Durante la mañana sigue en la misma posición. Claude no ha vuelto a entrar en la habitación y es algo que le alivia. Apenas oía el ruido de la televisión, de la cafetera o de la puerta por los movimientos que hacía el mayor.
Seguía tumbado de costado, mirando fijamente a la pared blanca a su lado, en la habitación poco iluminada debido a las cortinas cerradas. No había dormido absolutamente nada, ni mucho menos había dejado la habitación para ir a comer algo. Cada que se movía sentía que iba a romper a llorar de puro dolor. Sus carnes estaban tan heridas y sensibles que ni siquiera había podido girarse para cambiar de posición, o estirar la mano para cubrir su cuerpo. Finalmente se había roto de verdad. Ahora, ya no había forma de aliviar su dolor, su corazón o su alma.
Todo acaba de hundirse por fin.
Ya no tenía el más mínimo interés en correr lejos, en rechazar sus besos bruscos o el cómo tomaba su cuerpo. Apenas le quedaba una pizca de lamento por no haber disfrutado un poco más sus instancias enamorado de aquel hombre tan amable y dulce. Incluso con algo de miedo por ser escuchado, pensaba en lo mucho que extrañaba sus brazos cálidos y sus labios suaves. Pero, por fin comprendía que no podía ser. Que nunca iba a ser.
Desde un inicio debió conformarse con solo imaginarse a su lado, con sus besos tiernos y sus calmantes caricias, y entender que no lo merecía. Era insensato de su parte creer que luego de ocultar algo que podía destruir aquel corazón amable, merecía ser amado por el mismo. Además, si dejaba su vida y su estabilidad por él, nada podía asegurarle que un error no acabaría dejándole en completa soledad.
No quería eso. No quería quedarse solo. No quería estar solo en casa pensando en que ya no tendría que esperar a alguien, no quería dormir solo en una cama sin estar pensando que en pocos días estaría acompañado de nuevo.
No quería vivir con un vacío a su lado.
No sabía cómo hacerlo.Por alguna razón la mayor parte de su cuerpo se sentía adormecido, sus ojos pesaban aunque realmente no tenía sueño, y al mirar sus manos, su piel se veía tan pálida, que las venas violáceas eran sumamente visibles. Observó sus dedos que no dejaban de temblar, y se encogió cuando oyó la puerta abrirse.
-Cielos, ¿Te sientes bien?- Oye que Claude dice y que se acerca tomando su cuerpo con gesto preocupado.
Suelta un gemido de dolor cuando el mayor le acomoda de espaldas, y siente que su corazón se detiene cuando ve las manos de su pareja manchadas de sangre. -Estás perdiendo sangre.- Claude le envuelve el cuerpo desnudo en una de sus camisas y le carga dirigiéndose a la puerta.-¿A donde vamos?- pregunta con la voz baja, rota, casi inaudible.
-Al hospital.- Ni siquiera tiene la fuerza suficiente para subir sus brazos, estos cuelgan a los costados de su cuerpo, es apenas una muñeca inerte.
Apoya la cabeza contra el pecho de Claude, y siente los acelerados latidos que evidencian el miedo. Desde su posición puede ver su rostro, tenso, asustado, y casi puede sentirle temblar. Su cuerpo no resiste, y cae preso en las garras del cansancio físico y mental.Siente que a pasado apenas un segundo desde que cerró los ojos al salir del departamento. Como si todo hubiese pasado literalmente en el tiempo que le tomó parpadear. Y ahora abriendo los ojos, se encuentra con una mirada chocolate sentada a un lado de su cama con las gafas redondas sobre la cabeza.
Siente un dolor punzante en su brazo y al mirar la zona, en su piel pálida está enterrada la intravenosa conectada al suero.
La mujer a su lado se pone los grandes lentes en su lugar y le mira con una pequeña sonrisa, posando las manos en el cuaderno sobre su regazo.-Hola, Ciel, ¿Cómo te sientes?- Completamente confuso, se incorpora lentamente en la camilla. Siente las piernas adormecidas.
-Estoy bien. ¿Qué estoy haciendo aquí? Quiero... Irme a casa.- Ruega con la voz temblorosa, la mujer le mira con compasión.
-Primero, necesito que respondas unas cosas para mi ¿Puedes?- Asiente lentamente con la cabeza, y la mujer abre su cuaderno indicando que comenzará a tomar nota. -Soy Mey Rin, vengo del departamento de investigaciones de la ciudad, estoy aquí porque el doctor que te ha atendido teme que algo malo te esté pasando.- Ella inclina la cabeza con una amable sonrisa, él le hace saber que no comprende su punto.
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Reflejo-Sebasciel.
FanficDicen que nuestras decisiones reflejan lo que somos. Que nuestro anhelo es el reflejo de lo que creemos merecer. Tan sediento de amor, roto y temeroso. Aferrándose a la primera muestra de cariño que el mundo le entrega. Ciel solo se envuelve en el...