El sonido constante de la máquina le asegura que ella se encuentra viva, dormida pero al menos respira.
Sentada en el pequeño sofá de la habitación, Elizabeth observa a su hermana. No le gusta nada la situación en la que se encuentra, pero lamentablemente no puede hacer más que velar por ella.
Ella mira el reloj, y se da cuenta que pasaba las 7 de la noche, un poco temprano realmente, pero el agotamiento de los días anteriores le pasaron factura. El trabajo, la casa, los niños y Carlos...
Una sonrisa se le dibuja en el rostro, Carlos es el hombre de su vida, uno tierno, comprensivo y colaborador. Nunca pensó que la vida le daría una bendición así.
De su bolsa, extrae unas barras de granola y un poco de zumo de manzana en el termo de siempre, uno que no podía evitar llevar consigo, mucho menos ahora con el nuevo bebé en camino.
Repasando un poco la habitación en lo que destapa las barras de granola, se da cuenta que en ella hay algunos cambios ligeros, se extrañó. No ordenó a los del servicio cambiar las cortinas salmón por una blancas. En la mesa de noche unas orquídeas adornan el lugar.
- Que extraño, no recuerdo que nada de esto estuviera el día de ayer - se dice. Toma un poco de jugo y dispuso a revisar con mayor detalle la habitación.
Sin que se diera cuenta, Laura despierta. Está un poco confusa, sin embargo, al observar el lugar descubre que se encuentra en su habitación. - Estoy en casa - expresa para sí - a su izquierda, su fiel gato Félix, ronronea en busca de una caricia de su ama. Ella lo recuerda, y con cuidado mueve dos de sus dedos para cumplirle el deseo.
- E...El...Eli...Beth - Su voz entre cortada y apenas audible no llega a los oídos de su hermana. - bien, dejaré que se de cuenta sola - Cerrando los ojos, sigue acariciando a su gato mientras espera.
Unos minutos después, con los ojos todavía cerrados escucha a Elizabeth al teléfono.
- Lo siento, no llegaré hoy sabes que estaré con ella. Lo sé, prometo cuidarme.... El doctor dijo que es probable que despierte pronto... También te amo, cuida a los niños, adiós. - por lo visto, Alfredo logró su cometido, asume al escuchar eso, le causó un poco de intriga, pero lo dejo estar.
Recuerda estar en el auto a toda marcha con su hermana, ambas discutiendo y... El dolor apareció nuevamente.
Desde que despertó hace dos noches, los dolores son fuertes cuando intenta recordar que sucedió.
- ¿Laura? ¿Estás despierta? - dijo Elizabeth al ver el horrible felino siendo acariciado desde el pie de la cama.
Laura abre los ojos y le sonríe - Beth - dice apenas.
- ¡¡Ohhh dios!! Me alegro tanto que estés consciente - exclama Elizabeth mientras se acerca para abrazarla.
- Lo lamento tanto hermana, no sabes lo mal que me siento por todo lo que sucedió - vocaliza con lágrimas de emoción y arrepentimiento - No debí nunca decirte eso... Yo... ¡¡¡perdóname!!!
Laura no entendió lo que su hermana le decía, sólo podía escuchar, su cuerpo se negó moverse como los días anteriores... - Que...No... En..ti...- la frustración le atacó y recordó que el doctor le recomendó realizar fisioterapia, porque su cuerpo debe aprender nuevamente todo.
Elizabeth se levanta mirándole a los ojos a su gemela le revela aquello que ni su esposo sabe ...
- Te mentí Laura, me hice pasar por ti en el viaje con Carlos hace dos años, me casé con tú novio -