◦•●◉ ¢αρíтυℓσ 3: мιяα∂α ◉●•◦

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- Gracias, nos vemos luego. - Salió de la limusina con todas las miradas posadas sobre él. Como odiaba esas miradas interesadas.

- ¡Death! - Apenas lo divisó fue corriendo hacia él. - Yo- Fue interrumpido.

- Hola Geno. - Sonaba algo decaído. - Si es sobre lo de ayer, no te preocupes, no me arrepiento de haberme ido de casa. En realidad, fue una de las mejores veladas que tuve en mucho tiempo. - Sonrió levemente.

Verlo así le partió el corazón. - Algo no está bien, ¿Qué pasó? No voy a aceptar un "nada" por respuesta. - Esta vez era verdad, por más que no quisiera contarle seguiría insistiendo, estaba demasiado preocupado como para dejarlo pasar.

- Mi padre se enteró de que salí solo y ahora estaré vigilado las 24 horas del día. - Suspiró. - ¡No es justo que todo el mundo tenga una vida normal y yo no! - Estaba frustrado. A veces quisiera cambiar de vida, ser un 'Don nadie'. Ya estaba harto.

- Tranquilo. - Lo tomó de las manos en señal de calma. - Respira, mírame a los ojos. - No apartaba su mirada, manteniendo un tono de voz sereno. Ya sabía como tratar esas cosas, lo hacía casi a diario y no le molestaba en absoluto el hacerlo una vez más.

Se encontraba como en un trance, aquellos ojos esmeralda parecían absorber todos sus males para tenerlo en un sueño consciente. Parpadeó varias veces sonrojándose de repente, no tenía el valor de decir nada, solo miraba el rostro contrario.

- ¿Estás mejor? - Le sonrió.

Asintió suavemente con su cabeza. ¿Pero qué había sido eso?

Tal como si le hubiera leído los pensamientos comentó. - Muchas personas me dicen que mis ojos son especiales, que calman la ira. Yo creo que es porque he lidiado muchas veces con esas cosas, Error suele alterarse con facilidad. - Soltó una risita. - Pero de todas maneras me alegra ayudar. - Aflojó su agarre.

- ¡Geno! ¡Reaper! ¡La profesora está llegando! - Les alertó Blard desde la ventana. La maestra ya estaba cruzando el pasillo.

- ¡Oh no! ¡Si llego tarde de nuevo me suspenderán! - Su nerviosismo aumentaba con el pasar de los segundos.

Abrió de par en par los vidrios. - ¡Rápido! ¡Entren! - Los amplios ventanales eran una ventaja en esas situaciones.

Inconscientemente lo jaló del brazo y entraron a duras penas al salón. Estaban algo cansados, pero esa sería una ocasión que nunca olvidarían. Se separaron para correr a sus respectivos asientos y arreglar sus ropas y peinado, una aventura algo loca se podría decir.

Ambos aguantaban las ganas de reír allí mismo. - Buenos días alumnos. - En ese instante la mayor saludó cerrando la puerta a su espalda. Se estremeció. - ¿Pero quién abrió las ventanas con este frío? - Se dirigió a estas y las cerró. - Bueno, no importa, comencemos con la clase de hoy. - 

Se aliviaron para pasar tranquilamente el resto de la clase. Pasó rápidamente, para suerte de todos, llegando al tan esperado almuerzo.

- No Death, ¿Así que no vendrás a mi casa hoy? - Su mejor amigo entendía perfectamente cuan estricto era el padre del 'famoso', pero consideraba que esta vez ya se había pasado. - Viejo, tiene que dejarte vivir tu propia vida, no puedes estar así por siempre. -

- Mientras trabaje para él si... Ya no se que hacer... - Cubrió su rostro con sus manos.

- Hola chicos. - Se sentó junto a ellos. - ¿Me meto en algo? - Sabía que era un poco brusco entrar así como así, pero le había llamado la atención el tema del que hablaban.

- Hola Geno. - Dijeron al unísono. - No te preocupes, - Continuó el de chaqueta oscura. - solo le decía a Dance que no iré a su casa después de clase. -

Se sentía algo culpable. - Perdón, no sabía que ese aspecto era tan estricto, realmente lo lamento. - Hizo una mueca extraña. No quería estar triste, pero no podía evitar sentirse así por causar tanto revuelo en su primera salida con su amigo.

Le causó algo de gracia. - Tranquilo, no fue tu culpa, además, te dije que fue una de mis mejores salidas en mucho tiempo. No te sientas mal. - Le dedicó una sonrisa.

- ¡Hola! - Llegó corriendo para abalanzarse sobre el albino.

Tosió casi atragantándose por el susto. - ¡Ink! - El moreno lo seguía con cansancio notable. - Te dije... Que no... Corrieras... - Recuperaba a duras penas el aliento y no era de extrañarse, el mayor nunca supo como su hermano tenía un cuerpo bien formado y atlético comiendo solo barras de chocolate, jugando en su celular y durmiendo.

- ¡Vamos Ruru! No seas un aguafiestas. - El peli-negro solo atinó a girar la cabeza con un leve sonrojo. - ¡Reaper! ¡Geno! ¡Y extraño que aún no conozco! - Dijo feliz.

- Pfffff... El nombre es Dance amigo. - Le parecía una entrada cómica. Ya había ganado su amistad.

- Eso, Dance. ¿Cómo han estado? Vi las caras largas y no pude resistir el venir. - 

- Primero, todo bien Ink, gracias por preguntar. Segundo, ¿Cómo es que arrastraste a Error hasta aquí? Yo apenas lo saco de cama. Y tercero, este no es su pabellón, se supone que hay guardias y personal vigilando, ¿Cómo es que llegaron aquí? - Respondió el de bufanda.

- Número uno, ¡Me alegro mucho! Número dos, tengo mis métodos. - Guiñó su ojo. - Y tres, si revelara mis métodos esto no tendría la misma magia, ¿O si? -

Colocó una mano en su frente. - Eres irremediable, AMBOS son irremediables... - 

- Lo sé, pero así nos quieres. - Agarró a Error de los pómulos, redirigiendo su mirada a la mesa con los jóvenes. - Quieres a esta carita regordeta con cachetitos lindos. - 

- ¡INK! - Su rostro estaba completamente rojo. - ¡DEJA DE AVERGONZARME! - Apartó su mano para colocarse su bufanda y cubrir su vergüenza.

- Oh vamos Ruru, prometo que te compraré un chocolate al regresar. No te enojes, ¿Siiiiiiiii~? - Envolvió el torso del moreno con sus brazos y apoyó su cabeza en el hombro más grande.

Los demás hacían el esfuerzo de no estallar a carcajadas, era la típica escena de una pareja disfuncional que resultaba bien y es más estable que las parejas que parecen "perfectas".

- Solo vámonos de una buena vez... - Refunfuñó entre dientes para empezar a caminar. - No se ni para que te hago caso... -

No logró escuchar la última parte. - ¡Oki! ¡Adiós Reaper! ¡Adiós Geno! ¡Adiós chico que no recuerdo su nombre! - Alcanzó al más alto para irse a su respectivo complejo. 

- Oh, Dios, mío, ¿Eso acaba de pasar? - Finalmente rió junto con el albino y el de ropa negra.

Sonó el timbre. Ya no se verían hasta el día de mañana.

- Vaya, ya nos tenemos que ir. - Aquí se separaban, sus clases eran distintas. - Oh, casi lo olvidaba. - Rebuscó en su mochila. - Mira, te traje moka con caramelo y un muffin, es como un regalo de disculpas, me daba pena que te fueras sin haber probado bocado, ¡Así que te lo traje! No te preocupes por el bebedero, es reusable y es parte del regalo, ¡Toma! - Dijo alegre mientras extendía una pequeña caja transparente y un pequeño botellón que aún estaba tibio.

Abrió sus ojos como platos, no sabía que decir. - G- Gracias... No sabes cuanto te lo agradezco... - Su gran sonrisa era más que suficiente para el de ojos celestes.

- No hay porqué, ya me voy, si llego tarde no sé que me haría el profesor Echo. ¡Adiós chicos! -

- ¡Oye! ¡Yo también quiero un cupcake! - Gritó mientras se despedía.

- ¡Seguro! - Se marchó riendo. Su día fue mejor de lo esperado.

Sus pómulos ardían, ¿Por qué? No sabía la razón todavía, pero una inmensa felicidad recorría su ser. Ese pequeño acto había dado un giro de 180 grados a su día, el resto de las horas las pasó distraído y mirando por la ventana. 'Geno...' Todo parecía sonreírle ahora.

◦•●◉єℓ ¢ιєℓσ єѕ α мσтαѕ◉●•◦ [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora