◦•●◉ ¢αρíтυℓσ 2: ¢αƒєтєяíα ◉●•◦

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Su respiración era agitada. Se dobló agarrando sus rodillas para recuperar el aliento. Pudo notar como los tres chicos estaban limpiando, ordenando y arreglando el local, se notaba que tenían una buena clientela.

Se acercó al mostrador donde se encontraba el moreno jugando, presumiblemente, por los efectos de sonido, Candy Crush en su celular. - D- Disculpa... - Trataba de regular sus frases. - ¿S- Sabes dónde puedo encontrar a Geno? -

El contrario levantó la mirada arqueando una ceja y acomodándose sus lentes dijo. - Así que tu eres el idiota al que invitó Geno... - Sonaba indiferente y algo despectivo. Giró su cabeza para gritar. - ¡Oye! ¡Te buscan! - El de coleta se dio la vuelta.

- ¡Death! Así que no estabas bromeando cuando dijiste que venías. - Dejó de barrer para acercarse a él. - Me alegra que hayas llegado. - Estaba vestido con una camisa de manga corta color crema y un delantal negro con motas en forma de corazones color rojo. Se veía lindo... ¡¿Pero qué estaba pensando?! Seguramente es el cansancio. Agradeció el ya estar rojo por haber corrido tanto y que no se notara que los colores se le subían a la cabeza. - Error, dile a Fresh que la mesa 8 y 10 tienen clientes, oh, y termina de barrer esta planta, la de arriba me encargo luego. -

Se notaba fastidiado pero solo asintió guardando el dispositivo para subir las escaleras. - ¡Parásito! - Se escuchó a lo lejos, no pudo evitar reír levemente.

- Perdón perdón, - No quería sonar descortés. - solo me parece una escena demasiado caótica como para ser verdad. -

- Te acostumbrarás, creo que son los peores hermanos del mundo. - Igualmente rió.

- ¿Son tus hermanos? - Todos eran tan distintos que se le hacía extraño.

- Si, nos conocimos en el orfanato y desde allí nos quedamos juntos. - Sonrió algo nostálgico. - Me quisieron adoptar varias veces, pero no podía dejarlos solos, aunque fueran problemáticos, eran mi familia. Finalmente fuimos adoptados por nuestra madre, antigua dueña de la cafetería, la señora Lover Crayon-Queen. Murió hace unos años y heredamos esta casa, la reformamos y ahora el local es más grande, volvió a su gloria, uniéndonos más en el proceso. Al menos ahora Error tolera a Fresh. - Le sonrió cálidamente, sacándole un leve sonrojo.

- No tenías que contarme todo. - Se sentía un poco culpable por haberle obligado a contarle todo el pasado con sus hermanos.

- Es justo. - Se encogió de hombros. - Tu me cuentas todo, me parecía justo el contarte algo de mi. - Notó la coloración del mayor, pero no le tomó importancia, lo más probable es que fuera por el deporte que involuntariamente realizó. - Que torpe, ¿Quieres algo de tomar? Debes estar algo cansado. -

- Oh, gracias. Si tienes agua me vendría genial, muchas gracias. -

No pudo evitar soltar una risita. - No me agradezcas tanto, pareces un robot. - Se dirigió a la vitrina de la entrada, abriéndola y retirando una botella de agua para luego entregársela.

Tomó todo el líquido del recipiente casi sin respirar, estrujando la botella ya vacía.

- Tranquilo tigre. - Estaba realmente sorprendido, nunca había visto a nadie tomar algo así de rápido. - Si que tenías sed. - En unos segundos, casi medio litro fue a parar dentro del mayor.

Suspiró en alivio. - Perdón, supongo que mi cuerpo no está acostumbrado. Bueno, hago ejercicio, pero dentro de casa, rara vez salgo. - Se acomodó su capucha. - Actualmente, es la primera vez que salgo de mi casa solo. - La mirada del contrario lo decía todo. 

- ¡¿Qué?! ¿¡Cómo es eso posible!? - El pequeño estruendo alertó a los otros dos. 

- Brah, ¿Estás bien? Escuchamos un grito. - El de cabello rosado bajó las escaleras para luego examinar al mayor con cautela terminando con una sonrisa. - ¡Wow brah! ¡Al fin te animaste a traer al chico de los posters! -

Se quedó atónito. Iba a matarlo de una manera lenta y dolorosa. 

- Pfff... - Se calló al ver la mirada amenazante del de bufanda.

- Error. Fresh. Arriba. Ahora. - Puntualizó cada palabra mientras los dos chicos salieron casi corriendo de la vista de ambos.

- ¿Chico de los posters? - Ya sabía a donde iba a llegar esto. - ¿Coleccionas esos odiosos posters que salen en las revistas de adolescentes? - No sabía si reír, estar extrañado o salir de allí antes de que más fans lleguen a por él.

- Emmm... Yo... - Sentía como rostro estaba en llamas. - Y- Yo los coleccionaba cuando era más pequeño, ¡T- Tejuroqueyanolohago! - Dijo rápidamente mientras sacudía sus brazos de un lado a otro negando.

Podía apreciar como hasta sus orejas estaban rojas, le parecía algo tierno. - No te preocupes, e visto demasiadas niñas locas con esas cosas que esto me parece más normal. - Lo miró comprensivo. - Cada uno tiene gustos distintos, pero aún así me sorprende que específicamente fueran míos. - Se rascó la nuca con un rubor casi imperceptible.

- S- Si, perdón, n- no quería que esta salida fuera incómoda... - Empezó a juguetear con sus dedos en un intento de calmarse. - Es que... S- Siempre parecía que tenías una vida perfecta, eres guapo, atlético, amable, tu padre es millonario, ¡Sales en todas las noticias de toda Francia! Siempre te he admirado... - Lo último dijo en un susurro.

Fingió como si no hubiera oído la parte final, no quería repensar tanto y sacarle un significado que no era. - Eso es lo que odio de estas cosas, llenan a la gente de mentiras y poses cuando lo que tienen que ver es el valor de la persona por lo que hace del corazón. Yo nunca quise ser modelo, al principio era algo divertido pero luego ya fue tedioso e irritante. - Lo tomó de los hombros. - Prométeme que no creerás esas cosas, yo solo soy un chico normal con el que vas a la escuela, punto. - Lo miró directamente a los ojos.

Solo atinó a asentir, lo había dejado sin palabras. Una ocasión más que no tenía idea de como responder, a veces sus charlas terminaban por...

- Me tengo que ir. - Justamente así. - Ya se me hace tarde, y si descubren que estoy aquí, estaré muerto. - Se acomodó su "disfraz" para despedirse y marcharse a paso rápido.

Se sentía una persona horrible por haber creído todas esas estupideces en primer lugar, si hubiera sabido que la realidad no era así antes, seguramente no se hubiera avergonzado a sí mismo en frente suyo. Suspiró para empezar a barrer nuevamente, en la noche pensaría en una manera de disculparse correctamente. El día había sido raro, para ambos.


◦•●◉єℓ ¢ιєℓσ єѕ α мσтαѕ◉●•◦ [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora