◦•●◉ ¢αρíтυℓσ 17: qυєвяα∂σ ◉●•◦

161 33 235
                                    

Su cabeza daba vueltas, había perdido de vista a su acompañante y a sus amigos, y maldecía el poder de convencimiento del de sudadera azul. Resultó ser que su tolerancia al alcohol era casi nula. Tenía que hacerle caso a su compañero que iba a montón de fiestas y ya estaba más que acostumbrado a ese tipo de cosas. - No aprendes, ¿No Reaper? - Se decía a si mismo en un susurro.

Sentía que en cualquier momento podría vomitar. Si alguien llegaba a sacarle una foto, estaba más que muerto. Se fijó en los alrededores, conocía a muy pocas personas y a los que conocía no los encontraba.

- ¿Reaper? - Por casualidad se había cruzado en su camino al tratar de esconderse. - ¿Estás bien? - Algo estúpido preguntar ya que se notaba que no lo estaba.

- Ganz... - Se acercó tambaleante para aferrarse a las ropas ajenas. - Ayuda... Me... - Suplicaba.

Entró en pánico, parecía que iba a desmayarse. - Aguanta. Mira vi por aquí un baño, vamos a caminar un poco y allí te refrescas y sacas todo eso de tu organismo, ¿Ok? - Observó como el menor asentía suavemente para empezar a moverse.

Para su suerte, el lavabo no estaba lejos, además de estar vacío. Corrió lo mejor que pudo para expulsar todo lo que tenía en su estómago en uno de los retretes. Estaba mucho mejor, respiraba entrecortadamente, pero un gran peso de encima había sido liberado.

- ¿Cómo estás? - Se acercó a él para ayudarlo a ponerse en pie. Lo notaba menos pálido, esa era una buena señal.

Suspiró. - Mejor... Gracias Ganz. - Sonrió suavemente. - Cuando llegue a casa estaré castigado por el resto de mi vida... - Que tonto que había sido. La única fiesta a la cual le habían dado permiso legítimo y lo echaba a perder.

- Pfff... - Lo agarró mejor. - Si es que se enteran. - Arqueó una ceja divertido.

Definitivamente, adoraba esa risa. - Jaja, me gusta tu actitud. - Sonaba un poco cansado, pero nada de que preocuparse.

Más aliviado, lo condujo hasta el grifo para que se asease. - No creo que quieras tener tu boca con ese sabor toda la noche. - Jamás se había soltado tanto con una persona, ¿Qué le estaba pasando?

Le dedicó una mirada burlona sacándole la lengua. Empezó a beber un poco del líquido translúcido para luego proceder a mojarse el rostro, agradecía tanto haberse encontrado con el más alto, gracias a él no desfalleció en el suelo. - ¿Viste a Geno? - Preguntó secándose con una toalla desechable. - Stave se lo llevó, a él y a Blard, y desde entonces no los e visto. -

No era de ser celoso, pero ahora envidiaba al de bufanda rojiza. 'Que suerte que tiene, su preocupación se nota a leguas.' Decía mentalmente. - No creo que le haya pasado nada. ¿Es tu primera fiesta? - Desvió el tema de conversación.

- Si... - Mencionó algo avergonzado. - Al menos esta experiencia me servirá de algo en el futuro. - El sonrojo en sus pómulos era simplemente precioso. Apartó la mirada rápidamente.

Aún se encontraba algo mareado. - ¿Te importa quedarte un momento más? Eres al único que conozco que está aquí conmigo. - Pedía apenado. Su protocolo era demasiado estricto.

- Claro... - Esos ojos carbón brillaban, parecían apuntar directamente a su corazón. Oh no... Nonononono... La coloración subía a sus mejillas, su mente estaba en blanco.

- ¿Ganz? - Dios que era un tomate viviente. - ¿Estás seguro que tampoco tomaste? - Mojó uno de los papeles higiénicos para colocárselo en la frente. - Oye, no te mueras. - Le daba palmaditas en el cuello viendo si conseguía alguna reacción.

Lo sostuvo de los hombros, aprisionándolo en la pared, y tomando con suavidad las muñecas ajenas. Por más loco de amor que estuviera, se cortaría las manos antes de ponerle un dedo encima.

Su nerviosismo aumentaba. - ¿G- Ganz? - No recibía respuesta, se estaba alterando de gran manera. Unos labios se posaron sobre los suyos, obligándolo a mover sus mandíbulas conjuntamente. - Mgh... - No tenía la fuerza suficiente como para alejarlo. Jadeaba dentro de la unión en busca de aire.

Perdía la noción. El interior de esa boca era tan dulce, embriagante, algo de lo que no quería separarse. El oxígeno se acabó, forzándolo a romper el contacto con un pequeño hilo de saliva entre ambas cavidades. Mentiría si dijera que no disfrutó cada segundo.

- Hah... - Recuperaba el aliento aún inmovilizado. - Mira... Ganz... - Lo observaba directamente a los ojos. - Debo admitir que besas bien, pero no puedo estar contigo, yo amo a alguien más. No sería justo ni para ti, ni para mi. No quiero quedarme con esta primera impresión de ti, yo se que eres buen tipo. Lo lamento... Pero simplemente no puedo... - Sabía de primera mano el dolor de un rechazo. - No te sientas mal... Hay muchas personas mejores que yo que estarían gustosas de ser tu pareja. - Le dio un beso en la mejilla. - Yo se que si. -

Como lo admiraba, esa ternura en sus palabras y el entendimiento que le daba era más de lo que podría pedir. - Perdóname... No debí haberme aprovechado de la situación... Mis más sinceras disculpas. - Dejó de mantener el agarre en la piel contraria. - Eres demasiado encantador, eso es todo. -

Reía nuevamente. - Tomo de buena manera ese cumplido. - Ya casi no sentía malestar. - Creo que sería mejor que me vaya, voy a llamar a Geno para saber como está y me quedaré en su casa, mañana explicaré todo con calma. - Lo abrazó suavemente. - Nada de esto a pasado. - Le guiñó un ojo retirándose.

- Que espectacular que es, jaja. - Se sentía contento dentro de todo. Pudo besar a su amor platónico, aunque no en las mejores condiciones, aclaró las cosas y siguen siendo amigos, todo estaba bien.

- TU... - Su cuerpo se paralizó, había hablado demasiado pronto. - TENÍAMOS UN TRATO PEQUEÑA ESCORIA. -

- Rasp... No quieres armar una escena... - Unas cuantas personas curiosas ya llegaban para ver que pasaba. Atinó a cerrar la puerta con seguro para permanecer en la poca privacidad que había. - No hablaste conmigo, les dijiste a mis padres, y ellos no toman decisiones por mi. - Hablaba calmado. ¿Para qué pelear? Sería inútil. Le tapó la boca antes de que pudiera decir algo más para conducirlo a uno de los cubículos. - Shhh... Recuerda que este conflicto tiene a Reaper en medio, recuerda que es una figura pública. No podemos arruinarle la carrera con algo tan tonto como esto. - Recibió una fuerte cachetada.

- No sabes las ganas que tengo de reventarte esa carita, pero yo creo que tus padres lo harán mejor. -

- No te atreverías... - Recordaba los golpes que recibía por el maltrato en su hogar. Un infierno del que se había escapado momentáneamente. - No serías tan hijo de-

- Oh, claro que si lo soy. - Seguían susurrando. - Soy eso y más. Para que aprendas que conmigo no se juega cariño, y yo que pensé que el acuerdo al que llegamos era justo para todos. - Suspiró dramático para retirarse. - Me voy, quiero contactarlos personalmente y contarles con lujo de detalles como rompiste la tregua. Bye bye. - Abrió la puerta para caminar a la entrada e irse a la limusina que lo esperaba.

Resistía las ganas de llorar. ¿Iba a volver a esos viejos tiempos en donde se quedaba encerrado en su alcoba para no recibir golpes? ¿Iba a volver a ocultarse de todos por miedo a que lo juzgaran?

- Ve mi pequeño akuma... - Otra oportunidad era lo que le daba el destino. Su objetivo no sería retrasado una vez más, esta vez no.

◦•●◉єℓ ¢ιєℓσ єѕ α мσтαѕ◉●•◦ [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora