Expiación
Ante nada, agradezco tu dedicación, en pensar en mí, un ser tan insignificante, tan nimiamente retratado en tu vida, con tan escasa importancia en tus pensamientos, tan pulverizado en la irremisiblemente demoledora máquina de tu orgullo... Pero tan gratificado de recibir una limosna de alguien que se me antoja enorme, superior, divino, tan exultante de haber sido receptor de frases que, a base del veneno que destilan, se clavan como lanzas hirientes en mi ser, pero que por ello mismo, me alumbran en la esperanza de un perdón... que lejos de haber merecido, busco atrozmente arrebatar de los destellos de tu piedad candorosa.
Dices que me has dado más de lo que merecía, pero sin haber pensado a fondo en qué exactamente has dado, te extiendo a cambio la innoble oferta de lavar mis imputaciones; el siempre trémulo deseo de enmendar lo pasado, aunque sólo el presente es lo que vivimos, pero en el presente no valgo nada, existo sólo como una mentira....te ofrezco sentir que puedo haber un futuro, si quieres, construido en base a nuestros sentimientos, nuestras esperanzas; un lugar donde se puede comenzar de nuevo, cerrando las cicatrices del pasado, nutriendo las esperanzas del futuro. No te ofrezco resucitar los Lázaros que enterramos; sino explotar las oportunidades que perdimos.
Edward Barett
