Kilian: El reino caído [EN FÍSICO]

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Última jugada, última oportunidad de tomar el mando. La cobardía era normal en él, pero esta vez fue la ira lo que lo guió hasta los calabozos. Abrió la jaula y mientras la perdida Jual dormía, prendió el imperium que había estado apagado desde su regreso. Esta, al sentir aquella helada sensación, se despertó de un sobre salto y volteó a verlo detenidamente a esos ojos oscuros.

—Majestad...¿Qué hace?

—Te doy la oportunidad de que hagas entrar en razón a tu madre—le dijo el rey Giogio—. Está demente. Quiere llevarnos a la guerra solo para matar al príncipe ¡y nos va a matar a todos!

—Que usted no quiera ir a la guerra, no significa que los demás tampoco queramos. Pero está bien, hablaré con ella—Y antes de irse agregó—. No se preocupe, no le diré que usted me sacó de aquí.

El rey asintió y dejó que se fuera.

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—¿Estás segura de que quieres que nuestros reinos se unan?—le preguntó Jual a su madre cuando estuvo frente a ella.

—Es claro que solo piensa en sí mismo y, para nuestra suerte, sabe lo que le conviene—contestó ella viendo a su ejército entrenar desde la ventana de un balcón—. Además, no me interesa que él vaya con nosotras. Quiero más a su ejército que a él. Mientras lo mande podrá quedarse aquí, escondido.

—Odea quiere ir.

—Pues que venga, pero no tengo imperiums para ella.

Jual asintió y el llamado a la puerta las interrumpió. Un soldado se acercó e informó:

—Nuestros espías informan que la familia real ya conoce la fecha del ataque.

—Bien—respondió Domina—. Que la conozcan y que se preparen. No ganarán esta guerra.

Las siguientes dos semanas fueron de entrenamientos puros. El día comenzaba a las cinco y terminaba a las doce. Nathaniel los había hecho subir montañas, enfrentarse a monstruos extraños y derribar a espías ocultos; mientras se enfrentaba a las sombras que su viejo imperium dejó en su cabeza.

La parte favorita de Chiara era cuando enfrentaba a Kilian con el sable, el cual había mejorado con el conocimiento de plantas aereanas y aquel sable que el príncipe le había regalado luego de su primera pelea. No era fácil, es más, él lo hacía difícil. Nunca se dejó ganar y a Chiara le costó doce peleas derribarlo por primera vez, aún más con la sonrisa que no perdía y los besos que distribuía.

La joven aún no se ganaba la confianza total de la resistencia, por lo que no había un solo momento en el que no viera a Filoas en un costado observándola mientras comía un chupetín. Bendito el cielo, ni con Kilian podía estar a solas, pero a él no le importaba. No era tan tímido como Chiara para que le dé pena besarla en frente de todo el reino. Su relación era completamente distinta a la que estaban manteniendo Nill y Dimitry, quienes pasaban momentos completamente a solas por la repentina timidez de ambos.