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El mundo nunca es lo que esperamos. Y Chiara, una chica normalmente organizada...
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A la mañana siguiente, cuando Kilian y Ángela volvieron, y con la información que contenía el pendrive, se tomó una decisión. Chiara podría elegir entre dos opciones: la muerte por traición o un juicio donde la primera mentira sería penada con la muerte inmediata.
Kilian cayó rendido frente a Chiara quien, gracias a él, había conseguido sentarse luego de horas. El príncipe se frotó el rostro con las manos para despertarse, no había dormido en toda la noche a causa de sus insistencias de que Chiara pudiese tomar el juicio.
—¿Cómo estás?—le preguntó—Lamento no haber podido venir antes...
—Está bien—contestó ella sonriente—. Sé que estuviste haciendo lo imposible para sacarme de aquí. Ya relájate, todo saldrá bien.
El muchacho rió meneando su cabeza.
—Esa suele ser mi frase.
—Sí, y suelo ser yo quien te saca de problemas.
Entonces se paró y se sentó junto a ella. Chiara apoyó suavemente su cabeza en el hombro de Kilian.
—Llegará el día en que podamos estar juntos y en paz.
—Lo sé. A fin de cuentas somos los buenos, ¿verdad?
Kilian asintió para luego enredar sus dedos en el cabello ondulado de la chica.
—Ya hace bastante que no puedes retocar tus rulos. Se está volviendo lacio.
—¿No te gusta?
—Me preocupa más que a ti no te guste. Te volverás loca si te ves frente al espejo.
—Lo dice quien cada mañana moja su cabello para que "se vea lindo".
Un pesado beso cayó sobre la cien de Chiara.
—Lamento arruinar su cita rara, tórtolos—Milia los sorprendió—. Desde ahora yo me haré cargo de ella.
—Cuídala, por favor—pidió Kilian antes de salir y luego de despedirse de su amada con un profundo beso.
—Lamento eso—se disculpó Chiara.
Milia asintió y viéndola a los ojos respondió:
—Sos lo que más le importa y se va a encargar de que todo el mundo lo sepa. Es el príncipe después de todo—Luego tomó aire y cambió de tema de inmediato—Muy bien. Me dijeron que aceptaste el juicio.
—Sí—contestó Chiara mientras la desataban y volvían a atar, esta vez, sin el palo.
—Entonces te cuento. El juicio acá no es como allá. No vas a tener un defensor, te defendés sola. Tenés que ser convincente. Si ganás, se te perdona la vida y vas a pasar a manos de Gaiska, quien se ofreció a hacerse cargo de vos; si perdés, Nill va a decidir cómo vas a morir. Se te va a poner una extensión de un imperium de la verdad de el...¿guardián? Filoas, quien va a controlar si decís la verdad o no ¿Un consejo? No le preguntes quién es o qué es; y no interrumpas a la reina por nada del mundo.