A continuación, el tema a tratar en el capítulo es MUY delicado.
Si eres una persona sensible a temas como el abuso o el suicidio, entra bajo tu propio riesgo.————
-Señora Angelina, por aquí, por favor.- Ahí está, sentado en una silla de madera frente a la puerta, aferrando sus manos a los costados del asiento, con la mirada baja y los labios apretados oyendo la charla del otro lado de la puerta.
Su corazón late ansioso por conocer a aquella parte de su familia. Su madre solía hablarle mucho de su hermana y de lo ocupada que estaba siempre, no recuerda la última ve que la vio, pero no quita que se sienta nervioso.
La puerta se abre de forma lenta y ve la sonrisa amable de la hermana que siempre le cuida, y tras ella, asoma una delgada mujer enfundada en un perfecto vestido rojo que combina con sus labios y sus brillantes ojos ilusionados.
Le mira con temor. Tiene miedo de que ella le grite que su hermana a muerto por su culpa, que todo era su culpa.
En cambio, Angelina se acuclilló frente a él, extendiendo la mano para acariciar su mejilla, y atraer su rostro para poder verle a los ojos.
El tacto de sus finas manos es suave, tibio, y hace que en sus ojos se acumulen lágrimas, las cuales retiene apretando la mandíbula.
Ella desliza suavemente el pulgar por su pómulo acariciándole con cariño, y en los propios rubíes de la mujer se asoman las lágrimas también.-Te pareces a tu padre.- Suspira ella acunando su mejilla en su palma.
Cierra sus ojos inclinándose a su tacto, como si fuese un niño de cinco años de nuevo. -Ya eres todo un adolescente.- Angelina ríe cortamente y él abre los ojos mirándole con timidez. No sabe que decir, no sabe que hacer, solo puede mirarle a los ojos profundamente agradecido por su consuelo cálido.
Apreta sus puños a los costados de la silla, tensa la mandíbula, sintiendo aquel molesto nudo en su garganta subir hasta que se le desbordan las lágrimas. Ya no lo puede contener.-Lo siento...- Solloza, con el cuerpo débil, temblando.
La pelirroja se pone de pie y coge sus manos temblorosas entre las suyas de uñas llamativamente pintadas de rojo, haciéndole levantarse también.
No se atreve a levantar la mirada, sólo puede ver sus manos unidas a las de la única familia que le queda.
Y aunque está aterrado, al mismo tiempo se siente finalmente a salvo.-No fue tu culpa, cariño.- Alza la mirada con la boca entreabierta, recibiendo una sonrisa tan amable que siente que su corazón late más rápido. -Ve por tus cosas, nos vamos a casa.- A casa. Sus mejillas se enrojecen mientras asiente lentamente con la cabeza y se dirige a por su maleta escasa de ropa, donde apenas un libro hace peso.
Iría a casa. Finalmente estaría en un hogar de verdad, finalmente estaría en un lugar cálido de afecto, afecto real.
Toma su maleta con entusiasmo pero inmediatamente se detiene, mira su cama, toma la almohada y la desliza hallando un trozo de papel doblado sobre las mantas. Voltea a todos lados, buscándolo, pero Claude no está ahí y debe irse.
Quiere despedirse. Quiere prometerle que no importa donde vaya o donde esté, lo encontrará de nuevo. Pero ya no hay tiempo. Tiene miedo de tardar demasiado y causar que Angelina se vaya sin él.
Toma sus cosas en una mano, abriendo aquél papel mientras camina de vuelta a la sala principal."No tengo intenciones de despedirme de ti porque sería aceptar que te irás, y probablemente te echarás a llorar y no quiero que las lágrimas pongan borrosa la imagen de tu futuro.
Donde sea que estés espero que seas feliz.
Y a donde quiera que vayas, me encargaré de encontrarte otra vez.Apenas somos unos niños. Pero soy consciente de lo mucho que me gustas y de que en todo este tiempo, incluso he llegado a amarte.
No te atrevas a olvidarte de mi.
Espérame hasta el día en que pueda tomar tu cuerpo y tu corazón juntos.
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Reflejo<Sebasciel.
FanficDicen que nuestras decisiones reflejan lo que somos. Que nuestro anhelo es el reflejo de lo que creemos merecer. Tan sediento de amor, roto y temeroso. Aferrándose a la primera muestra de cariño que el mundo le entrega. Ciel solo se envuelve en el...