Prologo

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Odio a todo el mundo...Empecemos por ahí, tengo gustos bastantes exigentes en casi todo, sin el "casi", sea como sea no tengo interés particular en algo, soy joven y la vida está en la palma de mi mano, soy rica, tengo compañeras de mí mismo nivel, vivo sola y disfruto de todo ello. Si pudiera definir mi vida, seria con la palabra PERFECTA.

No tengo deudas, al contrario, yo hago que la gente las tenga, no tengo preocupaciones todos se preocupan de mí, no en el sentido de sentimientos sino en el del miedo, notan mi presencia y todos tiemblan. Mi corazón está lleno de tanta maldad que es casi imposible saber si lo hago por gusto o por naturaleza.

-¿Lanzaremos esto?- Pregunto mi compañera con un tono dudoso ante el proyecto que estaba frente a ella.

-Ty Lee, si algo te da miles de yuanes y al mismo tiempo hace que algunas muchas personas queden sin trabajo al punto de perder todo...obviamente lo haremos- Dije mientras me recostaba en mi silla, era dueña de diversas empresas, cara de 3 revistas, modelo por pasatiempo entre más cosas.

-No te preocupa...a quien engaño, mandare todo a las oficinas- Dijo ella mientras daba una reverencia antes de irse.

-Perfecto, ahora bien, tengo un par de asuntos que atender fuera de la ciudad así que ya sabes que hacer- Le dije a mi asistente mientras miraba mi celular.

-¿A dónde iras?- Pregunto Lee.

-Estaré en la mansión por unos meses, tengo que estar concentrada para los demás eventos que realizaremos- Tenia un lugar especial donde nadie me molestaba por un tiempo, tenía un tipo de paz temporal y era como mi manera de mantenerme como yo, siempre pasaba 6 meses exactos, ni más ni menos

-Vale, con Mai estaremos mandándote reportes, si necesitas algo...Que no lo creo...Nos llamas- Se despidió Ty Lee.

-Seguro-

.

Así es como llegue a mi mansión, baje de mi automóvil, en 3 pequeños viajes baje mis maletas, todo iba normal y como yo esperaba, sin embargo, para mi sorpresa y vaya que fue grande tuve a un intruso.

Una cosa que aún no sabía de donde había provenido, ni cómo es que había encontrado y entrado a mi casa de meditación, lo primero que pensé fue en quemar la casa y esa cosa con ella, pero, daría muchas explicaciones a las autoridades, la segunda fue dejarlo afuera, la cual fue la opción que opte.

Mirando mi casa todo estaba hecho un desastre, entonces traje a "eso" para hacer que limpie, lo cual hizo sin quejarse.

-Maldita sea, ya traje todas mis cosas- Dije mientras miraba mis maletas perfectamente ordenas, la mansión estaba como siempre la dejaba, limpia, arreglada, llena de suficiente comida como para vivir unos años, al menos eso esperaba hasta que encontré esa cosa.

Detesto con todo mi ser a esas criaturas, son tan torpes y están llenos de gérmenes, no entiendo cómo es que uno tiene que pasar por esa etapa, son tan asquerosos, débiles, molestos, malcriados, sin intelecto, incluso como mujer no puedo llegar a comprender como es que podemos traer a esas cosas al mundo, si dios existe esta es una de esas formas de torturarnos.

-Soy una mujer de palabra, si digo que estaré 3 meses aquí, lo cumplo, así que por eso no puedo irme, ¡pero si no salgo a dejar esta cosa en algún basurero...!TENDRE QUE AGUANTARLO POR 6 MESES!- Dije alterada mientras miraba a la criatura a la cual le había amarrado una cinta en su boca tratar de bajar algo de mi almacén.

Suspire pesadamente, quizás si solo lo mato y lo entierro...no, demasiado esfuerzo, ademas esas cosas generan un olor muy fuerte y tampoco quiero destrozar mi bello jardín. Por más que lo pensaba todas las opciones apuntaban a una sola...

-Debo deshacerme de ti-

Busque mi traje de botánica, guantes desechables, un cubre bocas y lentes, había visto una seria donde con cierto acido especial podías desaparecer un cuerpo, creo que funcionaria con esta cosa.

-¿Pero ¿dónde voy a tirarte?-

Deje todo en su lugar, nuevamente mis opciones se estaban acabando, la criatura trataba de quitarse la cinta adhesiva de su boca, al menos podía disfrutar de su tortura. Aquella cosa se acercó a mí y me señalo la cinta.

-Ya veo...¿Quieres que te la quite?- Dije con una sonrisa malévola, este asintió, me coloque un guante y tome una punta de la cinta...luego de un rápido movimiento termine quitándosela mientras oía el dulce sonido de su sufrimiento.

-Eso mejora un poco este día- Al parecer la criatura tiene ciertos sensores de peligro, cuando una persona humana siente que ha sido dañada tanto física como sentimental recurre a expulsar ese dolor mediante contracciones en su rostro, generando en estas un líquido que sale de sus ojos, este proceso se llama...llorar.

-Eso...dolió...- Dije la criatura. Enserio ¿Cómo podemos pasar por esta etapa? Al menos creo que mi desarrollo fue más rápido, eso explicaría por qué odio tanto a...LOS NIÑOS.

-¿Te crees que me importa?- Le dije al pequeño mocoso invasor de mi propiedad. Este al ver que no consiguió nada con su pequeño truco de extorción se fue a mi mesa a comer mi cereal.

La forma vulgar y mal educada en la ingería sus alimentos era tan molesta que me daban ganas de arrebatarle todo y darle un golpe, pero, necesitaba que mi sujeto estuviera calmado para que pudiera interactuar en una seria de preguntas con el fin de obtener información.

A la conclusión que llegue luego de múltiples horas de meditación fue que debería compartir por 6 meses, mi casa y mi tiempo a este maldito mocoso. Ya que no podía ser infiel a MI palabra.

Porque es míoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora