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Kuroo tocaba aceleradamente la puerta de su amigo de la infancia mientras le gritaba por dormir demás, aún cuando fue su idea hacer un campamento de entrenamiento por dos semanas con Aōba Jōsai y Karasuno, por esa razón debía viajar hacia la prefectura de Miyagi y gracias al rubio debían correr como alma que lleva el diablo para alcanzar el bus escolar con todo el equipo de la secundaria Nekoma.

La madre de Kenma le dio la llave del cuarto de este para que pudiese pasar y despertarle. El pelinegro sabía que Kenma no había dormido por andar jugando videojuegos y tontamente asumió que este dormiría en el bus que les llevaría, no que se dormiría faltando una hora para irse. Sacudió su cuerpo envuelto en mantas sin conseguir que se levantara, por lo que optó por una medida más brusca que mataría el alma otaku de su amigo.

— Acaban de cancelar Black cover, Kenma...—Asintió levemente mientras murmuraba un "OK". Kuro había olvidado que aunque a Kenma le encantaba ese anime no reaccionaría como Bokuto. Suspiró agarrando una almohada y aplastar su cabecita contra el colchón.

— Auch.

— Muévete, nos tenemos que ir en cinco minutos— Kenma no se levantó asi que su mejor amigo le tocó arrastrarlo hasta el baño, lavarle los dientes y alistar una maleta rápidamente con los necesario para su mejor amigo, empero nunca pensó que algo importante se quedaría atrás, entre las blancas sábanas revueltas.

Al estar tan apurado encargándose de un muy somnoliento Kenma, olvidó lo que era vital para él: su consola.

Tan sólo se dió cuenta de ello cuando estaban a las puertas de la escuela y el oxigenado le preguntó, para no tener que devolverse todo el camino hasta su caso— a parte de que el bus ya literalmente estaba partiendo— le mintió diciendo que estaban en su bolsa.

Honestamente Kuroo no estaba muy seguro de haberla empacado, en especial cuando por poco se le olvidó empacar calzones para el rubio, pero pensó— con su única neurona— que apartar a Kenma de los juegos sería bueno por un rato y que comprendería su falta de atención al olvidar la consola rojita en casa.

Cabe señalar que decir que Kenma casi lo mata es poco, estaba a punto de arrancarle el suave pelo negro— y la ropa— a su mejor amigo.

¿Ahora qué haría? ¿Tendría que socializar? ¡Todo menos eso DIos!

¡Maldito, estúpido y sensual Kuro!

¿Quién se creía que era para olvidar a su bebé en casa? ¡Eso era incluso peor que dejar a un niño encerrado en un carro!

Todos los saques de Kenma aterrizaron el la nuca del más alto, le pegaba tan fuerte al balón que incluso aunque Tetsuro tratase de cubrir su nuca el golpe le sacudía la aceituna que tenía por cerebro; aquello les costó el primer set con Aōba Jōsai. Kozume no se consideraba alguien que dejase que sus sentimientos nublaran su juicio, pero lo que Kuroo había hecho era imperdonable, el enojo le duraría días, semanas, meses incluso.

El pelinegro sabía que fue una pésima idea ocultarle el hecho de estar inseguro sobre si empaco los jueguitos del otro, y su nuca se lo hacía saber por los múltiples golpes que recibía allí

"¡No hay respeto para nadie en este equipo!"

Pensaba mientras hallaba la forma de remediar el enojo del más pequeño. Pensó que fabricarle una tarta de manzana sería lo mejor, empero no tendrían tiempo de aquello, por lo que iría a comprar una en la noche en la cafetería que Kozume había visitado previamente en Miyagi.

No había parado de hablar acerca de la tarta de manzana del lugar, Kenma hablando sin parar ¿Acaso eso era obra de Dios?

Suspiró enamorado, antes de dirigirse a bloquear el remate de Iwaizumi; como le encantaba cuando Kenma le hablaba de sus gustos de sobre manera, era algo que muy pocas veces ocurría, pero cuando lo hacía era supremamente encantador.

ʀᴀᴍÉ |ᴋᴜʀᴏᴋᴇɴ|~ •ʜᴀɪᴋʏᴜᴜ!•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora