Kilian: El reino caído [EN FÍSICO]

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¡Atención!

La nota de abajo es importante. No se olviden de leerla.

Así fue. La vida de la joven humana había sido perdonada...momentáneamente y fue llevada a entrenar para la batalla.

—¿Emocionada?—le preguntó Ángela caminando a su lado junto con Dimitry.

—Sí—contestó ella sonriente. El hecho de ser entrenada, aprender técnicas, a cómo manejar su imperium la mantenía excitada. Era como en una película, hasta que notó la cara de sus amigos—¿Ustedes no?

—Se nota que nunca has entrenado con Nathaniel—contestó en tono cansado Dimitry.

—Es cierto—afirmó con algo de pena la pequeña—. Tu entrenamiento anterior fue con Nill y se la pasaron leyendo libros que había robado de la biblioteca del palacio.

—Fue una misión peligrosa—se justificó ella—¿Pero por qué lo dicen?

La respuesta no llegó, en su lugar se toparon con un fuerte grito de batalla que les puso la piel de gallina.

—¿Preparados sacos de estupidez humana?—les volvió a gritar Nathaniel con Kilian sonriendo, en sobremanera, a su lado.

Los ojos de Chiara mostraron una sorpresa extraña mientras que los demás solo suspiraron, una vez más.

—¿Por qué tenemos que hacer esto si es ella quien está en problemas?—preguntó, erróneamente, Dimitry.

—¡Porque todos ustedes son inútiles buenos para nada que solo saben quejarse de la vida que por suerte tienen!—contestó el príncipe.

—Así que aquí también aplican la presión psicológica—pensó en voz alta Chiara.

—Sí—le respondió Kilian quien se había acercado—. Nathaniel fue ascendido a General Supremo de Batalla de Tenebis antes de que Domina invadiera, y se toma su trabajo muy en serio. Adora torturar a los novatos.

—¡Ahora escorias mal hechas! Sus imperiums serán apagados para ver quién muere primero.

—Pero, ¿no tendríamos que aprender a usarlos...?—lo cuestionó ella.

—Vos...—dijo acercándose—No me importa cuánto aprecio te tenga este debilucho de acá—Señaló a su hermano y este solo rió—, por cuestionar mi autoridad vas a subir esa montaña de allá—Señaló una montaña a poca distancia de unos veinte metros—. Y si te creés tan habilidosa con esa chatarra que tenés, te reto a usarlo para subir, pero solo podrás hacerlo una vez.

Chiara se encogió de hombros. Se encontraba despreocupada, las risas de Kilian la tranquilizaban.

Caminó sin problemas hasta los pies de la montaña y luego apoyó su mano izquierda sobre ella. Acto seguido una escalera de raíces, ramas y hojas se formó hasta la cima. Estaba a punto de subir cuando una mano se lo impidió.