24. Vivir en una canción

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NARRADOR>>

Una mañana larga en comisaría, la que pasaba Macarena... entre nauseas por su embarazo y mentiras que salían de su boca.
Castillo hablaba con ella en la oficina de ventanas blancas que privaba de cualquier ruido externo.

—Maca... lo que me estás diciendo es muy grave Hierro podría ser suspendido de su trabajo

—Pero ya había renunciado no?

—Me refiero a que jamas lo volveran a contratar en la policía, al menos aquí en España.

—Se lo merece... yo no quería y se aprovechó de que me encontraba muy ebria. No quise abortar por que de verdad quería tener una familia con el y me había prometido que se quedaría conmigo

—Entonces quieres denunciarlo?

—Ummm a Hierro no... la verdad me gustaria que Zulema pague todo lo que hizo, por su culpa murieron muchas personas.

—Maca lo qué te hizo Hierro es serio debes denunciar

—Lo que sucede es que el se iba a hacer responsable viviriamos juntos... f-felices -su voz se quebró y agacho la cabeza- P-pero Zulema lo obligó a irse con ella...

—Sabes donde fue Hierro? te dijo algo?

—Me dijo que había una casa en Panamá d-donde pasarian un par de años luego de su robo en el que me querían involucrar... -sollozo incrementando su llanto-

—Por eso tu sabias donde estaba ese dia...
 Maca le prometí a tu padre que te cuidaría como una hija y ahora debo cumplir esa promesa. Buscaremos a Hierro hasta que nos lleve a Zulema Zahir.

-ella alzó la mirada con una gran sonrisa, casi parecía que no había llorado-
 —Muchas gracias Castillo confió en ti -le planto un beso en la mejilla y luego salió rápidamente con su chaqueta amarilla en manos-

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HIERRO >>

El sonido de las olas y las gaviotas me hicieron despertar lo primero que hice antes de abrir los ojos fue buscar con mis manos a Zulema pero la cama ya estaba vacía.

Me levanté y di un recorrido a la habitación con mi mirada, un suspiro invadió mi pecho. Definitivamente sabía que nada era igual entre nosotros.

abrí las cortinas del balcón que daba la vista directo a la playa, y ahi la vi sumergida en el agua azul de ese océano infinito dejándose llevar por los caballos de espuma blanca que se formaban. Se veía tan tranquila, sin preocupaciones, libre.

Me puse la camiseta y el pantalón, tome una toalla y baje a la costa.

Dudando en qué decirle me senté en la tumbona que tenía la sombrilla a un costado.

Ella seguía sin percatarse de mi presencia y yo deseaba que me mirara.
Parece que lo desee con mucha fuerza porque un par de segundos bastaron para que la viera emerger del agua. El bikini rojo que traía puesto, resaltaba en su piel blanca y la observe casi hipnotizado hasta que llego a mi lado y me dio una sonrisa leve, para despues ponerse la camiseta negra que había dejado en el respaldo de la otra silla.

—Como dormiste? -le pregunté con indecisión-

—Como siempre -se alzo de hombros y comenzó a esparcir bloqueador solar por su pierna izquierda-

—Ayer no tuvimos mucho tiempo de hablar..

—Hablar de que? -alzó una ceja e hizo desaparecer el resto del bloqueador en sus brazos-

🦂 ZULIERRO 🦂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora