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—Oye, oye, ¿a dónde crees que vas?—preguntó Dimitry poniéndose en su camino

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—Oye, oye, ¿a dónde crees que vas?—preguntó Dimitry poniéndose en su camino.

—Debo ir a ver a Chiara—contestó Nill mientras revisaba unas coordinadas.

—¿Otra vez, hermano? ¿Qué sucede? Vas con ella cada cinco minutos. Rosie vino a verme y a quejarse de que la dejaste plantada por esa chica—Nill simplemente lo ignoró para ir hasta su mochila y tomar un lápiz y un papel—. Estás pegado al celular, antes no eras así.

—Lo siento—respondió el pelirrojo una vez que terminó de escribir—. Chiara está ayudándome con una investigación, es todo.

—¿Una investigación más importante que tu novia?

Nill lo miró con una mueca casi graciosa.

—Rosie no era mi novia.

—Todo el mundo creía eso ¡hasta yo!

El joven quiso irse, pero Dimitry le cerró el paso rápidamente.

—¿Es más importante que yo?

Ambos sostuvieron una mirada, por parte de Dimitry, desesperada, y por parte de Nill, culpable. El joven desearía poder contarle todo en ese momento, pero era impensado. Un movimiento en falso y todo el esfuerzo suyo, de sus padres, del reino, se habría ido.

—¡Otra vez, bro! ¡Tu mano!—gritó Dimitry para luego correr a su mochila y sacar una botella de agua.

Nill observó su mano prendida fuego y cómo su amigo le echó el agua, existinguiéndolo. Emociones muy fuertes se habían colado por su corazón, debía controlarse.

—No entiendo por qué te ocurre eso—se quejó el menor mientras envolvía la mano con su saco.

—Ya te lo dije—se excuso el otro—. Es el cigarrillo. La nicotina se queda en mis dedos y con el calor se prende fuego.

—¿La nicotina puede hacer eso?

—Sí, claro.

—Siento que me estás mintiendo.

Ambos ríen como acostumbraban, pero el sentimiento de culpa no podía abandonar a Nill. No le gustaba aprovecharse de la mentalidad de su amigo, pero conforme pasaba el tiempo se volvían más unidos y, en esos momentos donde debía cuidar al príncipe, necesitaba toda la discreción posible.

—¿Quieres ir a tomar algo después de la escuela?

—Claro, solo déjame llevarle esto a Chiara y estaré contigo en un momento.

—Creo que no has entendido nada, Nill.

—¿A qué te refieres?

—¡A qué me gusta Usana!—gritó de repente Dimitry, a lo que el rostro de Nill, más que mostrar sorpresa, mostraba una mueca de extrañeza.

Kilian: El reino caído [EN FÍSICO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora