5. No somos iguales (...)

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Al instante di media vuelta dispuesta a regresar y no hablar con ella. Lo pensé mil veces en un tan solo un minuto y regrese... La mire a los ojos y me senté.

—Tenia la esperanza de que estuvieras muerta. Treinta años sin saber de mi... me ves muy cambiada?  -No obtuve respuesta mas que una mirada penetrante de esos ojos negros-
—a que has venido madre? 

-Ella se descubrió el rostro- —Solo quiero hablar contigo...

-Suspire desviando mi mirada de sus ojos- —Yo no quiero hablar contigo. -traje a mi mente aquellos días en los que jugaba en el desierto y comencé a hacer ademanes en el cristal como si rascara la tierra- —Te acuerdas? -dije en voz baja- —De aquella vez en que entro una mariposa al cuarto... No podía volar y yo intentaba que saliera por la ventana. Y tu entraste y le arrancaste las alas... Dejaste el cuerpo con vida. Me dijiste: Lo que no puedas ayudar a vivir, ayudalo a morir. 

—Hice lo que tenia que hacer. -me respondió fríamente.-

—Me quieres decir para que coño has venido? -dije desesperada y molesta-

—Fatima. Quizá no fui una buena madre, pero he tratado de ser una buena abuela. Ella no es como tu... He venido a pedir que la trasladen a la cárcel en la que estaba antes... Sera mas fácil si tu hablas con el director.

-La mire de nuevo a los ojos- —Ojala te hubieras preocupado por mi, madre. Aunque fuera un poco. Pero descuida... que de mi hija me encargo yo! Y yo se que hago!

—Quizá si no te hubiera hecho fuerte, no hubieses sobrevivido. 

—No hables de lo que no sabes! -golpee la mesa- —No sabes quien soy... no sabes quien soy. 

—No quiero saberlo. Solo quiero que ayudes a Fatima.

-Tenia un nudo en la garganta que amenazaba con volverse llanto- —Te la llevaste nadamas nacer... Te la llevaste nadamas nacer!! -dije en un susurro y me levante de ahí- 

Camine unos pasos y Hierro esperaba junto a la reja bloqueandome el paso, me detuve frente a el... dejando al fin salir mis lagrimas hasta que sentí como sus brazos me envolvían.

 dejando al fin salir mis lagrimas hasta que sentí como sus brazos me envolvían

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 —Shh... tranquila... -susurro mientras acariciaba mi espalda con una mano-

Mi llanto incremento aunque yo trataba de controlarme, no se que tenían sus brazos para hacerme llorar con tanta facilidad hasta sentirme liberada. Me seque las lagrimas y me separe y sin decirle nada continué mi camino dispuesta a llamar a Altagracia.


NARRADOR>>

El teléfono de la oficina sonó y Sandoval respondió nervioso

-Mira, no se que carajos pretendes... pero te aviso que tienes a medio cuerpo de policías detrás tuyo! y sabes como termina esto! te voy a ahorrar el final! Vos otra vez dentro!

🦂 ZULIERRO 🦂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora