Pt. 13 - Convalecencia

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-Maldita sea, no me gusta acampar.

Te lamentas en murmullos, entre los perturbadores ruidos de la naturaleza y los ronquidos de siete muchachos que llegan hasta tu tienda, te preguntas quién es el más ruidoso. Después de abandonar la por poco extinta fogata, uno por uno se dirigió a su respectivo refugio, y fue entonces que te diste cuenta que, aparte de Yoongi, eras la única con tienda sola, y en ese momento no pareció la gran cosa. Pero lo era, y te es imposible conciliar el sueño. De las muchas conversaciones inventadas que has generado contigo misma, hay una que te reconforta, y es que, haciendo un ligero cálculo de los eventos de la noche, puede que no falte mucho para el amanecer. El frío cala los huesos, pero te sientes tentada a salir y esperar los primeros rayos del sol.

-Ah, al diablo.

Te deshaces como puedes del saco de dormir y, de rodillas, te cubres el cuerpo muy apresuradamente de todos los complementos para el frío que traes en la mochila: Guantes de lana, medias térmicas, bufanda doble, gorrito y una manta delgada que estaba enrollada en el fondo, que prefieres tender sobre el saco a último momento. Y ahora sí, estás lista para salir, porque el exterior no puede ser peor que lo que el interior de la tienda te hace imaginar, tan recluida, sola, con tus pensamientos. Con un suspiro, abres la cremallera.

Para tu sorpresa, la luna brilla con una intensidad que ilumina el bosque, casi como si fuese de día, y observas a tu alrededor. Te pesan los párpados y tienes los labios resecos, pero respiras, descansada, despeja tu mente y te tranquiliza. Después de patear las latas de cerveza que cubren el suelo y rodear la extinta fogata durante un rato, escuchas que llaman tu nombre a tus espaldas, te das vuelta.

-Taehyung -musitas, y seguramente no te ha escuchado.

Te mira con intensidad, y sus ojos claman compasión. Descongela el corazón verle el rostro al rojo vivo, tiene el cabello desordenado y el fleco más sobre los ojos que lo normal. Lleva la ropa del día anterior, como todos, pero debe de estar tiritando del frío. Te acercas, pero manteniendo una distancia considerable.

- ¡Te vas a congelar!

Te deshaces de una de las bufandas y se la extiendes, pero parece una estatua, no se mueve, al punto de no respirar. Traga saliva y su manzana de adán le recorre el cuello con lentitud. Un suspiro discreto se extiende en el aire condensado.

Haces una mueca, le envuelves el cuello con la bufanda y haciendo un nudo en el frente, incapaz de levantar la vista. Frunces el ceño, pensando que quizá con esto has echado a perder todo lo que construiste con tu actitud indiferente de anoche.

-No te he perdonado aun -dices en un murmuro, después de un incómodo silencio. Sin darte cuenta, te mantienes aferrada a la bufanda, con los ojos fijos en sus pies.

-Creo que me parece justo.

Su voz te toma por sorpresa. Suena como la mañana después de la fiesta en el baño, más ronca que de costumbre y seductora, te felicitas por resistir la tentación de lanzarte sobre él para besarlo, por más suave que sus palabras suenen.

Bajas los brazos lentamente, y das un paso hacia atrás, dispuesta a enfrentar su mirada. Tiene los labios separados, balbuceando en silencio. Te obligas a suavizar la expresión de tu rostro, que posiblemente le está haciendo todo más difícil.

-No quería herirte, de verdad -inclina la cabeza, mordiéndose el labio inferior -, jamás fue mi intención.

- ¿Y humillarme?

Se vuelve bruscamente hacia ti.

- ¿Qué? ¡No!

Te alarma que pueda despertar a los demás. Verificas una por una las tiendas, todas están cerradas, y entre el silencio puedes escuchar los ronquidos. Ahora que has prestado más atención, descubres que está amaneciendo.

Le agarras el brazo y obligas a apartarse de las tiendas, entre los árboles. Te apoyas contra uno y cruzas los brazos sobre el pecho, con una expresión de continúa.

