안되는데 (I can't) (Taehyung y Tú) (+18)

Pt. 22 - Cerradura

Los souvenirs duraban más cuando Yoongi no llegaba de repente a asaltar tu nevera, más todo lo demás que Taehyung llevaba o enviaba de sorpresa, usualmente pagándole a Jungkook para que lo hiciera, y este robaba la mitad de los snacks. Sin tener mucha percepción del tiempo, te das cuenta de que han pasado 12 días desde la última vez que viste a Yoongi, a pesar de vivir en el mismo vecindario, no te lo has topado ni por casualidad. Tocabas a su puerta y no respondía, dejaba en visto tus mensajes y Hoseok, con el que comparte piso, tampoco daba mucha razón de él, dice que no sale y pasa la mayoría del tiempo evadiéndolo. Yoongi era discreto, sabía ocultar cosas de su vida sin que preocupar a los demás, pero llegó un punto en el que todos se preguntaban si había pasado algo en la última fiesta de su apartamento.

Frustrada, lanzas la lechuga al carrito de compras. Namjoon frunce el ceño y aprieta la mandíbula, se está preparando para regañar.

-Sólo te pregunté si recordabas algo de esa noche.

Taehyung camina unos pasitos para alejarse de ambos. Apoyas tu peso en una pierna e inclinas las caderas. Tu posición de regaño.

-Y yo te repito que recuerdo todo a la perfección, y nada extraño pasó, además de tus escalofriantes gritos del otro lado de mi cuarto.

Le das la espalda y meneas hacia atrás tu cabello con un movimiento. Te arde la cara y acercas a la nevera de las frutas para tomar las que están en promoción. Puedes sentir a Namjoon acercándose con el carrito y a Taehyung metiendo cosas "discretamente ". Volteas hacia él y alzas una ceja.

-No necesitamos Nutella, cariño.

Namjoon saca el tarro sin prestar mucha atención, y Tae lo toma de nuevo cuando avanzan en el pasillo.

-Está bien, lo admito -dice Namjoon conciliador -, me descontrolé un poco pero... oye, no me mires así, me estoy disculpando.

-No sé qué tan sincera es una disculpa cuando le sigue un "pero".

Taehyung se encoge de hombros, depositando la Nutella junto a la lechuga.

-Eso Es cierto -te apoya. Se sonríen entre sí y se acerca para besarte la mejilla, aprovechando que no hay gente alrededor que se incomode con las muestras de afecto en lugares públicos.

La quijada de Namjoon parece querer salirse de lugar.

-No pueden culparme... después de tener que presenciar sus tóxicos comienzos.

Le lanzas una mirada fulminante, aun muy cerca de Taehyung, y le rodeas el cuerpo con los brazos. Miras sin mucho interés el contenido de las compras, cuestionándote si es prudente mencionar los mensajes incriminadores de Yoongi y su abierta confesión. Ni si quiera Tae lo sabe, y te incomoda tener que ocultarle algo como eso durante tanto tiempo, pero el conflicto de intereses entre los tres es clave. Taehyung no puede saberlo hasta que hables con Yoongi.

Sacando la comida que Taehyung devolvía, recorrieron el resto del súper casi que en silencio. Después de pagar y subir las compras al ridículo auto de Namjoon, Taehyung se encargó de mantener la conversación por un solo canal sobre una receta de nachos que había visto en internet y que se moría de ganas de probar y que, indirectamente, sugería que debía ser esa misma noche. Sus palabras se sienten como anuncios inaudibles de algún puesto de información en el centro comercial, y te limitas a aceptar y asentir a todo lo que dice; no sabes qué te esperará en la noche, pero es mejor eso a tener que forzar tu cerebro a escuchar. Hasta que un pensamiento se apodera de ti. 

Estás en el asiento de copiloto, y contemplas la ciudad muy detalladamente gracias a la ridículamente baja velocidad con la que Namjoon conduce. Desde la calle, asomándose al edificio de Yoongi, ves a través del vidrio delantero una figura vestida toda de negro, el cabello tinturado de azabache y la piel más pálida que haz visto antes, la bolsa de la tienda de conveniencia en la mano y la otra, batalla con la cerradura de la puerta. Definitivamente es él, nadie en el mundo transmite esa aura tan oscura con Min Yoongi.