Para las ocho de la noche ya estamos en mi habitación. Tengo a Kilian recostado en mi cama, con los pies colgando, mirando el techo mientras desinfecto su herida. No habíamos cruzado una sola palabra en todo el viaje, ni cuando llegamos. Solo le pedí que se acomodara para poder curarlo. No se resistió en ningún momento, al contrario, me obedeció como si fuera su madre. Paso a vendarle el tobillo y le pido que se siente. Lo hace de inmediato, a un ritmo lento y doloroso. Mira a la nada todo el tiempo y en ningún momento cruzamos miradas.
—¿Puedes quitarte la camiseta?—pregunto.
Un leve sonrojo parece teñirle las mejillas, pero no se resiste. Se quita la camiseta y observo los golpes que tiene en brazos, cuello, espalda y torso. Sus músculos estaban afectados y puedo jurar que le duele, aunque no lo demuestre. Mantiene la mirada cabizbaja, pensativo. Seguramente por lo que acababa de pasar.
—Voy a buscar una pomada para los golpes. Quédate aquí.
No espero respuesta antes de salir, pues sé que no la tendré. Además creo que es bueno que esté un momento solo, al igual que yo. En un minuto corro al baño y tomo la crema.
Me detengo un instante ahí. Ese es el primer momento que tengo de soledad en todo el día, o mejor dicho, el primer momento de soledad que tengo en semanas ¿Qué es lo que estoy haciendo? Miro el frasco. Pronto hará un mes desde que encontré a Kilian. Al principio pensé que estaba jugando, parecía que le encanta hacer bromas ¿Qué están persiguiéndolo para matarlo? Sí, como no ¿Qué el contrato del guardián no puede romperse? Ajá, entiendo si necesitas ayuda. Pero... creo que nunca lo vi tan real. Estaba pensando que se trataba de un sueño o un juego solamente. No lo creí real hasta que lo vi ahí, tirado, golpeado, literalmente con la vida en las manos. Solo volvió a respirar cuando Gravibus calló. Esto me hace cuestionarme si estoy lista. Nadie me preguntó si quería esta responsabilidad. No sé si podré con esto y ahora no puedo dejarlo. Una lágrima moja mi mano y por eso noto que están raspadas. Siento el peso de todo lo que acababa de pasar en mi cuerpo, siento cómo esos golpes caen, de repente. Duelen. Ya intenté alejarme de él y no pude. Eso...¿fue muy cruel? Pude haber intentado con más fuerzas, pero ¿saben qué? No lo hice ¿Por qué? Aún no lo sé. Creo que esta pelea fue un golpe de realidad para ambos.
Levanto la mirada, veo mi reflejo, seco la lágrima y regreso.
Kilian está justo donde lo dejé. Comienzo a curarlo por sus brazos, luego su abdomen, sin mencionar palabra, y estoy por pasar a su cuello cuando, de la nada, habla al fin:
—¿Estás bien?
Sé que algo no está bien desde que noté que no se transformaba, pero su pregunta me desconcierta. Siento que es un buen momento para dejar salir los sentimientos, sobre todo para que él se sienta libre de hacerlo.
—Sí...—murmuro, y sigo aplicando la pomada. Pienso un momento antes de decir lo que tengo en mente, pero no creo poder reprimirlo—Lo siento—suspiro y me voy tras él, en la cama, para pasar a su espalda. Ahí, en su nuca, veo una especie de tatuaje, como un dibujo, celeste que parecía tener estrellas que se mueven. No sé qué es eso y no creo que sea una buena idea preguntar ahora. Simplemente lo dejo pasar y continúo con mis disculpas—. Soy una cobarde, no puedo con estas cosas. Nunca pude. Cuando me dijiste que querían asesinarte pensé que exagerabas. Nunca creí que fuese real. Nunca hago nada bueno por los demás, me aterra. Y cuando pienso ayudar a alguien—Rio sintiendo lástima por mí misma—resulta...resulta que eres un extraterrestre y sin querer acepté una responsabilidad que ahora no puedo dejar. Lo siento, tú deberías estar con alguien que pueda cuidarte. Yo le tengo miedo al peligro. Lo lamento.
—En realidad—dice—, pensaba disculparme yo. Pero ya lo has hecho tú tres veces en un diálogo—Rie, levemente, y al final lanza una pequeña tos por el dolor.
—¿Estás bien?—pregunto preocupada.
—He estado peor—La tos le hace doler los músculos—. No te preocupes.
—Kilian...—llamo. Me pone nerviosa preguntar sobre sus transformaciones, pero me preocupa mucho más su condición—¿Por qué no te transformaste en la pelea?
—Ah...—suspira de repente y se estira—Tengo hambre.
—¿Tan malo es para que no quieras hablar?
—No—Se voltea y me mira a los ojos—. Literalmente tengo hambre. No como nada desde el medio día. Todas las transformaciones que tuve gastan mi energía. La verdad, tenía planeado escapar y no pelear. No pensé que nos fuese a atrapar. Por eso gasté mis energías en transformarme antes y ya casi no tenía cuando llegó el grandote. Junté mucha fuerza para salir de ahí. Pero fue un segundo que nos detuvimos—chistó molesto consigo mismo.
—Oh...entonces, te traeré algo de comer ahora mismo.
—Te lo agradezco...—contestó frotándose la cara, cansado.
Lo dejo acostarse en mi cama mientras voy a buscar algo de comida. Casi siempre lo bajo y lo hago dormir en su camita, aunque sé que en la noche se sube y se acuesta a mis pies. No sé hasta qué punto verlo como una mascota. Creo que...nunca había pasado tanto tiempo viendo su rostro ¿Cuánto aprecio le he juntado a Kilian en este último tiempo?
Hago un sándwich de queso y tomate, lo único con lo que cuento en estos momentos, y vuelvo a mi cuarto. Allí Kilian está revisando los cajones de mi cómoda y sacando una gran cantidad de fotografías, y no fotografías cualquieras, sino ¡fotografías de Nill!
—¿Qué haces?—grito sorprendiéndolo.
—Oye, no creí que estuvieras tan loca por este tipo.
—¡Ya deja eso!
Dejo la comida en la cama y corro en busca de mis fotos mientras Kilian se voltea en busca del sándwich. Junto rápidamente todo y las vuelvo a guardar donde estaban. Las tenía organizadas cronológicamente y ahora deberé volver a hacerlo, pero tendrá que ser después. Después de que lo regañe con todo lo que tengo, sin embargo, se voltea y dice:
—Gracias por salvarme—Y sonríe. Me sonríe, con ternura ¿Pueden creerlo? Porque yo no. Es la primera vez que me sonríe de esa forma, o mejor dicho, sin burlarse—. Fuiste muy valiente. Me sorprendiste. Francamente, creí que eras una niñita débil que no puede ni con ella misma. Ni siquiera sabía qué hacías con ese sable. Pero me equivoqué.
—Eh...—Me deja sin palabras. Siento un calor en mi rostro. Me volteo, sin mirarlo, solo viendo el cajón cerrado, contesto—Gracias a ti...por salvarme la vida.
Esta vez soy yo la que sonríe tiernamente. Aunque debo recalcar que la sonrisa es mutua, solo por unos segundos, pues parece que la suya desaparece y solo me contempla. Fue solo por un segundo y luego vuelve a sonreír con más ternura que antes. Como si un pensamiento lascivo se hubiese cruzado por su cabeza en un instante.
—De todas formas, eres una loca desquiciada por estar tan obsesionada—ríe como siempre.
—¡Ay, cállate!—contesto, uniéndome a su risa.
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Kilian: El reino caído [EN FÍSICO]
Fantasía[Este libro se encuentra disponible en FISICO. Pueden disfrutar del borrador en Wattpad y conseguir la versión final en la tienda de Tinta Libre. Envíos a toda Argentina] El mundo nunca es lo que esperamos. Y Chiara, una chica normalmente organizada...