Pt. 14 - Complicidad

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Yoongi no comparte el departamento con Hoseok. El muy desgraciado -en lo que a su suerte respecta- vive con seis muchachos alocados y una atrevida extranjera, porque se pasan la mayor parte de su tiempo libre juntos, y el departamento es su lugar predilecto; muy sabiamente Namjoon ya había dicho que el tuyo les quedaba algo chico. Cuando la mañana siguiente a una improvisada reunión para analizar películas de terror japonesas antiguas -y mucho vodka- se despierta con los ojos hinchados y entra en la sala, da un vistazo a su alrededor. Seokjin cocina con un delantal de Spider-Man, Jungkook y tú son sus asistentes de cocina; Hoseok y Jimin juegan a la Play, algún juego de disparos muy ruidoso, sentados en la alfombra; Namjoon ocupa todo el sofá, revisando su teléfono; y Taehyung está sentado en el enclenque banco tras la barra de la cocina, pretendiendo no detallar cada uno de tus movimientos, y no le ves de vuelta, aunque lo sabes, porque tu sonrisa te delata. Desde el campamento no hay ni un solo momento de privacidad entre los dos, el grupo siempre está junto y, como eres la consentida de todos, no te dejan sola un instante, pero por lo menos la tensión entre los dos ha desaparecido, transformándose en una complicidad silenciosa, a la espera de una inminente confesión que, esperas, desemboque en un encuentro físico entre ambos, aunque sea sólo un beso, pero algo.

-Maldita sea -exclama Yoongi, arrastrando los pies para dar vuelta y volver a su cuarto.

Seokjin frunce cejas y labios, y le responde, agitando en el aire una cuchara de palo con la que revolvía el caldo:

- ¡Ah! ¿Por qué tiene que ser tan grosero este niño?

Jungkook y tú se unen en una risa.

Servidos los ocho platillos diferentes, empiezan a comer alrededor de la mesa, la mayoría de pie. Rechazas una de las sillas y la cedes al responsable del banquete, Seokjin, y los demás sueltan broma tras broma. Riendo, cuentas cabezas, y Taehyung te sigue con la mirada.

- ¿Qué sucede? -pregunta, y su voz suena tan angelical que no puedes reprimir una sonrisita. Incluso olvidas responder.

- ¿Qué? -interviene Jungkook.

Vuelves a tus sentidos.

-Yoongi -tomas un gran bocado y dejas la cuchara sobre la mesa. Con el pulgar, te limpias la comisura del labio, te llevas el dedo a la boca para chuparlo y te aseguras de que te salga lo más seductor posible. Jackpot, Taehyung ha dejado de masticar, atónito. Ríes -, voy a decirle que venga a comer. Antes de que ustedes acaben con todo...

- ¡Recuerda que tienes una partida pendiente! -exclama Jimin en lo que te alejas, señalando el juego en la TV, pausado.

Alzas ambos pulgares en su dirección.

- ¡Me prometiste que ibas mostrarme tus tatuajes! -dice también Jungkook, en un puchero.

Frunces el ceño, y antes de desaparecer en el pasillo, respondes:

-Sí, lo sé.

Taehyung no encuentra qué expresión mantener, y se limita a tragar saliva, con la mirada perdida alrededor.

Oh, a ti te los mostraría todos enseguida, cariño. Guiñas el ojo, sólo para él.

Dios. A veces resulta un poco agobiante, pero les quieres. Es como ser la vecina cool con la que todos se impresionan, a pesar de que no recuerdas ser especialmente relevante antes de viajar a Corea.

Empujas la puerta de Yoongi con la punta del pie. Estaba medio abierta, debió estar escuchando el jaleo todo este tiempo, y te preguntas por qué no la cerró por completo. Quizá, y sólo quizá, esperaba esto, que alguien le buscase, porque secretamente quiere ser parte, pero al mismo tiempo no puede dejar de ser el aguafiestas del grupo. Sólo quizá.

안되는데 (I can't) (Taehyung y Tú) (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora