Apresuradamente retiró la billetera de su bolsillo, tomando el café expreso que le habían dado, casi quemándose la lengua en el proceso. Se maldecía por haberse confiado y no haber traído a Plagg, lo había dejado en su otra chaqueta. - Mierd-
- Nada de malas palabras por favor. - Lo miraba el chico del mostrador. - No preguntes por qué, órdenes superiores. - Se encogió de hombros para seguir leyendo su revista.
'¿Qué clase de local tenía esas reglas?' No tenía tiempo para protestar. Salió corriendo con la prenda en su brazo, cruzaba los dedos por no encontrarse a nadie y no tener más retrasos. La suerte estaba de su lado esa vez.
Dio pasos grandes para subir las escaleras hasta su alcoba. Todo se le hacía algo extraño, no encontraba a Fika, ni a sus guarda espaldas, la casa parecía desierta. 'Mi padre debe estar tan ocupado que ni si quiera se dio cuenta de esto.' Pensaba rodando sus orbes negruzcas. Rebuscó entre sus cosas, encontrando la chaqueta.
- Debes encontrar algún lugar mejor para tenerme si no quieres que muera asfixiado. - Se quejaba con altanería el Kwami.
- Akuma. - Esa única palabra bastó y sobró para explicar la situación.
- Blegh... - Decía dramático. - Valió la pena 100% organizar todo esto. - Extendió su brazo levantando su pulgar mientras el de sudadera lo ayudaba a caminar. - Dime que no fue divertido, fue divertido, admítelo. - El castaño se daba una leve palmada en la frente.
- La próxima vez que quieras hacerme una fiesta, por favor, no traigas bebidas. - Nunca le levantaba la mano a su hermano, por más ganas que tenía de hacerlo entrar en razón.
- Ammm... Lamento interrumpir este momento familiar, pero, ¿Qué le pasó a Geno? - Observó como el albino se encontraba recostado en el suelo, agarrando sus rodillas a las espaldas de los otros con su característica bufanda roja cubriéndole toda la cabeza. Murmullos incomprensibles salían de su boca.
Los Codu dirigieron sus miradas al mencionado. - Jajaja. - No pudo resistir las ganas de reír, siendo agarrado más fuertemente por el de sudadera. - Wow, gracias Dance. - Sus piernas flaqueaban levemente, pero su adrenalina estaba en niveles elevados y eso le gustaba de cierta manera.
- ¿Vio el vídeo? - El de ojos verdes asintió. - Pfff... Lo lamento amigo, pero tarde o temprano lo hubieras visto. -
- Soy un idiota... - Dijo acompañado de suspiros y unos cuantos llantos exagerados.
- "¡Soy gay y eso qué perras!" - Se burlaba el menor. - "Si soy gay, soy gay por tiiiiiiii~" - Recordaba con gracia, imitando a la perfección la voz contraria. - Oye, pero al menos mostraste tu orgullo, eso es bueno, ¿No? - No aguantaba más, estalló a carcajadas, estaba seguro de que si salía en internet, sería el meme del milenio. - Tienes suerte de que no muchos te vieran y de que muy pocos te conocieran, así que no te harás viral, descuida. - Mencionaba aún mofándose del otro.
Tenía ganas de darle un zape, pero se mantendría fiel a su juramento: "No molerlo a golpes aunque se pase de tonto." Palabras textuales de su promesa cuando eran más jóvenes.
Se dirigía con agilidad al lugar donde se realizaba el evento. - ¡Salgan todos! - Gritó alarmando a los que se encontraban más cerca. Daba zancadas largas y pasos sigilosos a pesar de ya estar expulsando el aire de sus pulmones a través de exclamaciones.
En ese momento, odiaba la música. Su nueva capacidad auditiva le pasaba malas jugadas, haciendo resonar sus tímpanos por el alto volumen encerrado en la habitación. Lo primero que hizo fue acercarse al DJ de esa noche, bueno, el suplente, Music. Amablemente y sin perder sus casillas pidió que se apagaran los altavoces, lo que fue cumplido serenamente por el amante de las melodías.
- Por favor, este lugar NO es seguro, retírense tranquilos y procuren no aglomerarse en las salidas, no creo que nadie quiera ser el último en salir, pero mantengan la calma. Muchas gracias. - Utilizó uno de los micrófonos inalámbricos para dar instrucciones. Observaba a sus alrededores, no tenía idea de donde podría encontrarse Silenciador, pero mejor prevenir que lamentar.
Sorprendentemente, la mayoría de las personas hicieron caso. Tuvo que ayudar a unos cuantos que se encontraban ebrios o asustados como para caminar derechos. Tampoco le sorprendió que la mayoría de las personas empezaran a grabar con sus dispositivos las 'heroicas escenas' que estaban ocurriendo, pan de cada día sin importar si fuera civil o si fuera protector.
En el proceso, buscó a sus amigos, no habían rastros de ellos. Se preocupó, inevitablemente pensó que podrían haber sido capturados o secuestrados, su basta imaginación tampoco lo ayudó a relajarse. Se dio una cachetada mental para priorizar sus asuntos, Geno no era débil, siempre supo que el albino sabía defenderse al igual que el castaño. Además, Dance tampoco es una damisela en apuros, se las arreglarían bien si algo así llegara a suceder. Con eso de lado, le fue mucho más fácil concentrarse para oír atentamente si algo podría estar fuera de lo común.
Cada vez habían menos espectadores, lo cual le alegraba. Mientras menos personas hayan en peligro, mejor. 'Clang' escuchó algo metálico caer al suelo, se dirigió allí rápidamente. No podría ganar por si solo, pero si dejaba exhausto al contrario hasta que la muchacha llegara, sería una victoria.
- No puedes ocultarte para siempre... - Susurró entrando a lo que parecía ser un almacén abandonado. La luna iluminaba el gran refugio metálico a través de los amplios ventanales del techo.
- Claro que no puedo. - Aquella voz era distinta de la de hace unas horas, más grave. - Tienes suerte, encontré otro par de cuerdas que me sientan mejor. - Se ocultaba en la oscuridad, dejando al minino con una sensación de acorralo que no era para nada agradable.
Bufó. - Sal de una vez, prefiero probar suerte que esperar a que termines tu pequeño acto. - Su gran habilidad auditiva le daba una ventaja, aunque no debería confiarse.
- Alguien tuvo un mal día por lo que veo. - Mantenía ese tono neutro. Sin saberlo, irritaba más y más al peli-negro.
Se lanzó a atacar. - ¡Cállate de una vez! - Se guiaba por los sonidos. El lugar tenía un buen eco lo que le favorecía, pero su rabia nublaba sus pensamientos. - ¡Tú no tienes ningún derecho de hablar! ¡Y MENOS DE MI! - Daba zarpazos a diestra y siniestra, siendo esquivados y bloqueados. No iba a parar, no planeaba hacerlo. Sus garras parecían cortar el aire, sin atinar a su objetivo.
- Hiciste un buen trabajo alejando a los civiles. Simplemente no pudiste evitar que me robara unas cuantas piezas para mi colección, eso es todo. - Daba movimientos sutiles, sin gastar energía. - No creo que vayas a ganar. Solo, estresado y muy pronto, cansado. No tienes chances. Mira el lado bueno, yo tendré esa melodiosa voz con un miraculous de regalo. - Esa voz ajena era inmutable, seca.
- Me estás sacando de mis casillas ratoncito. Dejemos el juego, ¿Quieres? - Que se joda la estrategia. Retiró su vara para mantener una distancia prudente, ahora si que eso parecía una pelea.
- Estoy esperando. - Esbozaba una sonrisa debajo de aquel artefacto que cubría su boca. 'Qué interesantes resultaron ser las cosas después de todo.'
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◦•●◉єℓ ¢ιєℓσ єѕ α мσтαѕ◉●•◦ [EN EDICIÓN]
Hayran Kurgu"Una simple cosa, por más pequeña que sea, puede conectar a distintos mundos; hasta a los más precipitados e incoherentes. Al amor y al destino les gusta gastar bromas pesadas. Dime tú, ¿Quién podrá acertar en este incierto juego? Porque, al parecer...