Taehyung tartamudeaba, casi inaudible, pero te dice las revelaciones con las que tanto has fantasiado, durante semanas, y es como un sueño hecho realidad. El chupón, un beso y la cercanía de sus cuerpos el día de la fiesta, todo vuelve a tus recuerdos con la ayuda de su relato; aparentemente ambos, fuera de sí, estaban a punto de desnudarse cuando lo detuviste.

- ¿Yo? -ríes, incrédula.

La expresión de su rostro es inmutable, asiente.

-Bueno, es que estábamos bastante ebrios y...

-Tú solo tomaste cuatro cervezas -replicas, alzando una ceja. Te sorprende que vuelva a ser fácil hacer bromas de ese tipo, como la resistencia al alcohol.

Sus labios hacen un puchero, y te mata por dentro, no puedes contener una sonrisa que, seguramente, revela que le has perdonado. Por su puesto que el resto es historia. Inseguro de cómo proceder contigo, confiesa que le costó mucha fuerza de voluntad y física apartarse de tu lado y por poco obligarte a hacer lo mismo cuando estaban juntos en la van.

-Bueno, eso explica mucho.

Empiezas a sentirte mal contigo misma, pero Taehyung continúa disculpándose. Te das vuelta a la mitad de su discurso y caminas hacia el campamento, dejándolo hablar solo.

- ¿A dónde vas? -te pregunta, alarmado.

Te giras hacia él, con una sonrisa juguetona.

-A mi tienda -te ve, confundido, sin moverse -, ¿vienes?


***


El primero en levantarse, después de muchas horas de mañana desperdiciadas, es Hoseok que, a su lado, el saco de dormir de Taehyung se encontraba vacío. Se estiró y bostezó ruidosamente antes de volver en sí. Se cambia como puede en los límites de la carpa y sale para comprobar si es el primero en levantarse. Con el descanso de redes sociales que apartarse de la cotidianidad para acampar traía, el rendimiento de la batería en los teléfonos era increíble, nunca antes vista en un grupo de jóvenes. La hora en el teléfono de Hoseok marca las once de la mañana. Su estómago ruge, y rebusca entre la comida chatarra que sobraba, entre muecas de desagrado, tentado a despertar a los demás.

Recuerda a Taehyung, y empieza a buscar en los alrededores.

Pasan veinte minutos entre que Hoseok despierta y se adentra en el bosque, y Namjoon despierta y él a su vez a Seokjin. Se encuentran con Hoseok en el centro del campamento y despiertan a los demás.

Abrazada al cuerpo de Taehyung, ambos calentitos, sueñas sin imágenes en la cabeza. Es increíble que la primera vez que pasas la noche con un hombre se limite a abrazarse, en silencio, pero hasta ahora es la mejor experiencia que has tenido. Despierta, pero sin abrir los ojos, con la cabeza apoyada en su pecho, sientes cómo se alza con su respiración, y el aroma que desprende te deleita, abres los ojos y te resulta tan relajante que prefieres seguir así por siempre, él también está como una piedra, roncando más silenciosamente de lo que pensabas. Vuelves a quedarte dormida, pero soñando con tu encuentro con Taehyung, tal cual sucede, más el encuentro de sus labios en un beso tierno.

Las voces fuera de la tienda les son indiferentes, porque el mundo es perfecto, hasta que el grito de Yoongi rompe con toda la magia, aun dentro de la tienda.

- ¡AY, POR FAVOR! ¡DÉJENSE DE TANTO MISTERIO, ES OBVIO QUE ESTÁ EN LA TIENDA DE ESA IDIOTA!

Te despiertas de repente, sentándote después de un brinco. Te cubres la boca para reprimir un grito. La cremallera de la tienda se abre y la luz te lastima los ojos. En lo que te frotas los ojos, seis cabezas se asoman, con sonrisas burlonas. Bloqueas la luz con el brazo y te giras hacia Taehyung, aun dormido, que se ha girado hacia ti y -aun sentada- te rodea el cuerpo con los brazos. 

Humillación tras humillación, ¿qué sucede conmigo?, sonríes, porque no puedes reprimir tanta felicidad. 



Hola, espero se estén cuidando, del virus y todo eso. Me siento mejor y tengo muchas ganas de seguir escribiendo. 

¡Saluditos!

-prometo un capítulo muuuucho más hot próximamente, jeje-.


안되는데 (I can't) (Taehyung y Tú) (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora