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El mundo nunca es lo que esperamos. Y Chiara, una chica normalmente organizada...
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Estamos volviendo con la caja en las piernas de Kilian, ambos muy sorprendidos ¿Conseguir a alguien que use un imperium? ¿Cómo? ¿Quién?
—¿Se te ocurre alguien?—le pregunto a Kilian.
—No, ¿a ti?—me responde.
—No lo sé, solo conozco humanos. A lo mejor...Nill.
—Sí, será lo mejor.
Lo miro sorprendida.
—Es increíble que estés de acuerdo.
—¿Por qué?
—Bueno, es que creí que no te caía bien Nill.
—Nunca dije que me cayera bien—No respondo—. Cuando volvamos podremos dárselos. Se encargará bien de ellos y seguramente conoce a gente experta.
—Sí. Asumo que llegaremos en la noche, para ese entonces él ya habrá salido del trabajo y estará yendo a su casa.
—Supongo que ya sabes dónde vive—afirma.
No contesto...no contesto ¡Esto no puede estar pasando! Freno el auto de repente.
—¡Pero qué te pasa!—me grita Kilian.
—El trabajo—digo—¡No he vuelto al trabajo! Van a matarme...
Salgo del auto y comienzo a gritar:
—¡Cómo pude ser tan estúpida! ¡Me echarán y no conseguiré un trabajo mejor con diecisiete año! ¡Perderé mis ahorros para la universidad y moriré llena de gatos en el ático de mamá! ¡Después de todo lo que me costó conseguirlo! ¡No puede pasarme esto!—grito y grito, sin parar.
Em...de acuerdo. Creo que yo les narraré el capítulo de hoy, ya que Chiara no se encuentra en condiciones para hacerlo.
Me costó mucho volverla a meter en el auto. Debí usar una de mis habilidades secretas—de las que ella no tiene idea—: tocar su frente diciendo "Somniat" para que caiga dormida, una vieja técnica de relajación que se utiliza en los niños que no consiguen dormir por las noches—mi madre solía usarla mucho en Nathaniel—, solo es necesario presionar el lóbulo frontal suavemente a través de la piel y el cráneo y utilizar la energía del cuerpo para crear reacciones eléctricas que duerman al sujeto mientras se dice "somniar".
Al principio dudé un momento al sentarme frente al volante, pero pasar esas catorce horas viéndola conducir me ayudó a entender el mecanismo. Así que usé mi telequinesis para conducir de vuelta. Fue un viaje largo, pero el lado bueno es que descubrí que Chiara sueña mucho, ya que mueve demasiado los ojos al dormir; además de que lo hace con la boca abierta—para que no se mojara el hombro, coloqué una servilleta sobre él—.
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Al llegar, la recuesto en su cama. Podemos ir a la casa de Nill mañana, aunque debo hablar con él ahora mismo.