VI-Las miradas en la nuca.

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Tenía que admitir que se sentía ligeramente ansioso por salir de casa luego de tanto tiempo. Claude le había llevado a almorzar a un modesto lugar, afortunadamente poco concurrido por lo que incluso se sintió un poco a gusto. Debido a ser entre semana, suponía que era la razón por la cual había tan poca gente.
Luego de la comida habían salido a caminar por ahí, tomados de la mano bajo un tenso silencio. Se sentía extraña la forma en que la gran mano de Claude cubría la suya, sus dedos helados, su agarre firme y su andar poderoso e intimidante. Por alguna razón, los roces en sus brazos, sus mirada casuales y sus dedos unidos parecían encajar a la fuerza y no a la perfección natural que antes sentía.
Era como si no lo hubiese visto luego de mucho tiempo y ya no supiese como tratar con él.
¿Estaría bien intentar entablar una conversación?
¿A Claude quizás le molestaba su silencio y su patético intento de verse animado en aquella cita?
Incluso si estaba andando a su lado, era como si estuviese tan lejos que apenas podía apreciar la figura de su rostro.

Tiempo ya de tanto andar, llegaron a la entrada del enorme parque de paseo de la ciudad, los árboles que adornaban la entrada estaban cubiertos de hojas anaranjadas, corría un ligero viento helado, y el calor del sol era agradable aquel día, la nieve acumulada le daba un toque especial de bienvenida al invernal paisaje. Era un agradable ambiente. Podía verse a los niños jugando con la nieve acumulada entre los árboles, personas haciendo sus rutinas de ejercicio, parejas de ancianos sentados junto al río que cruzaba dividendo el parque.
Se detuvieron en medio del puente de madera que cruzaba aquel río, se recargó suavemente contra el brazo de Claude, aferrándose a su mano con fuerza, mientras observaban el agua cristalina medianamente congelada en algunas zonas, y los peces coloridos andando bajo el agua helada. Al alzar la mirada al costado del riachuelo pudo apreciar el vívido recuerdo de aquel paseo junto a Sebastian y la pequeña niña, su agradable charla y la cálida forma en que Sebastian le había tratado aún si ni siquiera se conocían bien. No evitó que una sonrisa se formase en su rostro y sus mejillas se tornaron ligeramente de rosa mientras mas se hundía en sus propios pensamientos enfocados en aquel otro hombre. Cuando su mano fue apretada ligeramente todo se desvaneció tan rápido como había llegado y le dedicó su atención a Claude.

-Sabes que todo este tiempo que hemos estado juntos, siempre te he amado de la mejor forma en que se puede amar a alguien. No soy un hombre perfecto, ni mucho menos el mejor o quien mas cosas pueda otorgar, pero soy el único que te ama.- Claude no le miraba, por el contrario, observaba a una pareja de ancianos que reía y se susurraba al oído, que estaba un poco mas allá.

-Lo sé. Yo también te amo.- Dijo en un tono de voz suave mirando el perfil de su pareja con ligera extrañeza.
Algunos años atrás probablemente se habría quebrado a llorar aferrándose a su cuello repitiendo cuanto le amaba, pero ahora todo era tan diferente que no evitaba dudar culposamente de si aquello que oía era verdad o no.

-He estado pensando con respecto a nosotros...- Su corazón se detuvo mientras le oía hablar. -Estamos juntos desde la niñez, creo que jamás vamos a encontrar alguien con quien nos sentamos mas a gusto. Al menos yo estoy seguro de que jamás amaré a alguien como te amo a ti.- Entreabrió la boca sorprendido por aquellas palabras. ¿Claude acaso estaba siendo sincero? ¿estaba demostrando arrepiento? ¿Era su modo de pedir perdón? -Quizás no podamos casarnos aún. Pero me gustaría comprometerme contigo. Estoy seguro que no hay nadie mas con quien quiera pasar el resto de mis días. Quiero estar contigo para siempre.- Los dorados ojos de Claude le observaron y en sus labios asomó una pequeña sonrisa.

"¿Para siempre?"

Pensó con un ligero nudo en la garganta. Aquel "para siempre" hizo a su corazón encogerse de forma dolorosa. ¿Por qué lo estaba dudando? ¿Por qué no podía decir que si sin pensarlo como seguramente habría hecho años atrás cuando todo era un sueño? Las lágrimas asomaron en sus ojos azules. Claude le tomó el rostro entre sus grandes manos y acarició el rastro de lágrimas de sus pómulos en una suave caricia. Inevitablemente sintió pánico, iba a pasar el resto de su vida junto a él, y jamás iba a ser feliz. Porque amaba a Claude, lo amaba tanto que dolía, y si siempre estaba concentrado en ese dolor jamás iba a poder sentir el alivio. Amaba a Claude... ¿Lo amaba?

Reflejo-Sebasciel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora