - Soltó por reflejo al presionar accidentalmente una de las gazas. - Tranquilo... Tranquilo... Si no haces esto, se pondrá peor y no quieres eso. - Se decía tratando de calmar el dolor abdominal que sentía.

Luego de varios minutos peleando internamente por terminar aquel doloroso proceso, al fin esa etapa había llegado a su final. Tirándose al mullido colchón haciendo lo mejor posible para ignorar los pinchazos que se clavaban en la zona afectada.

No le permitió irse de la carrocería. - Rasp. - El de orbes guindas conocía muy bien ese tono. - Información. Ahora. -

- Buenos días Reapy. - Dijo meloso. - No debes preocuparte por nada, hoy deberías disfrutar, ¿No? - Lo tomó de los hombros dedicándole una linda sonrisa. - Nos vemos luego. - Lo dejó seco allí mismo. Sin chances de quejarse o reclamar, sacándolo del auto gentilmente gracias a sus guardaespaldas que siempre iban con él.

Procesó lo que acababa de pasar, no podría sacarle nada, al menos por ahora. Se apresuró a buscar el teléfono celular con el que contaba y marcar rápidamente el número del de cabello recogido en moño. - ¡Vamos, vamos! ¡Contéstame! - Susurraba estresado, hace varios días que no sabía nada de él, exactamente desde la fiesta. Eso le preocupaba de sobremanera.

- Ugh... - Se quejó para retirar el aparato de su bolsillo. 'Reaper' se iluminaba en la pantalla.

- "No hables con él si no quieres perder todo lo que tienes." - Recordaba su mente como disco rayado. - "Si algo sale mal, la culpa te la tragarás tu, ¿Entendido?" - ¿Cómo no intimidarse cuando lo acuchillaron dejándolo desangrarse en el suelo? - "Espero no regresar para recordártelo." - Una sínica sonrisa le indicaba que lo que acababa de escuchar no era de juego.

- . . . - Suspiró resignado. - Lo lamento Reaper... - Tomó el móvil para dejarlo en un cajón con llave y tirar las pequeñas piezas metálicas lejos, no quería torturarse con la posibilidad de contestar sus insistentes llamadas.

Sonaba, sonaba, sonaba... Se cortó la línea. - ¡Demonios! - Apretó con fuerza el celular. ¿Qué había pasado entre esos dos? Peor aún, ¿Cómo no se dio cuenta antes? probablemente podría haber hecho algo para evitar todo lo que estaba ocurriendo.

Se dirigió enojado a la piscina, su mente estaba en otro lado, que ingenuo que había sido.

Divisó al peli-negro desde la entrada. - ¿Reap? - No podía creerlo. Hace unos 4 o 5 años no se veían. - ¡Reap! - Dijo feliz acercándose para recibirlo.

El resto del grupo se giró a la dirección que observaba el monocromático. El albino hizo una mueca extraña, presentía que algo no estaba bien, lo podía ver.

Su mirada apagada y su ceño levemente fruncido. - No es buen momento Cross... - Soltó casi en un bufido.

La emoción que tenía era más fuerte, ¿Cómo no ir a abrazar a su amigo de la guardería? - No pongas cara larga, desestresarte con alguien es bueno. - Ofrecía su ayuda, de pequeños, siempre solían calmarse mutuamente. Lo que no sabía era cuanto habían cambiado las cosas.

- No quiero X, abre paso. - La frustración nublaba sus pensamientos. Se sentía horrible, había defraudado a más de una persona, se supone que debía ayudar, no empeorar las cosas.

- Vamos, no voy a dejarte ir hasta que te calmes. - Notaba la gravedad del asunto, los sentimientos volátiles del menor eran un arma de doble filo.

Lo tomó fuertemente de la muñeca derecha. - Te dije... - La expresión asustada del contrario lo decía todo. - Que no quiero. Cross. - 'Crack' Una torcedura realmente dolorosa era lo que había provocado. Miradas atónitas y murmullos indistinguibles se mezclaban en su mente.

- ¡AHHH! - Pegó un grito. Ya no sentía su mano, sus pupilas se achicaron, todo su brazo temblaba, el dolor tardío llegó a sus nervios, haciéndolo tiritar completamente. - Todo esto... Es un déjà vu, ¿Eh Reaper? Ngh... - Mantenía la compostura, resistiendo el ardor, manteniendo la sonrisa. - P- Pero está bien, nada importante se quebró, que bueno que soy zurdo... -

- T- Tú... - Su voz quebradiza y las lágrimas descendían fugazmente por sus mejillas. - Y- Yo... Yo no quería, lo juro... - El temor de ser juzgado como lo fue en ese entonces lo carcomía. Se cubrió la boca con una de sus palmas, ahogando los sollozos que emitía.

- ¡¿PERO QUÉ TE PASA?! - El moreno entró en acción. - ¿¡QUÉ ACASO NO PUEDES CONTROLARTE?! ¡ES TU AMIGO ESTÚPIDO! - Le reclamaba fervientemente, recriminándole su acto.

- Error... - Trataba de calmar a su hermano. El ambiente se tensaba, "Como si él fuera el de hablar." Se quejaban entre algunos alumnos. - Error, deja de alborotar más las cosas por favor... - Dirigió su vista al modelo, podía sentir su pavor solo con cruzar miradas.

Los adultos vigilaban al resto de los alumnos para que no intervengan, agrandar el problema sería peor. - Killer, anda y sepáralos, eres el que mejor se lleva con ellos. - Comandó el más alto de los profesores.

- A la orden capitán Alter. - Con pasos silenciosos tomó al de orbes ámbar por atrás, aprisionándolo en un abrazo. - Lo siento amigo, pero tus puños son peligrosos para todos. - Aguantaba como se removía tal cual renacuajo tratando de liberarse del agarre.

- ¡¿ACASO SABES LOS AÑOS QUE TE ESPERÓ COMO PERRO ABANDONADO?! - Exprimía sus pulmones hasta el último suspiro. - ¡Y TÚ NI CASO! ¿¡ES QUE ERES TAN INSENSIBLE COMO PARA NO DARTE CUENTA?! -

- Error, silencio. - Mencionó seriamente el de bufanda. - No metas cuestiones privadas en esto. -

Recuperaba arduamente su respiración, gruñéndole como si fuera un perro rabioso. - No te acerques a Geno, ya no quiero verte en la cafetería, no te quiero cerca de mi familia nunca más. - Esa fue la gota que rebalsó el vaso. 

Su estómago parecía estar en un huracán, un nudo aparecía en su garganta, impidiendo que los sonidos salieran de sus cuerdas vocales. Todos parecían criticarle, "El pan de Dios no había sido tan santo." seguido de risas burlescas. Quería que la tierra lo tragara, nauseas lo inundaban, el estrés erizaba su piel. - Chico... Tranquilo... - Hablaba el peli-gris. El peli-negro había sido ya calmado y se encontraba en manos de sus familiares. - Solo estás alterado... Yo sé que no quisiste, te voy a llevar a casa y todo va a estar bien, ¿Si? -

- No no... N- No quiero ir a casa... - Ya podía imaginar la voz de su padre en un regaño, se quedaría solo, otra vez. Mares de gotas saladas inundaban sus ojos, haciendo borrosa su vista. Su corazón latía a 1000 kilómetros por hora. - No quiero... ¡No quiero! - Se marchó corriendo, dejando un rastro húmedo en el cemento y las baldosas para encerrarse en el pequeño baño de la salida del recinto, derramando todas sus penas en jadeos, sollozos y gemidos lastimeros.

Una pequeña mariposa conocida se acercaba a la ubicación de la fuente de tristeza.

El día de descanso no fue lo que parecía...

◦•●◉єℓ ¢ιєℓσ єѕ α мσтαѕ◉●•◦ [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora